Antonio Perales: «Siempre es bueno echar la vista atrás, con los años las cosas se ven más en perspectiva y con menos mala leche»
«En casa de sus padres saludó muy brevemente y de forma rápida a su padre y se dirigió a su madre, a la que prodigó tres besos, cosa poco habitual en Serapio, que era un muchacho poco cariñoso. Se limitaba a dar un beso al aire, pues desde muy pequeñín tenía bien claro que todos sus besos y todos sus fluidos corporales los iba a usar y usar hasta desgastarlos, pero con sus amantes, novias, amigas y esposas. Él siempre pensaba en plural.»
Antonio Perales nace en Madrid en el año 1951 y Chamberí pronto se convierte en su barrio y seña de identidad. De familia humilde, desde bien joven comienza a trabajar como botones y a observar las cosas desde el caleidoscopio de la cultura musical que llega de fuera. Tras un periplo por Benidorm como aprendiz de latin lover, decide dedicarse a la peluquería por completo, trabajando con los grandes maestros de los años setenta y ochenta. Amigo de todos y enemigo de muchos más, su vida es un salón de variedades por donde desfila gente de todos los pelajes. Artista de la insistencia y gran maestro del intrusismo, Perales no es escritor, más bien es un vago constantemente ocupado que se ha centrado en la escritura de las aventuras de un personaje lleno de matices y con mucho de autobiográfico, Serapio Guitart. Elogiado por Elvira Lindo, Guillermo Fesser o Diego A. Manrique, ahora llega a las librerías con su primera novela.
Serapio Guitart, un yeyé en el franquismo. Antonio Perales. Editoral Suma de Letras, 2014. 384 páginas. 19,90 €
Viste pantalón de campana, es un fardón y escucha The Beatles sin parar. Una delirante novela protagonizada por Serapio Guitart, un superviviente y un aventurero que se mueve en un Madrid envuelto en las tinieblas del franquismo. Deambula por la noche de billares, clubes, y serenos guiado por un especial olfato para la música moderna, y a la búsqueda de chicas con las que liberar la excitación sexual típica de la edad. Un imaginario que parece salido de la pluma de Bruguera en un cruce con The Kinks. Serapio es singular; con un padre amante de Rafael Farina y fotógrafo erótico, un amigo vasco pero con cara de moro, un tío que lo obliga a ir a misa y una chica que pretende hacerle abjurar de The Beatles y profesar la fe a The Who, no le quedará más remedio que lidiar con todo ello y refugiarse en aquella España que dejaba los conflictos a un lado para tomarse una copa y que renegó del nodo para escuchar a Los Brincos: la España yeyé.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué un hombre tan polifacético como tú decide ponerse a escribir?
Siempre he escrito, bien o mal. En las redacciones que nos mandaban en el cole yo era un fachita pelota que sacaba matrícula de honor, luego de mayor hice muchos guiones de cortos de cineaficionado, también he hecho crónicas de conciertos de rock haciendo yo las labores de “negro”y mi paga era el ir al concierto gratis… Posteriormente por motivos familiares que no vienen al caso me decidí a plasmar literariamente la interesantísima vida de Serapio (entre risas).
P.- La novela se desarrolla en pleno franquismo de los años sesenta. ¿Echar la vista atrás es bueno a veces? ¿Tendemos a recordar siempre los buenos momentos?
Creo que siempre es bueno echar la vista atrás, pero sin querer yo sentar cátedra, pienso que con una cantidad de años considerable, como es el caso de mi novela, las cosas se ven más en perspectiva y con menos mala leche.
P.- ¿Cómo nació tu protagonista, Serapio Guitart? ¿Cuánto tiene de Antonio Perales?
A la edad de Serapio era yo una persona con “ángel” y un “desgraciado” con mucha suerte. Esto puede sonar a egocentrismo pero no es así, yo me veo en pasado como si fuese otro. Cuando me quise dar cuenta el personaje tenía mucho de mí y esto me facilitó la labor…
P.- Serapio es un yeyé, un vividor, un superviviente, un joven realmente muy divertido… ¿La época conformó al personaje? ¿O el personaje se adaptó al momento?
Serapio tenía clarísimo en el año que vivía. Quien no lo tenía claro era la oligarquía que estaba establecida entonces. Serapio era un lector, de lo que le gustaba y lo poco que leía o veía de los libros y revistas de fuera era el tiempo real. Si con 16 o 17 años no tienes imaginación…
P.- Delirante y disparatada, tu novela se lee en un suspiro. ¿El humor es la mejor herramienta para superar tensiones y problemas?
Sí, pero no olvidemos que el humor nos lo ganamos con creces. Dentro del humor siempre está emparedado algo, o bastante, de tragedia que tenemos que burlar en la medida de lo posible. Siempre tendríamos que ayudar a los que nos hacen de reír.
P.- El resto de personajes que rodean a Serapio también son ciertamente peculiares, ¿existió alguno de verdad o son resultado de una gran imaginación?
He metido en una coctelera verdades y mentiras, pero la dosis de verdad supera el noventa por ciento de la combinación del coctel.
P.- Serapio considera que The Beatles son los mejores por encima de cualquier otro grupo. ¿Seguiría pensando hoy día lo mismo?.
Los Beatles suenan cada vez mejor, y no lo digo yo… Ya son unos clásicos incuestionables.
P.- Los tiempos han cambiado tanto… ¿Crees que en la actualidad podría encontrarse un nuevo Serapio por nuestras calles? ¿Cómo sería?.
Sí, el nuevo Serapio se puede encontrar en esa familia que necesita el sueldo del hijo, que tiene que dejar los estudios y éste por esas cosas de la edad, tiene que divertirse. Posiblemente este mundo lo podamos ver con más facilidad en nuestros emigrantes.
P.- Tu novela es trocito de la memoria histórica de una época que no se antojaba muy optimista, pero que sin embargo parecía tener más claros que oscuros..
Yo soy profundamente espiritual que no religioso y estas experiencias que viví posiblemente pocos chavales las tuvieron. No sé, quizás todo fuese una pequeña compensación por la apisonadora que me pasó por encima con la muerte de mi hermana.
P.- Tu libro es a la vez una banda sonora de la época. Recuérdame por favor qué grupos debería pinchar en un club como los de aquellos años.
Si una discoteca ahora quiere hacer un homenaje poniendo música de la época que habla el libro no solo tiene que limitarse a poner música de los años que van del 64 al 69. Deben ser cautos y no caer en las horteradas, que también las había. Grupos como Animals, BEATLES, Who, Rollings, Kinks, Hollies, Manfred Mann, etc son imprescindibles. De los españoles: Brincos, Bravos, Sirex, Salvajes, Pekenikes y un largo etcétera, pero haciendo una pequeña criba de sus temas. Y por supuesto nada de la chica yeyé!!
Por Benito Garrido.