Cautivas
Cautivas. Miguel Pajares. Plataforma Editorial.416 págs. 19.50 €
Por José Vaccaro Ruiz
Cautivas es un amplio fresco sobre la corrupción, que incluye desde la trata de blancas –el delito que constituye el eje de la historia–, a la fuga de capitales, el soborno, el secuestro o el asesinato, con el trasfondo de la extorsión y la violencia más inclementes.
El directo y amplio conocimiento que Miguel Pajares posee en el tema de la exclusión social tiene su reflejo en la novela a través dela enjundia de sus personajes –sus miedos, su indefensión, a veces su resignación–, en los métodos empleados por las mafias de la compraventa de carne humana,y en infinidad de detalles que hacen que el lector empatice con el texto sabiendo que aquello que tiene ante sí no es ficción, sino una realidad y un universo documentado y tremendamente actual yamoral, al margen de la ley y basado en el más puro ejercicio del poder del hombre sobre el hombre. O sobre la mujer en este caso. Un poder sin límites de ambición y codicia basado en la explotación del débil y que se alimenta de la mentira, la necesidad y la miseria.
La novela se organiza en dos tramas paralelas. En una conocemos los antecedentes de Nevena, la protagonista, quien desde su salida de Bulgaria, engañada, sufre en sus carnes la trata de blancas, vendida como ganado y utilizada como un puro objeto vacío de sentimientos, solo destinado al uso y consumo de su cuerpo en beneficio de unos amos que la compran y venden como un semoviente –una vaca, una oveja, un burro–, sin alma. La segunda trama, que podríamos llamar policíaca, se solapa en capítulos alternativos con la anterior a partir de un asesinato y un secuestro. Ambas se entrecruzan armónicamente desde el punto de vista literario, y se unirán en el desenlace.
La prosa y el tono de la novela son clásicos porque el autor tiene algo importante que decir, y lo hace de forma directa, diáfana y entendible, lo que considero es un valor en sí mismo. Al margen de la propedéutica y el aporte informativo que puede contener el libro, el argumento y su manera de desarrollarlo es ya de por sí tremendamente atractivo para el lector. Sé que voy a emplear un lugar común, pero en este caso es cierto: la lectura de Cautivas es adictiva y te atrapa.
Si tuviéramos que buscar referentes podríamos citar, en esas reuniones que Samuel Montcada, el policía, tiene con sus subordinados, a Mankell y a su personaje Wallander, y también al Smiley de John Le Carré. Ese avanzar poco a poco y de manera perfectamente medida para mantener el misterio y el interés, levantando página a página un centímetro más del velo de la intriga, los rifirrafes personales entre los diversos componentes del grupo investigador, es otro de sus valores literarios.
Los que nos dedicamos a escribir novela negra somos conscientes de que este género es lo más parecido a una crónica del mundo y la sociedad que nos ha tocado vivir. La corrupción alcanza todos los estamentos –policía, política, economía, etc–y aunque en el trasfondo de todo crimen siempre existe un motivo dinerario, hay delitos que son particularmente lacerantes y reprobables cuando afectan a la integridad y la libertad de las personas porque son esas personas el material y el sujeto pasivo y doliente de los malhechores.
Pajares sitúa la acción en varios países: España, Bulgaria, Israel, Egipto, para hacernos llegar el mensaje de que la lacra –la plaga–, del comercio carnal es hoy universal –global, por emplear un calificativo al uso–, como lo es el comercio de la droga, el asesinato exprés o el dinero negro. Porque el mal está en la naturaleza del hombre mismo, no en la geografía ni en la etnia.
Los sentimientos de Nevena, Montcada o Teresa están descritos con una cualidad sicológica especialmente objetiva, delicada y precisa, algo difícil cuando se trata de un tema como el que trata la novela en donde cuesta poner distancia. Y Pajares lo consigue. Al igual que la crueldad, otro aspecto en el cual sería fácil cargar las tintas y que sin embargo en el texto está contenida.
El autor hace una velada crítica a la legislación y la praxis que se aplica al delito de la trata de blancas, necesitando, por ejemplo, para que la justicia actúe, la existencia de una previa denuncia por parte de la persona explotada. Lo cual, pensando cómo funcionan y el poder de las mafias es una pura utopía porque no tiene en cuenta la indefensión y la vulnerabilidad de las víctimas. Un elemento más de reflexión que aporta Cautivas.