Los cinco frascos
Los cinco frascos. M. R. James. Editorial Berenice. Febrero de 2014. 160 págs. 12 euros
Por Sara Roma
Los cinco frascos es el título del nuevo libro que acaba de publicar por primera vez en español la editorial Berenice, obra de M.R. James (1862-1936), célebre escritor victoriano que formaba parte del círculo de los eruditos ingleses que compaginaron su obra científica con la literatura popular. Si bien, sus historias no constituyeron sino un pasatiempo en su vida, es la obra que perdura de él y la que le dio fama, a diferencia de sus estudios eruditos que sólo poseen ya interés para los especialistas.
Considerado como el gran padre de la literatura de fantasmas y el autor de los mejores clásicos del género, concibió la trama de Los cinco frascos en 1916 y decidió escribirla como regalo para su pupila de doce años Jane MacBryde. En esta obra M.R James aborda el género fantástico juvenil en la estela de obras maestras como Fantasías de George MacDonald o Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll.
Según Óscar Mariscal, traductor de la obra, Los cinco frascos incluye “abracadabrantes pasajes” que hicieron las delicias de H.P. Lovecraft quien definió esta historia como “una deliciosa fantasía juvenil llena de presagios espectrales”. Y es que como afirma Mariscal, James, como conocedor del folclore de las Islas Británicas “no podía dejar fuera de esta novela a ciertos seres y objetos fabulosos de su rica tradición oral, como la fuente parlante o la planta que guía mediante sueños y visiones a quien la ingiere”.
La novela, ilustrada por Gilbert James, narra la historia de un paseante bastante sabio que recibe susurros y murmullos de un arroyo que le llevan a desenterrar una extraña caja. Allí encuentra envueltos cinco frascos que contienen ungüentos con efectos mágicos. Cada vez que los usa le dan poderes especiales, y en principio benéficos, para entender, por ejemplo, las extrañas conversaciones de los búhos o las divertidísimas divagaciones de un gato.
Sin embargo, diversas criaturas de apariencia amistosa están empeñadas secretamente en impedirle que acceda a ese mundo. ¿Qué historia tan extraña contienen estos cinco frascos para que estas criaturas no duden en lanzar el escalofriante ataque de la “bola de murciélagos”, de acechar con la temible “columna de niebla” o usar sus artimañas como buhoneros fantasmales?
Los cinco frascos viene acompañado en el apéndice con el relato El campo de juegos después de anochecido, que según todos los especialistas en M.R. James, debe ser leído como una especie de complemento, ya que aparentemente ambas obras comparten el mismo mundo feérico, aunque esta última lo muestra bajo un prisma algo más sin siniestro.
Aun sin resistir la comparación con su obra académica, son sus narraciones de fantasmas las que acabaron por darle la fama que nunca buscó. De ellas dijo en una ocasión: “Tengo entendido que a mis lectores les han producido algún tipo de placer; si es así, mi objetivo al escribirlas se ha visto cumplido”. En este sentido la escritora Penelope Fitzgeral señaló con gran acierto: “Monty es recordado hoy por sus historias de fantasmas. Son enteramente suyas, escritas de forma irresistiblemente atractiva, de conformidad con las normas que él mismo había establecido para ellas”.
La obra de ficción de M. R. James se recoge en los siguientes volúmenes: Historias de fantasmas de un anticuario (1904); Más historias de fantasmas de un anticuario (1911); Un fantasma inconsistente (1919); Los cinco frascos (1922); A warning to the curious and other ghost stories (1925); y The collected ghost stories (1931).