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Entrevista a Pep Bras: «En la vida hay que volver a levantarse siempre»

 

Por Carmen Fernández Etreros (texto y fotografía).

 

EPepBrasl naufragio de un trasatlántico que procede de Barcelona en una perdida isla caribeña, una playa alfombrada de cadáveres, un ataúd que baja desde el cementerio por el agua arrastrado por una riada hasta la puerta de la casa de una doctora, un muerto que sale del ataúd… Así comienza La niña que hacía hablar a las muñecas de Pep Bras que llega a nuestras librerías de la mano de Siruela y con cuyo autor charlamos esta mañana soleada de marzo en Madrid. 

Una novela que emociona desde la primera de sus páginas y en la que sus protagonistas tienen que luchar toda su vida contra un cruel destino para alcanzar el amor y la felicidad en una isla perdida de Brasil y en el fascinante París de los años veinte.

La niña que hacía hablar a las muñecas comienza a principios del siglo XX cuando un trasatlántico procedente de Barcelona naufraga ante la isla brasileña de Ilhabela, un paraíso exótico que vive bajo la leyenda del jaguar Gápanemé. Joan Bras, que sobrevive casi milagrosamente después de ser enterrado vivo, vivirá una apasionada historia de amor con Catarina, la atractiva viuda doctora de la isla.

Pep Bras es licenciado en Periodismo y trabaja habitualmente como guionista en televisión, radio y cine. Ha colaborado con Andreu Buenafuente en El Terrat desde sus comienzos en la radio, y también con Julia Otero e Isabel Gemio. Como autor de narrativa despuntó temprano con el libro de relatos El bajel de las vaginas voraginosas (1987), premio La Sonrisa Vertical, también destacan las novelas L´edat dels monstres, finalista del Premio Sant Jordi y La vida en siete minutos

Pero cuando charlas con él te das cuenta de que es ante todo es un enamorado de la literatura, un constructor de historias: «Todos tenemos un corazón, una historia y eso es lo que quiero transmitir».

 

P. ¿Cómo nació tu vocación por la escritura?

R. Es como una enfermedad. Se nace, no se puede explicar. Mi primer libro fue de poesía, lo escribí con once años y mucha gente lo esconde en un cajón y son muy sensatos escondiéndolo, pero yo no lo hice. Lo presenté a un concurso de la Coca cola que se hacía en Cataluña y quedé tercero en ese concurso de redacción. Y desde entonces he seguido escribiendo. Soy inútil para el resto de cosas, lo único que sé es escribir. Si tengo que cambiar una bombilla, no sé hacerlo.

P. Te voy a hacer la pregunta que seguro se hace cualquier lector después de leer tu novela, ¿La niña que hacía hablar a las muñecas está basada en una historia real?

R. Está inspirada en hechos reales pero desde el principio doy una pista de que va a ser una novela: el naufragio. El comienzo está basado en un naufragio de un trasatlántico que partió de Barcelona e iba a Buenos Aires y naufragó en la costa de la isla de Ilhabela de Brasil. Todo esto es real pero si lo buscas por Internet no vas a encontrar ningún barco Príncipe de Barcelona sino el Príncipe de Asturias y ocurrió en 1916, siete años después. Desde el principio estoy diciendo que está basado en hechos históricos pero que es una novela. Los escritores somos muy mentirosos y eso se asume desde el prólogo.

P. ¿De dónde surge la idea de la novela?

Para empezar a escribir siempre tiene que haber una imagen, «un campamento base» y el momento que tenía ganas de contar era el de la noche que el ataúd recorre las calles de la aldea y toda la población lo va siguiendo y llega hasta la puerta de la doctora. Ese momento es lo que me hizo empezar a escribir el libro. Y este momento es real pero no ocurrió aquí sino en Premia de Mar…

P. En la novela la naturaleza, la selva y los animales tienen  un papel importante en las vidas de los protagonistas Jon, Catalina y Sión, ¿qué has querido expresar con ello en la novela?

R. Gápanemé es un símbolo, la muerte siempre nos está acechando y la selva es la oscuridad, las sombras. Si no te tomas la novela como de aventuras y te la quieres tomar como simbólica, Gápanemé es la muerte. Y curiosamente está disfrazada de juego, porque el padre y la hija juegan con Gápanemé. Una muerte que está ahí siempre desde que nacen los personajes. Por eso cantan para ahuyentarla.

P. En la novela los protagonistas son personas muy luchadoras que tienen que enfrentarse a la vida para sobrevivir, Catalina a la muerte de su marido, Joan al naufragio y a la pérdida de memoria, ¿en la vida lo más importante es resistir?

R. En la vida hay que volver a levantarse siempre. Hay momentos de un dolor insoportable cada uno a su manera para todos los protagonistas. Todos los personajes acaban resistiendo todo lo que les pasa que son cosas terribles. Todas menos un personaje que acaba sucumbiendo. Y sucumbir nunca es una opción porque quedas apartado de la vida totalmente.

P. ¿Y por qué elegiste París para la segunda parte de la novela?

R. Buscaba el contraste ya que la novela comienza en el lugar más pequeño del mundo una aldea de veinte casas, y también porque París era en los años veinte el centro de la efervescencia de todo incluido la ventriloquia.

P. ¿Y que la niña eligiese la ventriloquia?

R. Elegí la ventriloquia porque siempre me ha fascinado. Sión tiene ese don y puede enseñar a hablar a las muñecas. Desde su charla con el cura en la que le comenta en clase que la serpiente habla, Sión decide tener varias voces por si Dios decide castigar por si comete algún pecado. Todos los niños hacen voces cuando juegan, pero Sión convierte un juego en profesión casi por un trauma infantil. 

La-niña-que-hacía-hablar-a-las-muñecas-675x1024P. Al mismo tiempo intentas transmitir que el mundo no para por las desgracias de los humanos a través de la historia, guerras, catástrofes, éxitos, descubrimientos… Pero sin embargo nuestros pequeños problemas marcan profundamente nuestra vida futura…

R. La idea es que estoy contando un mundo muy grande porque París años veinte parece enorme pero en realidad estoy contando historias muy pequeñas. Historias de gentes normales y una manera de contarlo es que el mundo va por un lado. Algo así como hablar de la macroeconomía y la microeconomía, ¿cuál es la importante? Yo creo que los políticos nos quieren decir que la macroeconomía pero a nosotros lo que nos afecta es la microeconomía. En la literatura da igual donde pase la acción… Si la historia te atrapa es porque los sentimientos son importantes, lo que ocurre interesa y eso puede ocurrir en un gran hotel o en un paisaje selvático. Todos tenemos un corazón, una historia y eso es lo que quiero transmitir. Lo que nos interesa son las pequeñas historias, si se nos muere nuestro padre, si se nos muere un familiar, un amigo. La historia está ahí latiendo porque viven en un mundo pero lo que afecta realmente es su historia.

P. ¿Cuáles son tus planes de futuro? ¿Vas a seguir escribiendo?

R. Tengo una duda porque tengo el argumento de una novela que no tiene nada que ver y he estado trabajando en ella pero mi mujer me insiste en que antes de perder el tono de esta historia a lo mejor debería seguir con ella. El libro se va a publicar en Alemania y en Holanda antes de que salga en España.

 

 

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