Canal Nostalgia: «El tiempo es oro»

POR GABRIEL CÓRDOBA. Si crees que los concursantes de «Saber y Ganar» deben tener una gran cultura para poder responder acertadamente a las preguntas, es que no conociste otro programa de finales de los ochenta que cambió el concepto de entretenimiento cultural. Un concurso que, además de ser un lema para la vida, solo premiaba a los más cultos, aquellos que tan sólo utilizaban su memoria para contestar, sin varias opciones de respuesta y sin internet. Estoy hablando de una joya de nuestra historia reciente. No demos más vueltas, vayamos al grano, que «El tiempo es oro».

 El programa debutó en el año 1987 en La 2, aunque a los pocos meses pasó a La primera, y duró en nuestras pantallas hasta 1992. Dirigido por Sergi Schaaff («Si lo sé no vengo», «Saber y ganar»), es difícil no asociar este espacio a un hombre que se convirtió en un asiduo de nuestras pantallas y en un sinónimo de cultura; el recientemente desparecido Constantino Romero (1947-2013)

 El concurso consistía en que los participantes primero debían superar una tanda de preguntas de cultura general, luego de un tema que ellos escogieran y una última parte donde deberían contestar a una única cuestión mucho más compleja con la ayuda de una enciclopedia y dos compañeros más. Después de esa prueba final, los que conseguían contestarla se llevaban el premio acumulado que a veces podía superar los millones de pesetas. Hoy en día sería impensable hacer un programa tan denso como «El tiempo es oro».

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Constantino Romero en «El tiempo es oro»

 

En nuestra sociedad no hay cabida para la verdadera cultura, el saber y la curiosidad que vaya más allá de las vidas privadas de los demás. Por supuesto hay excepciones como el ya mencionado «Saber y ganar», pero desde luego, nuestros concursos actuales son una caricatura de lo que fue nuestra televisión. Ahora se busca mucho más el espectáculo, la espontaneidad y la diversión por encima de los conocimientos. Se valora mucho más el carácter que la preparación, llevándonos a unos modelos de sociedad que poco tienen que ver con lo que realmente importa.

 Si analizamos nuestras pantallas actuales veremos que, hoy en día, el dinamismo está en todos los espacios televisivos, posible herencia de internet, el cine y los videojuegos. Nos hemos acostumbrado a recibir muchísima información de forma interactiva y rápida y la actualidad está a golpe de click en nuestros móviles. Twitter, Facebook, Google, Wikipedia, etc… tenemos todo el conocimiento a nuestra disposición. ¿Quién necesita retener datos si está todo ahí? Está demostrado que los vídeos más vistos en Youtube no duran más de tres minutos porque ya nadie es capaz de aguantar mucho más delante de una pantalla sin aburrirse, a no ser que el ritmo de la información sea trepidante. Y esta intolerancia casi ha llegado a nuestras casas con programas de televisión en multipantalla, contenidos interactivos y espacios de entretenimiento más parecidos a películas de acción o dramas intensos.

 Analizándolo así no es de extrañar la escasez de la cultura por la cultura, del placer de retar tu intelecto. «El tiempo es oro» es inviable en nuestra televisión actual porque efectivamente, en nuestras pantallas, el tiempo es oro.

 

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