The Secret Society of Fine Arts (2012), de Anders Ronnow Klarlund
Por Miguel Martín Maestro.
“El cine danés ha perdido su alma”. Con esta concluyente frase el director dice haber puesto fin a su carrera como tal a los 41 años. Ama pronto, vive rápido, muere joven y deja un cadáver bonito. Como epitafio no está mal para despedirse de la realización, ya conocemos de muchos otros que han dicho cosas parecidas antes y han seguido como si tal cosa, y desde luego que si hubiera que desear algo sería que faltara a su palabra y acometiera nuevos proyectos con tanta libertad y creatividad como éste último.
Si Thomas de Quincey reelaborara en la actualidad su Del asesinato considerado como una de las bellas artes puede que adoptara una posición similar a la de Klarlund en la película. Para cuestionar la concepción del arte arremete contra todos. La radicalidad de la propuesta no puede ser aceptada por el “establishment”, demostrar a la ciudadanía que de la destrucción puede surgir belleza es algo que no estamos preparados para asumir.
“Estás desnuda porque no llevas ropa, pero no estás desnuda porque no me enseñas lo que ocultas en el interior”. Prácticamente con esta frase se inicia el trasfondo de la película, la relación de Eva con un grupo de estudiantes de bellas artes singular, tan atípico como ajeno a la necesidad de aprender arte clásico. Inspirándose en las tragedias del 11S y de nuestro 11M diseñan la construcción de arte y belleza a partir de la destrucción controlada de espacios públicos. Obviamente las agencias de inteligencia rápidamente entrarán en acción para identificar a los componentes del grupo, por más que estos eviten producir muertes, quien usa explosivos corre el riesgo de sufrir accidentes.
Reconstruirán un museo de historia natural, un bosque y, finalmente, hasta el propio cuerpo humano mediante complicados diseños que reproducen, previamente, el resultado final esperado de reconstrucción. La voladura de un museo de historia natural arrasa con las instalaciones, pero provoca en la ciudad (presumiblemente Berlín), sucesivamente, una lluvia de plumas de colores de animales desaparecidos, una lluvia de mariposas, un colmillo de mamut construye una estatua al clavarse en el parabrisas de un BMW…
La historia se cuenta en imágenes, pero en imágenes fotográficas, que no de cine, dar profundidad, movimiento, perspectiva y tres dimensiones a la fotografía es uno de los alicientes visuales de la película, también produce cierta fatiga ante la falta de costumbre, el referente más cercano intelectualmente que recordamos inmediatamente es La jetée de Chris Marker, en España el año pasado pudimos ver una construcción similar en Caída libre de El tornillo de Klaus, si bien en una propuesta formal y de fondo muy alejada.
En esta película los individuos carecen de importancia porque lo cuestionado son las verdades inmutables, el terror y el arte se mezclan, pero se mezclan hasta el punto de que quien diseña los explosivos fue preparado por el ejército israelí para hacer lo mismo en Palestina, quien achaca a uno de los integrantes la destrucción del patrimonio histórico habrá de escuchar que algo parecido ha pasado en Irak y Afganistán con los bombardeos occidentales. Vivir se ha transformado en hacer muchas cosas y hacerlas rápido, no pararse. Como si fuéramos peces que si dejan de nadar se ahogan, los hombres recapitulamos los días en función de todo lo que hemos hecho a lo largo de la jornada, y si el balance es desastroso contamos con la fábrica de e-mociones para finiquitar nuestras ondas alfa cerebrales, una sesión de televisión nos termina de anestesiar y preparar para el día siguiente.
El interrogatorio se desarrolla en total fuera de campo, oímos voces pero no vemos imágenes, sabemos que la historia se desarrollará en poco más de una hora, es el tiempo que Louis ha preparado para llamar a Eva mientras esté siendo interrogada y revele el origen del grupo, sus aspiraciones y sus componentes.
“Lo rápido que nos movemos, correr al trabajo, volver a casa, cocinar, comer, follar, dormir, 24 movimientos por segundo, movimiento, movimiento, movimiento. Cuanto más corremos menos sentimos, ¿sabes qué hace el arte cuando se hace bien? Para el mundo a tu alrededor, rasga un pequeño orificio en la alfombra de la vida diaria, cortas en el presente y el futuro se filtra”.