The Last of Us será llevada al cine: ¿que cunda el pánico?
Como ya estamos viendo en diferentes medios en los últimos días, así como en las redes sociales, el aclamado juego de Naughty Dog (desarrolladora de juegos para Playstation tales como las sagas de Crash Bandicoot, Jack & Dexter y Uncharted) que vio la luz el pasado 14 de junio será llevado al cine, ya de manera oficial, de la mano de Sam Raimi. Los admiradores de este título de survival horror aún no se han decidido entre si estar de celebración o de luto, y es que este tipo de adaptaciones no suelen acabar demasiado bien.
Los californianos de Naughty Dog han escogido a Raimi para llevar a cabo este ambicioso proyecto, que contará en su equipo técnico con los mismísimos creadores del videojuego. De este modo, será Neil Druckman quien se encargue del guión. La productora encargada de hacer realidad la película será Screen Gems, filial de Sony que tiene a sus espaldas otras adaptaciones, como la malograda Resident Evil. Pero el caso es que Raimi no es ningún novato en esto del cine ni, concretamente, adaptando historias: ya lo hizo con la primera trilogía de Spiderman y no le salió tan mal. Tan mal como podría esperarse, claro está.
Esta adaptación se sube al carro de la ya cansina moda de los muertos vivientes que han copado buena parte de la cartelera y las televisiones en los últimos años, y es de suponer que un género como este no traerá problemas a un director cuya filmografía es, básicamente, Serie B. El problema surge a la hora de plantear una adaptación del videojuego con –dicen- uno de los mejores argumentos diseñados hasta la fecha. No son pocos los ejemplos en los que no se ha podido estar a la altura.
Y es que resulta tremendamente difícil trasladar al cine la experiencia de jugabilidad e interacción que nos ofrece un videojuego. Son conceptos totalmente diferentes y difíciles de congeniar, pero las productoras quieren aprovechar el filón y, al igual que los zombies, los videojuegos empiezan a colapsar el séptimo arte, con resultados catastróficos en la mayoría de los casos.
Pero no, no piensen que aunque esta tendencia ha surgido de la nada en los últimos tiempos, o que esto de adaptar juegos al cine sea algo nuevo. En absoluto. Ya en 1993 podíamos deleitarnos con grandes perlas del cine como Super Mario Bros, una adaptación cuyo fracaso estuvo al nivel de su disparatado planteamiento. Del mismo modo, al año siguiente, surgieron un par de adaptaciones de Street Fighter II, las cuales serán recordadas siempre por los seguidores del mítico título: una, de animación, por ser bastante aceptable, otra por crear un nuevo concepto de mediocridad (que me perdone Van Damme). La franquicia Final Fantasy también ha sufrido en sus carnes este tipo de profanaciones, habiendo sido adaptada en múltiples ocasiones y no con mejores resultados que sus congéneres (que me perdonen, esta vez, los fanboys).
Otro de los últimos grandes intentos (y derrotas) de este género de filmes fue la adaptación de Prince of Persia: The Sands of Time. Grandísimo título, que ha sabido renovarse a lo largo de los años y que posee, también, una historia magnífica. En cambio, la película resulta superficial, prosaica y, sobre todo, terriblemente tediosa para un juego en el que –todos los jugadores estarán de acuerdo- las piruetas interminables, los saltos y las frenéticas idas y venidas en el tiempo nunca dejaban la sensación de ser en vano. Había que correr, y llegar a nuestro objetivo, y no había tiempo que perder.
Esperemos que en esta ocasión nos llevemos una grata sorpresa y, precisamente, sintamos que ver la película de The Last of Us no haya resultado en vano. No nos queda más que esperar, y cruzar los dedos.
María Molina