Blanca Bettschen y ‘En días de nieve’: una novela de personajes que se mueven entre la esperanza y la autodestrucción
Por Ester Ginés
La madrileña Blanca Bettschen ha elegido el formato de novela breve para su primer libro publicado, En días de nieve (Talentura), una historia narrada con la aparente sencillez que todo buena obra esconde entre bambalinas. Lope, ya jubilado, centra sus días en pasear por el vecindario las cenizas de su perro muerto, mientras trata de cumplir el último deseo de su esposa. Congelado en un pasado que marca su rutina, Lope se cruza sin quererlo con Berta, una joven que necesita una nueva oportunidad para dejar atrás una historia que la mantiene anclada en un tiempo anterior. Blanca nos habla en esta entrevista de la relación entre esos personajes.
-¿Cómo te decantaste por esta peculiar pareja de protagonistas?
A Lope lo imaginé un día en el andén del metro. Lo vi con bastante claridad: un hombre mayor, alto, flaco, que llevaba en las manos una urna funeraria. Yo sabía que dentro de la urna llevaba las cenizas de su perro. El perro de mi mejor amiga había muerto y ella me había contado los problemas que había tenido porque quería enterrarlo en el jardín de una casa que tiene su familia en Valladolid. Creo que de ahí nacieron la imagen de Lope y la historia del entierro de Adela. La chica apareció después. Decidí que tenía que ser alguien que también estuviera solo, pero que fuera el opuesto de Lope. Por eso elegí a una mujer, una chica joven, decidida, con una forma de enfocar la vida distinta a la del otro personaje. También por eso utilicé un narrador diferente para contar su historia.
-A través de ellos hablas de las losas que cargamos en nuestro día a día…
El carrito de Lope, las cejas de la chica, la mayoría de las peculiaridades y algunos rasgos físicos que elegí para caracterizar a todos personajes que aparecen en la novela son representaciones de sus deseos o frustraciones, de su forma de enfrentarse al mundo, de lo que arrastra cada uno en su presente o de su pasado.
-Detrás de esta historia narrada con aparente sencillez se esconden temas como la soledad, las promesas o las mentiras que contamos para sobrevivir. ¿Un reflejo de los tiempos que vivimos?
Supongo que todos los personajes son un reflejo del tiempo en que vive su autor o del tiempo que este elige para ambientar la historia, pero mentiría si dijera que me planteé esta novela como un retrato de la sociedad actual o de estos tiempos (pelín asquerosos) que nos ha tocado vivir. Quería era contar la historia de esos dos personajes que se mueven un poco entre la esperanza y la autodestrucción, hablar de todas esas cosas pero centrándome en la relación de unos con otros y en la evolución de cada uno a medida que el otro entra en su vida.
-¿Qué fue lo más complicado de dar voz a Lope y Berta?
Escribir en presente, porque rara vez he empleado ese tiempo verbal y siempre lo he hecho en historias muy breves. Aun así, pronto me sentí cómoda escribiendo la historia de Lope. Encontrar la voz de Berta me costó mucho más porque, al estar la historia en primera persona, es difícil que “suene” natural.
-Al “caminar” con Lope, el lector ve cómo recuerda su vida, donde no todo ha sido un camino de rosas. ¿Busca resarcirse intentando cumplir el deseo final de Adela?
En cierto modo, sí, aunque pienso que no solo eso. Serán los lectores los que completen la historia al leerla, pero yo creo que no solo busca la manera de expiar una culpa que le atormenta con cada recuerdo de Adela. También pretende prolongar su vida con ella mediante el recuerdo y dar un sentido a su presente sin Adela, sin las fuerzas que antes tenía y sin su trabajo de antes. Quiere tener algo importante que hacer con su vida, ocupar su tiempo en esa “misión” en que ha convertido el último deseo de su mujer.
-Se suele decir que somos lo que hemos leído. Háblanos de tus autores de cabecera.
Pues si somos lo que hemos leído, seguro que yo tengo personalidad múltiple. Cuando era más joven era muy “monoteísta”. Descubría a un autor y no lo soltaba durante meses. Me pasó cuando me dio por Proust, me lo leí casi todo de un tirón y, a falta de novio, hasta puse su foto en la mesilla de noche. Lo mismo me ocurrió con Dostoievski y, después de descubrirlo, me pasé una buena temporada leyendo solo novelas de rusos. Todavía suelo ser muy fiel a los autores que me interesan.
-¿Qué encontraríamos en el cajón literario de Blanca?
Aparte de En días de nieve solo he escrito otra novela, también corta, hace ya unos doce años. No me reconozco en ella y ya ni siquiera me gusta. Me salió un poco pretenciosa y bastante ñoña, así que se quedará en el cajón. Tengo dos libros de relatos terminados, ahora ando revisando el segundo (corrijo mucho, cuando no tengo historias nuevas vuelvo sobre las que ya he escrito). Espero que alguien los publique. También unas treinta páginas de una novela que abandoné, que a lo mejor retomo y consigo terminar un día. Sobre todo, muchos relatos sueltos y también bastantes sin acabar. Y algunas cosas sueltas difíciles de clasificar…Y al fondo del cajón, pelusas y un montón de basura.