Por Alberto Di Francisco. Hola Lectores! Aprovecho esta mañana luminosa y en silencio, para traer un poema que escribí hace un tiempo atrás, y que imaginé con una temática elegíaca (aunque coincido con Borges, cuando decía que, al fin y al cabo, todo poema es elegíaco…) .

Lo imaginé como un diálogo interno, a la luz del chispazo fugaz de un recuerdo, en que un hombre rememora épocas y personas ya lejanas, lejanas por la vida y por las distancias, por las circunstancias y por las elecciones. El disparador fue la lectura de un libro, en el cual se mencionaba que para el espíritu,  la (s) vida (s) en el cuerpo,  en que las facultades se encuentran acotadas y restringidas a la materia, eran como «noches del alma»… Lo titulé PARAÍSO, porque la condición de todo Paraíso que se precie de tal, es que esté Perdido.

Espero les guste y dejen sus comentarios!

PARAÍSO 

En esa noche de su alma, pulsó las cuerdas

que desatan bellas e inefables armonías;

y prendidas a ellas, los recuerdos de otros días

se acercaron al corazón, diciéndole: «¿te acuerdas…?»

Ah…, cómo olvidar aquellos manantiales

cristalinos de sus ojos, donde anidan las flores

que en el ama crecen; y a cuyos albores

emergen suspiros y caricias virginales…

Cómo olvidar el indescifrable embeleso

que dejara en el aire con sus ademanes sedeños…

¡Qué universos fantásticos, coronados de ensueños!

¡Cuánto mundo de sensaciones, por él inexpreso!

Y cuánto misterio, y qué de consagraciones milagrosas

no llegaron a nombrar sus palabras imprecisas…

(mientras, sentía flotar en derredor los suspiros y las brisas:

esa comunión divina del alma, con el alma de las cosas…)

«Quién pudiese -se dijo- contemplar tan altiva

belleza, que me remonta a lejanos mundos halagüeños!«

————————————————-

Y hoy, pasados los años, del recuerdo y sus perfumes beleños

la visión le viene a menudo con cierta gracia sensitiva,

y la contempla derramando sonrisas, de la mano de sus pequeños…

 

Alberto Di Francisco