Arte

La obra de Enrique Herreros vuelve a la cima donde merece estar por siempre

Por Guillermina Royo-Villanova.

 

Museo Enrique Herreros. 
«Casa Bárcena» 
Carreña de Cabrales, 
Concejo de Cabrales
Asturias
Inaugurado el 30 de marzo.
 

Han sido once años de esfuerzo e ilusión por fin recompensados; el pasado domingo 30 de marzo al sonido de las gaitas se abrió el cielo en Los Picos de Europa para iluminar la esperada inauguración del Museo Enrique Herreros en Carreña de Cabrales.

 

La muestra cuenta con 81 cuadros de temática exclusiva de los Picos de Europa y 30 láminas de humor en la montaña, obras que irán cambiando cada seis meses.

 

2elcotidianoSu hijo Enrique Herreros ha mantenido y alimentado la memoria de su padre desde que fallecerá en 1977 en Los Picos de Europa, conservando durante todo este tiempo la obra íntegra del genial miembro de La Otra Generación del 27, con la ilusión de compartirla como memoria artística de la historia de España; el buen hijo – pues si él se refiere a su progenitor como “mi buen padre” creo que su admiración y esfuerzo, bien le hace merecedor de este apelativo- llegó a Cabrales arropado por conocidas caras de la cultura, el deporte y la política. Entre ellos una enérgica y alegre Nati Mistral, protagonista de películas de Herreros cono María la Jerezana o La Muralla Feliz, el pintor asturiano Manuel García Linares, los periodistas Pedro Páramo, Javier Montini, Juan Antonio Porto y César Lucas, Javier Rioyo, el montañero y escritor César Pérez de Tudela, Enrique Cerezo, Rogelio Blanco, Felipe Hernández Cava, Ángel Lueje, Adolfo Rodríguez Asensio, director general de Patrimonio Cultural del Principado, Francisco Álvarez Cascos y su mujer María Porto, y los actuales alcalde y teniente de alcalde de Cabrales, Carlos Puente y Francisco González, entre otras autoridades.

 

 Bajo el techo aguardillado de Casa Bárcena, Ángel Lueje, abrió el acto con un emotivo y documentado discurso sobre la trayectoria del artista, seguido por el periodista Pedro Páramo y Enrique Herreros que consiguió tanto emocionar como hacer sonreír a los asistentes sin olvidar mencionar al anterior alcalde, y propulsor del proyecto José Antonio Pérez Prieto; el actual alcalde Carlos Puente y el teniente de alcalde Francisco González terminaron el acto nombrando a Enrique Herreros Hijo Adoptivo de Cabrales a título póstumo.

 

 Y LA MONTAÑA TE ACOGIÓ BIEN

 Para entender la prolífera obra de Herreros es necesario conocer su faceta como montañero. No todo era paz en la cima, su amor a la montaña estaba unido al riesgo que conlleva el deporte, a un sol, una hierba, el corrental del viento cortante y los accidentes de su naturaleza, brava o mansa, cálida o helada. La montaña acentuó la carga poética que dirigía sus pasos en vida y obra. Como escribiera alguien algún día en un ensayo sobre el artista, “En casa del Herreros se tocan muchos palos” y es que Enrique Herreros era un humanista en las nuevas artes atreviéndose con el cine, los collages y la publicidad; un experto pintor, grabador, ilustrador, director de cine, actor, cartelista, fotógrafo, escritor, bibliófilo, representante, uno de los artífices de la época dorada de los cines de Gran Vía en los 30, y el único pintor que ha ilustrado tres veces El Quijote cuya Summa Cervantina cubre tres estilos muy diferentes, dejando sólo en La Codorniz más de 2.000 viñetas y 800 portadas aparte de encargarse de la titulación y diseño de la publicación, siendo pieza clave para entender el desarrollo de esta revista y el humorismo gráfico en España; pero además Herreros fue un sobresaliente montañero, esquiador e hincha del Real Madrid. Todo esto era producto de una personalidad jovial en un hombre ocurrente con un talento especial, una voluntad de hierro y un verdadero devoto de sus pasiones y aficiones. En definitiva un poeta en todas sus facetas artísticas. Su unión con la naturaleza, sus incesantes proyectos de superación en la montaña, su conciencia y realismo ante los problemas unido a su arte alegórico siempre sin cursilería, le hace poeta. Alguien diría sobre él que la amplitud de su mirada era tan grande como la bondad de su pluma.

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En los últimos catorce años de vida Herreros alternó su estancia en Madrid con largas temporadas en los Picos de Europa siendo esta su época más fructífera. Enrique se sentía feliz pintando y dibujando para él mismo sin tener que rendir cuentas a nadie, en la cima, donde la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.

 

Carta a Enrique Herreros

 Bien sabías Enrique que la ley primera y fundamental de la naturaleza era buscar la paz que nada hace en vano y en ella se hallan todos los estilos pasados y futuros; bebiste de las cumbres de Goya, Quevedo, Solana y Castelló entre otros pintores europeos a los que admirabas como el Bosco y Modigliani. Tu primer cuadro al óleo sería un paisaje del Naranjo de Bulnes, el Picu Urriellu, la montaña que te inspiró notables pinturas te hizo de lecho convirtiéndote en el primer alpinista que pernoctó en su cima; entonces la montaña fue a tu lienzo, hoy tus lienzos vuelven a la montaña.

 

Como admiradora, mantengo la sonrisa de la nostalgia y el agradecimiento por habernos acercado la semilla del humorismo del 27 hasta nuestros días. Como amiga de tu hijo Enrique y testigo del amor y devoción que te profesa, me emociona hasta la lágrima el saber que como sabiamente reza el epitafio de Cela sobre tu tumba, la tierra de Potes te acogió bien como sepulcro, pero ahora, por fin, la tierra de Cabrales te acoge bien como pedestal.

 

 

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