Agua dura (Sergi Bellver)

 

 

Ana March reseña para nuestra sección el libro de cuentos Agua dura, debut literario del crítico y narrador Sergi Bellver. La reseña se completa con una entrevista a cargo de Juan Gómez Bárcena, el viernes 21 de febrero. 

 

Por Ana March

 

Sergi I

 

Agua dura, Sergi Bellver. Ediciones Del Viento (2013) 

Número de páginas: 124. Precio: 14,50 €

A través de una extensión llana sin sol ni sonrisas, corriente abajo por el laberinto gris de las palabras, entre meandros de historias dispares que evocan el oscuro brillo de una ciénaga, vemos al lenguaje que utiliza Sergi Bellver para dar vida a sus relatos y navegar su ‘Agua Dura’ flotar a ratos sobre una máscara. ¿Qué hay debajo de esa máscara?, nos preguntamos. Nietzsche diría, quizás, que otra máscara más, pero el destello que se plasma bajo el oscuro devenir de las historias es el sufrimiento, repetido como martillazos en la mayor parte de los cuentos, y que no da lugar a ningún disimulo. Bajo la máscara hay dolor. Cuando logramos oír su verdadero rumor, vemos cómo el fuego puede encenderse sobre el agua, cómo el decorado cae y nos deja otear un paisaje vivo, y cómo los restos sin valor de las palabras arden y se alejan junto a la impersonalidad de los rasgos de la aparente confesión que no confiesa nada, nada que pueda reconocerse como una experiencia vivida -ese lugar donde se escribe la generalidad del hombre, de sus sentimientos  generales-,  y  nos otorga la experiencia del lenguaje convertido en un hogar habitable por todos.  

El escritor, intuimos, está en fuga. Pero en esa determinación duda, va y viene, se hace difuso. Por momentos convierte la narración en un refugio donde salvarse, escogiendo la complacencia como salvoconducto hacia el lector y rechazando usar la palabra como herramienta para horadar en sí mismo, es decir, cuando huye y nos ofrece el sucedáneo, el subterfugio de la careta, entonces sus historias se ven salpicadas de accidentes vanidosos, de descripciones obstáculo, distrayéndonos de lo esencial, de lo que realmente palpita. En su lugar nos ofrece el cliché de road movie que lastra alguno de sus cuentos hacia la afectación, deshumanizando la voluntad y la inquietud de sus personajes al volverlos un cálculo. Es el caso de historias como Propiedad Privada, Los ojos de Sara o Pájaros que llegan a Moscú, circundadas por personajes que cuanto más intenta el autor dibujar los trazos que los separen de la generalidad, más los acerca al clamor general de un manual al uso. Personajes que se nos muestran encadenados a un pasado turbulento, heridos, y que buscan en la huida hacia adelante o en la revancha, resarcir la sobria maldición de su destino, el dolor. Solitarias carreteras en medio del desierto, casas abandonadas y derruidas, la humedad asfixiante de Brasil, galpones infectados de abandono, y la violencia y la muerte como exorcismo, corresponden al escenario donde el autor da vida a sus historias, escabullendo muchas veces en la simbología más luz con la que iluminar algo que antes había sido expuesto por el cuerpo del lenguaje sobradamente.

Sin embargo, en otros relatos Sergi Bellver deja de tener “la piel hirviendo y las entrañas suspendidas en el miedo” y nos muestra el verdadero sabor de una herida, Islandia, Mala Hierba, Señales de vida,  Deseo de ser Dimitri, En la boca del otro, por ejemplo. En estos nos deja sentir al hombre que habita tras sus historias, nos persuadimos de su presencia y vemos fugazmente su pizca de verdad, su determinación. Reconocemos que algo vive ahí, algo real que nos atrae y nos arrastra, que nos obliga a hacer rafting por el peligroso laberinto de los sentimientos. Su escritura se torna más fluida, desprovista de artificio, inmediata, con descripciones que no entorpecen la lectura sino que la hacen fluir a buen ritmo. El lenguaje se torna preciso, profundo por momentos. Presente en un puñado de sus cuentos, el escritor reclama un juicio sobre sí y sobre los demás quizás a fin de que el veredicto lo fije y lo retenga. Por eso juega con las dobles lecturas y trae a la palestra la soledad, la crueldad, el sufrimiento, el vacío existencial, el abandono, la caída, la amarga evasiva de la paz, a través personajes siempre en lucha consigo mismos, y la casi omnipresente presencia de la familia como reservorio de las más complicadas relaciones. La derrota es el gran movimiento en tres partes, el rumor monótono que habita ‘Agua Dura’, pero también lo es la búsqueda, la de unos personajes que, clarividentes de su discurrir a la deriva, rechazan los falsos pretextos que los condenan y salen por su cuenta a buscar un horizonte que habitar.

Sergi Bellver logra por momentos hacer descender el lenguaje a sus entrañas, y cuando lo hace nos brinda un puñado de historias que laten con un brillo capaz de eclipsar el opaco discurrir de algunas otras. Lo que a fin de cuentas convierte ‘Agua Dura’ en un río de aguas turbulentas, una travesía accidentada que requerirá del lector pericia para mantenerse a flote.

 Sergi II

 

Sobre su autor:

Sergi Bellver nació en Barcelona en 1971. Escritor y guionista, ha trabajado como editor, crítico literario, periodista cultural, profesor de narrativa y librero. Ha participado en una decena de antologías y relatos en España y Latinoamérica, es autor de guiones para cortometrajes y ha publicado cuentos y poesías en revistas y diarios. Editó los libros colectivos ‘Chéjov comentado’ (2010)y ‘Mi madre es un pez’ (2011), y ha escrito el prólogo a una nueva traducción de El jugador, de Dostoievski (2013). Ha colaborado como crítico literario y articulista en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia y en revistas como Qué leer o Tiempo. Ha sido profesor en Escuela de Escritores de Madrid, entre otros centros, y a día de hoy imparte sus propios talleres de narrativa. Sitio web: www.sergibellver.com

 

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