Apasionadas aventuras de `Las dos bandoleras´ de Lope de Vega
Por Horacio Otheguy Riveira
El hombre que amaba a las mujeres —y además escribió las obras más imaginativas, líricas, divertidas o trágicas del siglo de oro— rinde tributo a dos hermanas que se lanzan a castigar a los hombres para vengarse del desprecio de sus amantes.
Son pícaras, graciosas, vivarachas: mujeres independientes en los brazos de un padre valeroso, célebre por abatir a temibles bandoleros de las montañas de Castilla. Ay, cuánto deseo, amor tierno, amor ardiente, amor-amor de amores que trepan por montañas con tal de alcanzar sus briosos cuerpos encantados de haberse conocido.
Pero una vez que los galanes disfrutan de sus encantos, logran su presa y satisfacen sus instintos, todas las promesas caen en desuso y las niñas allí se quedan, abandonadas a la pérdida de su honor, carentes de toda protección sin aquellos en quienes habían confiado cuando recorrían con sus bocas sus frágiles cuerpos. Casi niñas sin madre en que cobijarse y con padre militar que las tiene idealizadas.
Una vez que los amantes las abandonan de lo más divertidos, entonces las dos hermanas se pertrechan de vestimenta masculina y esgrimen espadas dispuestas a dar su merecido a cuanto elemento varonil se les ponga a tiro. Se divierten un montón montadas en rabia irresistible a la hora de imitar las tonterías masculinas —verbales y físicas— para lanzarse por los caminos en busca de hombres y humillarlos y vencerlos, con golpes torpes y una que otra muerte bien avenida.
Y en esas que se topan con el espíritu de una bandolera (de otra obra de Lope, recurso de los adaptadores que firman una muy discutible dramaturgia) que les enseña a pelear con mayor habilidad, bizarría y no poca euforia (excelentes escenas de lucha)… para salir adelante entre el drama y la comedia, afinando sus perfiles de encantadoras y temibles criaturas que, ¡rediós!, han de cruzarse en día de tormenta implacable nada menos que con el rey Fernando, atrapado con la naturaleza en contra, necesitado de cobijo y protección.
Y lo demás es a ratos sorprendente, en el fondo previsible, casi siempre un gran texto enriquecido por algunos buenos actores, y a menudo malgastado por una versión llena de innecesarias veleidades (impropia de gente de teatro tan importante, con tanta experiencia valiosa, como Marc Rosich y Carme Portaceli): alteraciones del texto original que generan confusión; monólogos que no vienen a cuento e interrumpen la acción, uniformes atemporales diferentes, el protagonista con uniforme falangista (magnífico Helio Pedregal, entre el drama y la parodia sutil de su propio personaje); unas montañas de cartón-piedra de color dorado y un espacio sonoro estridente y desagradable que no sólo no enriquece la acción sino que la dispersa…
Pero Lope de Vega parece sobrevivir a todo, aunque esta vez resiste menos de lo que debiera en este final de temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que abrió con una excepcional La verdad sospechosa, siguió con un buen Caballero de Olmedo, recuperó de la pasada temporada una triunfante La vida es sueño, y deslumbró con una extraordinaria Cortesía de España en Matadero-Naves del Español… y cierra con esta puesta en escena que chirría por todos lados, pero que indudablemente tiene el mérito de acercarnos a una de las grandes creaciones feministas de Lope: el hombre que amaba a las mujeres de modo infatigable y de diversas maneras, coronándolas de gloria con el mayor reparto de poderosos personajes de la historia del teatro, Shakespeare incluido.
Las dos bandoleras
Autor: Lope de Vega
Dramaturgia: Marc Rosich y Carme Portaceli
Dirección: Carme Portaceli
Intérpretes: David Luque, Álex Larumbe, David Fernández, Llorenç González, Albert Pérez, Carmen Ruiz, Helio Pedregal, Macarena Gómez, Gabriela Flores.
Escenografía: Paco Azorín
Figurines y vestuario: Antonio Belart
Espacio sonoro: Jordi Collet, «Sila»
Asesor de verso: Gabriel Garbisu
Iluminación: Maria Domènech
Lucha escénica: Kike Inchausti
Maestro de esgrima: Jesús Esperanza
Lugar: Teatro Pavón
Fechas: Del 8 de mayo al 8 de junio