Una pequeña reunión
Una pequeña reunión, Fernando San Basilio. Editorial Metropolisiana, Sevilla, 2013. 117 páginas.
Por Julia T. López
Una pequeña reunión es de esos libros especiales, que uno puede releer de vez en cuando por el simple placer de dejar que su imaginación se pierda en el mapa de una cotidianeidad fantástica, que no es realista en el plano literal de su texto, pero sí en la conclusión que se desprende de su irónica visión, tiernamente triste, del ser humano y su sociedad.
El libro está dividido en dos partes: la primera recopila nueve historias cortas de temática variada, que ya habían sido publicadas en periódicos y revistas, entre 2007 y 2012; la segunda parte, titulada Sueltos americanos, corresponde a un mosaico de estampas e impresiones recogidas durante varios viajes que su autor realizó a Estados Unidos a lo largo de una década. El cambio de género y de formato expresivo entre estas dos mitades resulta refrescante, complementario, porque la figurada realidad de los cuentos, con su argumento y su estructura, se acaba transformando, sin otro personaje que el viajero protagonista, en ese minimalista cuaderno de viaje por el sur estadounidense, a un tiempo observador y nostálgico, literario y cómico a su delicada manera, que retrata nuestro mundo con certera mirada, crítica y comprensiva a la vez.
A través de estos cuentos, hilarantes y reflexivos, el lector conocerá a sujetos como el Dr. Wandosan, que trata de hacer enormes esfuerzos por comprender el mundo sacrificando, incluso, el ocio “vacío y estupefaciente” de las noches de sábado. O al “hombre que libra” y ve cómo el tiempo transcurre de una extraña manera en su autobús, dentro de ese mundo en el que también se halla una tienda crudivegana. O a un peculiar vendedor de corbatas, a un estudiante de Biblioteconomía con dificultades para escribir un argumento con “tensión erótica”, a Ricardo, un desempleado que se hace pasar por comercial, o a una pareja que intenta dar un “pelotazo” mediante la recalificación de terrenos. Los Sueltos Americanos, por su parte, recogen instantáneas del viaje por una geografía en cierta forma conocida por muchos, sobre todo gracias al cine. Su protagonista es el escritor de los cuentos, cuyo mundo, aparentemente no ficticio, comparte esa visión irónica y poética, a veces cercana al surrealismo, de quienes protagonizan sus relatos. Así, se unen ficción y realidad en una percepción común del mundo, que identifica la obra de Fernando San Basilio.
Algo que parece caracterizar los textos del autor, no solo en este último trabajo, sino también en anteriores novelas, es que sus protagonistas son héroes de la absurda rutina, perdedores despistados que se asombran de su desconcierto vital e intentan rebelarse, llegar lejos, alcanzar sus sueños sin darse cuenta de que probablemente nada de todo ello tenga sentido. El estilo de vida de la sociedad del capital, de la clase media entendida como clase consumidora, marcada por sus hábitos y sus deseos, entre grandes almacenes, escaparates y ofertas, se retrata gracias a su pluma como una entelequia, un universo quijotesco que cobija a sus excéntricos personajes mientras el conjunto se convierte en alegoría de nuestro tiempo.
En cuanto al personalísimo estilo del autor, la narración de San Basilio es un ejercicio brillante de construcción y recopilación de imágenes que chispean mientras ilustran la vida con meticulosidad observadora y un finísimo sentido del humor, que evoca a Mihura, a Gómez de la Serna o a Woody Allen.
Sin duda, Una pequeña reunión es un libro original, divertido y muy bien escrito, que combina con elegante cercanía la poesía y el chiste, la metáfora y la ironía. Una muy recomendable lectura para los aficionados a las piezas breves.