«Doctor Zibelius», Premio Logroño de Novela, en palabras de Jesús Ferrero
«Juan Sebastián Zibelius (esa mente abismal de la que quiere ser espejo el relato que aquí se inicia) tardó en aceptar que había surgido del vientre de una mujer, y en consecuencia del vientre de su madre. Su más grave anomalía residió desde un principio en lo mucho que se demoró en adquirir la conciencia de que era hijo de mujer, en lo mucho que se resistió en ver lo evidente, incluso lo más evidente.»
Jesús Ferrero, uno de los mejores exponentes de la literatura española actual, se hizo con el último Premio Logroño de Novela por su trabajo Doctor Zibelius. Entres sus títulos, destacan algunos como Bélver Yin (Premio Ciudad de Barcelona), El efecto Doppler (Premio Internacional de Novela), El último banquete (Premio Azorín) o El hijo de Brian Jones (Premio Fernando Quiñones). Es guionista de cine en español y en francés, y colaborador habitual de National Geographic y El País.
Doctor Zibelius plantea una decisiva cuestión: ¿Qué pasará cuando la Medicina y la Cirugía permitan que un cerebro pueda viajar de uno a otro cuerpo? Una novela que invita a sumergirse en el misterio de la identidad personal y en el desconcierto de un amor que es un triángulo aunque solo sean dos los elementos de la relación. Trata la vida y los hechos del hombre que logró que las almas pudiesen cambiar de cuerpo, y la vida y los hechos de esas almas que de pronto se vieron habitando otros cuerpos. Un inquietante relato de fantasía científica: homenaje a la gran literatura fantástica europea (desde Mary Shelley a Henry James, pasando por Bram Stoker y R.L. Stevenson) pero también a la mitología popular de todas las épocas, desde los griegos al cine fantástico de posguerra.
Doctor Zibelius. Jesús Ferrero. Editorial Algaida, 2014. 256 páginas. 18,00 €
Hijo de un médico de oscuro pasado, Juan Sebastián Zibelius heredó de su padre la pasión por la medicina, el convencimiento de que en el territorio de la inteligencia nunca existirá la igualdad y el cuaderno de cubiertas negras que contiene un descubrimiento científico excepcional. Porque la ambición de Zibelius es, más que curar, adentrarse en la residencia del alma y lograr al trasplante de cerebro.
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En una reciente entrevista el autor declaraba que “el trasplante de cerebro resultaba imposible hasta que el doctor Zibelius y su amigo el doctor Marcovi utilizaron el ‘plasma de la vida’, que permite conectar y soldar la médula espinal al nuevo cerebro. Parte de ese proceso lo cuento en mi novela.” En cuanto a los problemas éticos “existe un debate sobre cuál sería la identidad del nuevo ser producto de la fusión de un cuerpo con un cerebro que no es el suyo. Por descontado que el drama psicológico está asegurado para ese nuevo ser, pero Zibelius y Marcovi lo consideran un mero daño colateral que no ha de impedir de ningún modo seguir experimentando. Los problemas éticos son incompatibles con el ejercicio real de la medicina, según el doctor Zibelius. Si no corremos riesgos de toda índole no llegaremos muy lejos.”
Todo se inicia en 1953, cuando “el doctor Demikhov lleva a cabo en la Unión Soviética su experimento más destacado: el trasplante de cabeza en perros. Consiguió injertar la cabeza, hombros y patas delanteras de un cachorro al cuerpo de un mastín adulto. Tras la operación, los cirujanos comprobaron que el perro anfitrión rejuvenecía. También se llegó a observar a ambos perros salivar y tener sed al mismo tiempo, pero murieron a los dos días y medio. Conviene recordar que el doctor Demikhov fue el maestro del Geronimus, padre del doctor Zibelius.”
“Sin prescindir en ningún momento de la ironía, en mi novela le he dado a Zibelius una albura épica, siguiendo las pautas de la literatura popular de todas las épocas. Zibelius tiene algo de superhombre, hasta las vicisitudes de su infancia tienen las características de la niñez de un héroe, que suele ser siempre muy conflictiva. En la novela, es él quien lleva a cabo el primer trasplante de cerebro, pero una vez realizado entramos en otro problema: el de la identidad del nuevo ser. ¿Quién tiene más memoria? ¿El cerebro o el cuerpo?”
En esta ocasión el mito que más ha inspirado al autor ha sido el de Pigmalión, “muy por encima de otros que podrían parecer más cercanos al relato de Zibelius. Porque buena parte de la novela está dedicada a la formación, asentamiento y consolidación del nuevo ser: Claudius. Digamos que ante todo y sobre todo Zibelius es un Pigmalión, en el sentido clásico y original. Zibelius quiere dar vida a un nuevo ser sin recurrir al sexo, y quiere darle también una nueva conciencia. Sueña en una época en la que los cerebros puedan viajar de uno a otro cuerpo, puedan flotar… No tiene miedo a su propia locura, en parte porque tampoco tiene miedo a la locura de los demás.” Zibelius comparte protagonismo con Claudius, “el hijo de su ciencia y sus desvelos, el nuevo ser, aunque en su parte central otros personajes cobran protagonismo, como Rosana, que hasta el final del relato ignora que su novio tiene otro cerebro, que su novio es otro: que está amando a dos hombres en uno y que aquello es en realidad un triángulo.”