Entrevista a Roberto Costantini por «Las raíces del mal»
Por Ana M. Caballero
Crímenes, casos sin resolver, comisarios, policías, detectives y, por supuesto, asesinos. BCNegra 2014 ha traído a Barcelona una atmósfera de intrigas y tensiones. Una semana dedicada a la novela negra que este año se ha alargado unos días más y ha ampliado la oferta de actividades. Aprovechando la ocasión, Culturamas ha entrevistado a Roberto Costantini, autor de Tú eres el mal (Grijalbo, 2012) y que acaba de publicar Las raíces del mal (Grijalbo, 2014), un thriller más allá de la simple historia de asesinatos e investigaciones que esconde un trasfondo histórico y cierta crítica sociopolítica.
Coincide su visita con la Semana Negra de Barcelona y, precisamente, participará en una de las conferencias. ¿Qué le parece formar parte de este ciclo?
Estoy muy contento. Me siento muy honrado de haber sido invitado. Además, este año coincido con Camilleri que es el gran maestro para todos nosotros. Por otra parte, pienso que este tipo de acontecimientos son muy interesantes en un momento en que la novela, en general, se vende poco por la situación económica.
La conferencia en la que participará se titula: Crímenes del pasado. Los crímenes siempre vuelven. ¿Realmente, es así? ¿Los crímenes del pasado siempre vuelven?
En el thriller, como en la vida, el tiempo es muy importante, en el sentido en que muchas cosas que no comprendes en este momento, con el tiempo se descubren. La verdad se descubre con el tiempo, y a mí me gusta mucho reflejar esta idea en la escritura. Por ejemplo, si no se descubre el culpable de un crimen, se sospecha de una persona, pero no se tienen pruebas, viendo la vida de esta persona veinte o treinta años después se puede comprender si realmente era culpable o no.
El tiempo es uno de los temas centrales de su novela, pero también lo es el Mal, el mal en mayúsculas. ¿Porqué es tan atractivo ese Mal?
El Mal con mayúsculas nos atrae porque no corresponde a los asesinos en serie, que en gran medida han sido inventados por la literatura, especialmente, en Estados Unidos; sino que ese Mal es el de personas normales, personas que son casi normales, que apenas se diferencian de los demás. Precisamente trato de reflejar eso en mis libros, que son personas que no distan mucho de las otras, en cambio, son asesinas.
Esa es la parte más atractiva. Ese Mal puede crecer en cualquiera de nosotros, tal vez nuestro vecino, al que consideramos uno más, es un asesino. Es lo que vemos reflejado por ejemplo en la serie Breaking Bad, ¿por qué nos atrae tanto esos personajes aparentemente normales, pero muy oscuros?
Exacto, esa es la cuestión: el Mal que despierta en una persona común, una persona cualquiera. Uno no tiene miedo de encontrarse con Hannibal Lecter cara a cara porque no existe, es un personaje tan extremo que resulta increíble. En cambio, el mal que está difundido en nuestra sociedad que procede de ese ansia de generar miedo en poco tiempo y de ganar mucho dinero, eso tiene unas consecuencias muy graves.
Mencionábamos Breaking Bad, pero son muchas las series y películas que presentan este tipo de personajes oscuros. ¿Su éxito está en que sentimos empatía con este tipo de personajes?
Es cierto que hay un auge de este tipo de series, y también de películas, por ejemplo, El lobo de Wall Street, donde sale Leonardo di Caprio. Algunas personas las admiran, se identifican (espero que no sean muchas), pero sobre todo los jóvenes se identifican con este tipo de historias.
Sobre el auge de este tipo de series, como Breaking Bad, The Wire o Los Soprano. ¿Cree que el aumento de seguidores de series de género negro puede afectar a que haya más lectores de novela negra? ¿Este fenómeno puede revitalizar el género?
Estas series, si están bien hechas, y las hay que realmente lo están, favorecen que el público se apegue a este tipo de historias y luego tienda a leerlas. También es cierto que para hacer una buena serie de televisión se requiere una buena base, un buen libro. En este sentido la relación entre series de televisión y literatura es muy positiva. El cine, en cambio, no me parece tan adecuado para adaptar este tipo de historias, porque el cine por su propia naturaleza tiende a acortar, a condensar mucho y no permite una buena ambientación o un buen estudio psicológico.
