ENTREVISTA A ÉRIC MARCHAL, AUTOR DE EL SOL BAJO LA SEDA
Por Joan Muñoz-González
@joan_jmg
Hace pocas semanas que ha aparecido en nuestras librerías la segunda novela de Éric Marchal (Metz, 1963): El sol bajo la seda, Grijalbo, 2014 (Le soleil sous la soie, 2011). Se trata de nuevo de una novela histórica y en esta ocasión se expone la rivalidad entre cirujanos ambulantes y médicos facultativos. Este eje sirve de excusa al autor para elaborar las relaciones entre unos personajes que él considera representativos de una época. La obra ha sido muy bien acogida en Francia, formando parte de las listas de los libros más vendidos.
¿Por qué el contexto de finales del siglo XVII?
El hecho es que el siglo XVII resulta para mí la mejor época para hablar de la historia de la cirugía. Concretamente, para tratar el tema de la cirugía y la medicina, ya que es el momento en que los cirujanos empiezan a emanciparse, en cierto modo, de la tutela de los médicos (al mismo tiempo que la Lorena quería independizarse de Francia). Los médicos, en aquél entonces, tenían una formación universitaria, estudiaban con libros en latín, obtenían su diploma, formaban parte de una clase social burguesa e incluso en algunos casos de la nobleza. Mientras que los cirujanos pertenecían a una extracción social más humilde, su conocimiento era totalmente práctico, se formaban durante diez años con un cirujano maestro y luego trabajaban por su cuenta. Es muy interesante ver cómo en esta época muchos cirujanos con esos conocimientos más bien prácticos empezaron a hacer evolucionar la medicina y la cirugía. Incluso algunos de ellos llegaban a trabajar para los reyes, es decir que les curaban ellos y no los médicos… Eso ayudó mucho a que la profesión avanzase y a que pocos años después se crease la primera cátedra de cirugía en la universidad.
Es evidente que detrás de su obra hay un trabajo de investigación importante. ¿Qué criterio ha utilizado para la selección de fuentes?
Para la parte médica me he documentado con libros de la época: tratados de medicina, tratados de anatomía…casos reales escritos tanto por médicos como por cirujanos. En cuanto a la parte de la vida cotidiana también he utilizado documentos de la época que conseguí en la Biblioteca Nacional de Francia y sobretodo, documentos especializados que me he podido descargar en mi casa, puesto que no podía acudir a la biblioteca de París a menudo. Hoy en día se cuenta con la enorme ventaja de poder descargarse los documentos digitalizados de las bibliotecas; documentos de la época, por supuesto, porque, evidentemente, en internet hay todo tipo de documentos de los que puedes fiarte o no, pero yo sólo he trabajado con documentos originales con los que puedes confiar y te sirven como una buena fuente.
A lo largo del libro nos encontramos con descripciones minuciosas y ambientaciones cargadas de detallismo narrativo, especialmente cuando relata las intervenciones quirúrgicas. ¿Considera fundamental su formación en el ámbito de la salud para abordar este tema?
Sí, absolutamente, ya que para la parte médica dispongo de mis conocimientos y mi formación farmacéutica, es decir, que en el ámbito médico y de la salud tengo toda la terminología necesaria. Además, trabajé durante varios años en un laboratorio de la universidad, así que no he necesitado recurrir a ningún profesional de la salud para acabar de documentarme o resolver dudas, ya que a fin de cuentas es un campo que me resulta bastante familiar.
¿Cómo ha resuelto, en cambio, la recreación de la historia de la vida cotidiana?
Al no ser historiador tuve que documentarme sobre cuestiones y hechos muy básicos. Por ejemplo, tuve que investigar aspectos del lenguaje, ver si según la clase social las personas se tuteaban o se llamaban de usted; o si usaban cubiertos o no los usaban todavía… Se trata de hechos que quizá son muy básicos para un historiador que conozca bien la época, pero yo tuve que asegurarme sobre todos esos aspectos antes de empezar a escribir con cierta tranquilidad, es decir, sabiendo lo que escribía. Para ello me he basado en documentos de la época que he encontrado en la biblioteca de Nancy, puesto que la historia se desarrolla en Nancy. Muchos de los textos que he utilizado estaban escritos por religiosos y son justo de la época en que sucede la novela, o unos pocos años después, pero que relatan hechos de testigos directos de esa época. Por ejemplo, la fiesta de los enamorados, de los recién casados…todo esto son hechos históricos y pequeñas cosas de la vida cotidiana, pequeños detalles que he podido encontrar en los archivos de la ciudad. Por otro lado, en esta parte sí que me ha ayudado una persona, una única persona que conocí por casualidad en un museo, se trata de una historiadora que me ayudó a entender algunos detalles sobre la historia de la vida cotidiana de Nancy.
¿Cómo concibe la relación entre historia, realidad y ficción en el momento de escribir?
Yo parto de una historia y de unos personajes de ficción a los que rodeo de un marco histórico real, de unos personajes históricos que en la novela son secundarios, pero que existieron de verdad y de unos hechos históricos y de una vida cotidiana tal y como era. Es decir, trato de rodear a los personajes y a toda la historia de ficción de todo este entorno real.
Lo han comparado mucho con autores como Ken Follett o Noah Gordon.
Para mi es muy halagador porque son escritores que han vendido muchísimos ejemplares y han llegado a muchos lectores, pero he de reconocer que no he leído Los pilares de la tierra, así que me costaría a mí mismo compararme con esta obra. Mi novela, realmente, ha tenido una acogida muy buena…creo que es una historia universal, una historia que supera las fronteras al tratar los temas de siempre.
A estas alturas, dada su experiencia como escritor, ¿qué considera que la gente valora más de su obra?
Bueno, de hecho yo creo que lo que el lector más aprecia es esta mezcla de los tres géneros: la novela histórica, la historia de la medicina y la cirugía y la historia amorosa. La mezcla de estos tres géneros es lo que más atrae al lector. Hay autores que se limitan a crear o a inventar unas anécdotas o una historia para unos personajes históricos, pero yo prefiero crear personajes comunes de la vida cotidiana de esa época que viven sus vidas de forma totalmente normal, con sus propias relaciones de amistad, de amor…y todo esto permite transmitir cómo era la vida en aquella época. A mi lo que más me interesa es describir las relaciones humanas, las relaciones entre los personajes, hacer una presentación como la de la vida real y construir unos personajes con cualidades y defectos, tal y como todos tenemos. No busco esos personajes planos que son o muy buenos o muy malos, sino personajes con todos los matices posibles. Personajes con los que tu te puedes identificar o con los que no querrías que te identificaran nunca, pero en cualquier caso que se parezcan a las personas reales y ver como evolucionan a lo largo de la novela.