El largo invierno chino
El largo invierno chino. Carlos Palacios. Eutelequia editorial, 2013. 206 páginas. 18,00 €
Por Sara Roma
Siempre ha habido una fecha en el calendario específica para las profecías. Parece que el hombre no puede vivir sin estas apocalípticas predicciones. La última reconocida fue la del 21 de diciembre de 2012 creencia basada en el antiguo calendario maya. El caso es que el solsticio sucedió sin que ocurriese nada especial. Pero el escritor Carlos Palacios (Granada, 1981) recupera esta efeméride como punto de partida para recrear su personal fin del mundo en su novela El largo invierno chino (Eutelequia, 2013).
Juan Almendros es un joven que llega a Milán para trabajar como profesor de español para extranjeros. El destino querrá que, desde el primer día, conozca a una serie de personajes que cambiarán el rumbo de su existencia y harán tambalear los cimientos una vida que creía estable. «Quién sabe si para usted venir a Milán no es el principio de una nueva historia o el final de una historia que todavía no conoce», le anuncia Antonio, un señor que conoce en el tren que le lleva a la estación central.
En efecto, su estancia en la capital del diseño no será todo lo idílica que había imaginado. El destino de Juan Almendros se encontrará con el de John Won, un chino que, gracias a un esclavista contrato cuencoarrocista, puede trabajar en la soñada Europa a cambio de un crédito de vida que satisfará sus necesidades y la de su familia. El CUBO es un edificio de cemento donde trabajan cientos de compatriotas dirigidos por una especie de Gran Hermano que los vigila las veinticuatro horas del día y les recuerda constantemente cuál es su misión: «es la época en la que el glorioso sol oriental prevalecerá sobre el gris invierno europeo. Hemos venido para quedarnos». La conquista de los chinos no conoce ejércitos ni grandes batallas, pero el jefe del CUBO está dispuesto a todo, incluso a atacar un monumento simbólico de la ciudad como la catedral de Milán, «símbolo máximo de una arrogancia extrema».
En los años sesenta el peligro estaba en el Telón de acero que contenía la constante guerra fría entre la Europa occidental y el bloque comunista. ¿Vendrá ahora ese peligro de oriente? ¿Llegarán los chinos algún día a dominar y a conquistar el mundo mediante su guerra silenciosa? Juan Almendros descubrirá que en el corazón de Europa, en la ciudad de la ópera más famosa del mundo existe una organización capaz de cambiar un mundo
Lírica, escatológica y políticamente incorrecta, El largo invierno chino es una obra a caballo entre la novela distópica y la de ciencia ficción, no apta para lectores sensibles. Si es usted chino, no la lea a menos que tenga un gran sentido del humor. Es más, su lector ideal debe ser joven, fresco, irreverente e inconformista, con un bagaje intelectual y cultural suficientemente alto como para entender la ácida crítica a un sistema político y económico que puede que vuelva a estallarnos en la cara.