David Felipe Arranz: “La mirada de los cineastas se ha ido apartando poco a poco de las preocupaciones de los españoles”
Tan solo es necesario un vistazo a los libros publicados por David Felipe Arranz (Valladolid, 1975) para darse cuenta de que este periodista y filólogo, director del programa radiofónico cultural El Marcapáginas, y profesor universitario, es un amante del cine. El universo de Alfred Hitchcock, El universo de Woody Allen y Las cien mejores películas sobre obras literarias españolas, son algunas de sus obras. Acaba de adentrarse en un tema tan espinoso como fascinante, el de los movimientos migratorios. Culturamas ha hablado con él de Las cien mejores películas sobre migración, que ha publicado recientemente la editorial Cacitel.
-Pocos temas son tan humanos como las migraciones. En España, que hemos sido y somos por motivos tan actuales, un país de emigrantes y un país que ha recibido a gente de fuera, ¿somos especialmente sensibles a este tema? Quizás, al paso que vamos, en unos años haya una generación de realizadores españoles que hable de nuestros jóvenes desarraigados…
Sí y no. El cine de María Miró, Chus Gutiérrez, Gerardo Olivares, Carlos Iglesias o el de Josep Maria Forn, que he seleccionado entre las cien mejores, no arrasa en taquilla precisamente. Pero a ellos les da igual: hacen un cine con conciencia social porque quieren mostrar un relato más profundo en pantalla que el que habitualmente se encuentra el espectador. Todo intento de hacer un cine social, reflexivo, distinto, arriesgado es muy loable y hay que apoyarlo yendo a verlo. Yo creo que en poco tiempo veremos cómo nuestros jóvenes regresan a España, porque esto no puede seguir así: no se puede permitir que jóvenes talentos e investigadores migren a Europa y a los Estados Unidos. Si fuese el presidente del Gobierno se me caería la cara de vergüenza cada vez que pronunciase la palabra “joven”. No ha habido previsión ni una planificación en educación e I + D seria en los últimos seis o siete años. Ojalá vuelvan pronto: homenajeando a los hermanos Coen y a Cormac MacCarthy, este no es país para viejos.
-Hablar de migraciones y cine parece que nos trae a la cabeza, inevitablemente, a Chaplin, un experto en hablar de dramones quitándole un poco de hierro, ¿no?
Es uno de los padres del cine y quien primero experimento el “trato” recibido cuando llegó a la isla de Ellis desde Londres junto al repertorio de la Compañía de Fred Karno. Luego transformó esa experiencia en Charlot, emigrante (The Immigrant. A Modern Columbus, 1917). En uno de sus dos libros de memorias, My Life in Pictures (1974), Chaplin dice que la película es “una primera visión, inspiradora e irónica, de la Estatua de la Libertad”. La ironía no es otra que el choque del símbolo de la libertad con la realidad aduanera y policial con que se encontraban los recién llegados, a los que se les acordonaba y trataba como al ganado.
-¿El buen cine tiene que ser una radiografía de los tiempos que vivimos o con tanta superproducción a veces no hay sitio para los temas humanos y los análisis sociales?
Hay un cine para cada público e incluso para cada momento; pero el problema es que el cine social no suele contar con el apoyo económico de las grandes productoras de cine. Hay ejemplos como Las uvas de la ira (1940), de John Ford; La leyenda del pianista del océano (1998), de Tornatore; o Territorio prohibido (2009), de Wayne Kramer, que demuestran que hay aún productores ejecutivos que apuestan por estas historias humanas y recurren a grandes repartos, con tintes de superproducción. Si no hacen más, no será porque el público les retira su favor, sino por motivos que van más allá de lo cinematográfico o narrativo y que tienen que ver con la viabilidad de que estas películas se conviertan en un videojuego online, un muñeco, una serie de televisión, un libro interactivo… y con las historias humanas tan a flor de piel como el drama de los chinos ilegales que llegan hasta el Reino Unido –Ghosts o True North, ambas de 2006- no se juega.
-Desde las conocidísimas El padrino hasta filmes más desconocidos; grandes y pequeños directores han abordado este tema. Y muchas adaptan novelas… ¿Quizás todos tenemos o hemos tenido en nuestro entorno cercano alguna historia de este corte?
Los motivos de la migración son variados: hay migraciones motivadas por factores económicos, profesionales (de subsistencia y laborales)… o de pura supervivencia, como los desplazamientos por causas religiosas o políticas, étnicas, racistas… hasta las deportaciones y reasentamientos forzosos en contextos bélicos. Ojalá sean siempre por motivos profesionales o simplemente por un deseo personal de cambiar de aires.
-Leyendo el libro, el lector puede comprobar que hay muchas películas que parecen haber caído en el olvido, muchas de ellas españolas. ¿Qué dirías de ellas?
Que conforman un retrato social de la historia de nuestra sociedad de primera magnitud. Además de las incluidas entre las cien mejores de los cineastas ya mencionados, hablamos en el apéndice de Españolas en París (1971), de Roberto Bodegas; Gallego (1998), de Manuel Octavio Gómez; Lejos de África (1996), de Cecilia Bartolomé… Auténticas perlas que descansan en las profundidades de un mar de celuloide y que esperan a ser redescubiertas. Y que a su lado una buena parte del cine español que ahora se estrena… palidece y uno se da cuenta de hasta qué punto la mirada de los cineastas se ha ido apartando poco a poco de las preocupaciones de los españoles, ofreciendo historias –salvo excepciones- que se pueden ambientar de la misma manera en Madrid, Londres, Berlín o Nueva York.
-Cada película de las seleccionadas cuenta una historia diferente, según el país de procedencia y la época, pero el denominador común parece ser el mensaje de esperanza que hay en la gran mayoría de ellas. ¿Qué opinas?
Todo emigrante lleva consigo no solo la esperanza de llegar a la tierra prometida, sino de regresar a su patria alguna vez antes de morir. Por eso son filmes atravesados por una mirada de melancolía, tamizada por el género elegido por el cineasta.
-Es difícil elegir, pero ¿cuál sería tu filme favorito de esta temática rodado en los últimos años? ¿Crees que fue un gran acierto por parte de Clint Eastwood abordar este tema en Gran Torino?
Honeymoons (2009), del serbio Goran Paskaljevic, me parece un paradigma muy digno de cine migratorio intereuropeo –dos parejas que viajan desde Albania a Italia y de Serbia a Austria– por parte de un cineasta que ya había abordado la odisea del emigrante en La otra América (1995). Clint Eastwood filmó una de sus últimas obras maestras con el retrato de la difícil adaptación de los inmigrantes asiáticos en unos Estados Unidos, no solo por los veteranos como el protagonista, sino por las mafias ya asentadas, que piden exigen el impuesto revolucionario a sus hermanos recién llegados, dificultando aún más su proceso adaptativo.