Sidecars: Fuego cruzado
Por Alejandro Sotodosos Fernández.
Noche incipiente sobre la calle Barceló. El público se subía las Cremalleras y se ponía un casco de rock&roll para dejarse llevar en Sidecar rumbo a la trinchera, para presenciar el Fuego cruzado que se iba a presenciar en el T-Club.
Aforo completo, penumbra de las noches de buena música y mejor compañía. Leiva como crítico de primera fila y parte de la Leiband dispuesta a acompañar a Juancho, Manu, Gerbass y Ruly en un viaje de sensaciones y emociones a partes iguales.
Al quemarropa disparó en el primer tema de la noche, pidiendo a gritos Déjalo sangrar, en mitad de un juego de luces y acordes que no dejaron de regalar al público el corazón abierto de las canciones escritas desde el alma. Acto seguido, Miénteme nos descubrió que la mentira es un antihistamínico perfecto para la alergia a la Soledad. Aunque siempre habrá un Plan B para cualquier situación, aunque parezca el Peor verano que se avecina sin avisar.
Una explosión sacudió sin avisar. La Dinamita buscó la rendija para ayudar a respirar a aquellos que están a punto de estallar. Algo de lo que escapan los inocentes y calientes Chavales de instituto, que dudan solo un minuto, que invitan a cenar a sitios caros y llevan a las chicas al cine para meterles mano. Eso antes de escapar de la rutina con Los amantes y dejar caer el mito de los tortolitos por su propio peso.
De ser un donjuán al mismo Satán, las Anfetaminas nos dejaron Contra las cuerdas en el primer asalto. Nos subió como el buen cristal y nos transportó al Mundo Frágil donde ya había cerrado el kiosco pero nadie puede decir que no.
Juancho dejó de mirar atrás y nos invitó con su singlea arrasar la Gran Vía, a besar De película, a apuntar la matrícula y a apretar la mandíbula ante un público rendido. Pero, por Si nada sale bien, siempre queda volver a empezar de cero, y gritar a los cuatro vientos Ya no tengo problemas.
Como traca final, Sidecars nos quería regalar una terna de imprescindibles en cualquier tracklist que lleve su nombre. Fuego cruzado nos quitó el miedo a perder en cualquier arrebato de sinceridad. Fan de ti conmocionó a las 1200 gargantas que alabaron a esa profesora de educación física que todos quisimos tener. Y tras un receso breve, nos remataron con Cremalleras, vaciando su cargador de emociones mientras la pena pataleaba en nuestras ganas de más.
Aunque nos conformamos con volverles a ver pronto, como prometieron. Y con las ganas de resguardarnos de todo y de todos en la trinchera y sentirnos vivos viajando sin frenos en un sidecar.
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