Madre, in memoriam
Madre, In memoriam. Recuerdos de un chico difícil. Phil Jourdan. Carpe Noctem, 2014. 162 págs. PVP: 13,5 euros / Ebook: 4,84 euros
Por Sara Roma
A Phil Jourdan (Londres, 1987) se le quedó marcado a fuego en el disco duro de la memoria aquel Día de los Veteranos en que el Papa estaba leyendo su discurso ante un concurrido grupo de feligreses y él esperaba junto a su hermana en el aeropuerto para tomar un avión rumbo a Portugal, pues su madre había tenido que ser ingresada repentinamente en un hospital y desconocían lo que le había ocurrido, solo sabían que debían «estar preparados para lo peor».
Madre, in memoriam (Carpe Noctem, 2014) es una novela catártica, pues le sirve de terapia para superar el doloroso trance de la pérdida de su madre. El duelo y la naturaleza del vacío marcan las primeras páginas de la obra y, aunque no hay consuelo para el dolor de vivir en el mundo sin la compañía de una madre, la normalidad se va imponiendo en una narración donde recrea antiguas escenas de verano o de la época en un internado en Suiza para componernos el retrato de una madre callada, melancólica y a veces sufrida, que disfrutaba aprendiendo ruso y dando clases de informática. Una narración que a todas luces revela su obsesión con el mito freudiano del amor edípico del infante celoso, confuso y parricida, pues «no hay nada más místico que el amor de uno hacia su madre».
Al mismo tiempo, esta ópera prima es el relato de una infancia atormentada en la que ya empezaban a aparecer los primeros síntomas de una enfermedad mental, psicosis, que tardaron años en diagnosticarle. Phil era un chico complicado, inocente, arrogante, inseguro…, pero en el fondo era un infeliz que buscó refugio en la literatura. Esa fue su verdadera terapia. La ira, la soledad, el deseo de vengarse de un universo que parecía confabular se materializaron en Bride, una novela grotesca y salvaje inspirada en sus amigos y en sus profesores.
La novela es interesante para lectores introspectivos e íntimos, con cierto punto voyeur y cotilla, pero también dispuestos a sumergirse en una trama profunda en la que el punto de vista de la narración en primera persona cambia brusca y repentinamente para adoptar el papel narrador de la psicóloga que lo atiende, del director del internado donde estudia…Y es que, en palabras de Caleb J. Ross, «la perspectiva para él es un aspecto moldeable».
Madre, in memoriam es el retrato de la muerte no como un destino cruel de todo ser humano, sino como el triste desamparo que sufren los que permanecen vivos y sienten la ausencia del ser querido.