Comentábamos antes al hablar del Mal que éste se ha propagado en nuestra sociedad, ¿de qué modo?
Creo que este «mal ambiental» es lo que se genera después de situaciones muy graves. Los asesinos en serie son casos muy excepcionales. Aquí hablamos del tipo infeliz de adolescente, con conflictos familiares, con un ambiente escolar inadecuado y unas relaciones de amistad que si no son óptimas pueden acabar generando al hombre que mata a la mujer, el chico que le pega a la novia… esa violencia tan extendida.
Las raíces del mal no es solo un thriller de entretenimiento sino que también plasma un gran mal que azota Europa: la corrupción.
Estos libros en mi opinión tienen una ambientación europea, son muy adecuados para el lector europeo. Son muy distintos de los norteamericanos, porque hacen referencia a problemas que compartimos muchos europeos. Ocurre en Italia, ocurre en España. La corrupción, así como la relación entre el ciudadano católico y la Iglesia, son temas que presento en mis novelas. Este libro es un thriller pero también es un vehículo para mí para introducir otros temas de ámbito social.
¿Se sirve, entonces, de la literatura para hacer denuncia social?
Si yo escribiese un libro sobre problemas sociales no lo leería nadie, porque la gente está cansada de estos temas. Mientras que si escribo un buen thriller e introduzco estos temas, el lector está deseando llegar a la última página y saber quién es el asesino, a la vez que se ve enfrentado a todas estas situaciones sociales y le hace pensar.
Con esta precuela, ¿su anterior novela Tú eres el mal cobra un nuevo sentido?
Estos dos libros pueden leerse en cualquier orden. Primero, Tú eres el mal, y segundo, Las Raíces del mal; o a la inversa. Con el editor estuvimos pensando durante mucho tiempo cuál sería mejor publicar antes, y al final nos decantamos por el segundo cronológicamente: Tú eres el mal, siguiendo el ejemplo de El padrino, pero muchos lectores los han leído al revés. El tercero no, el tercero se tiene que leer el último porque si no, no se entendería nada.
¿Y para cuándo el tercero?
El tercer libro debía acabar con el régimen de Gadafi pero entonces era algo imaginario, algo que yo suponía que sucedería algún día pero no había ocurrido. Mientras lo escribía realmente cayó Gadafi, entonces en el libro se explica la Guerra Civil tal y como ha sucedido y los hechos reales que conozco de primera mano gracias a muchos amigos míos que tengo allí y que me han contado las batallas.
Usted empezó a escribir porque padecía de insomnio, ahora que ha acabado la trilogía, ¿cómo lo va a hacer? ¿o ya puede dormir bien?
(Risas) A veces se producen consecuencias curiosas en la vida. Yo tenía ideas para esta trilogía, pero no basta con ideas para escribir un libro, necesitas tiempo material y energía para hacerlo. En aquella época tenía un trabajo muy complicado y por la noche me costaba dormir porque me ponía a darle vueltas a los problemas laborales, entonces me di cuenta de que escribir me servía de terapia, porque me impedía pensar en el tema del trabajo, y ya que no podía dormir de ningún modo, aprovechaba el tiempo.
Ahora tengo un trabajo diferente y viajo mucho. Así que aprovecho los viajes largos para escribir. Creo que el tiempo que se dedica a viajar es un buen momento para dejar viajar la mente también, porque no estás en el trabajo, ni con la familia, y puedes dedicarte a dar rienda suelta a la imaginación.
¿Y ya tiene algún proyecto para el futuro? ¿Alguna idea le ronda la cabeza?
El personaje del comisario Balistreri acaba con el tercer libro y no sé si lo retomaré de aquí unos años, pero al menos, de momento, se ha terminado. Para un cuarto libro, como a mí me gusta escribir basándome en hechos reales, creo que en el próximo libro me basaré en un asesinato sucedido en Italia, un caso que no se ha llegado a resolver, como suele suceder.
Fotos | Cedidas por Penguin Random House.