Carmen Amoraga y el poder de las redes sociales en «La vida era eso», Nadal 2014
«Ella cree que, si alguien la toca, la abraza o la besa, si alguien que no sean Ana y Marie le pone la mano encima, con afecto, la ausencia de los abrazos de William se volverá insoportable y no tendrá más remedio que dejarse morir, víctima de esa tristeza infinita que sólo en el mundo virtual está empezando a desaparecer durante algunos instantes.»
Llega a las librerías La vida era eso (Editorial Destino, 2014), la novela con la que la escritora valenciana Carmen Amoraga ganó hace unos días el prestigioso premio Nadal de este año. La vida era eso es una novela muy especial, uno de esos pocos libros que dejan huella, que no suelen olvidarse con el tiempo, que como un buen amigo, acompaña, apoya y resuelve. En ella cuenta una historia de duelo, superación y redes sociales: William era el principal motor de su vida, su protector, su gran apoyo, el hombre del que se enamoró y con el que había compartido los últimos años de su existencia. Así que cuando murió, tras un cáncer que se había desarrollado en un corto espacio de tiempo, Giuliana sintió que el mundo se le venía encima. Con dos niñas aún pequeñas y lejos de la familia y de su tierra argentina, siente que el dolor lo inunda todo, que le han arrebatado su gran amor. Se avecinan días duros, terribles, de profunda desolación y añoranza, pero tiene que seguir viviendo… porque tiene dos hijas, porque ya sólo las tiene a ellas. El inevitable proceso de duelo sin embargo, se verá atemperado por un descubrimiento al que hasta ahora no había prestado atención, el de las redes sociales.
Las palabras, textos, reflexiones y diálogos de la autora se convierten en esa voz afectuosa, necesaria y sincera que en todo momento sabe decir lo adecuado. Su literatura es, aparte de lúcida y diestra, reconfortante, cercana, sutil… sabia. Nunca se perderá en disquisiciones que no aporten vitalidad al texto, al argumento y a la emoción del personaje, y por tanto del lector. Ya que en su novela esas dos figuras suelen ir de la mano, siguiendo el mismo camino y buscando percibir parejos sentimientos. La autora profundiza incansable en la psicología de los personajes, sobre todo de Giuliana, la protagonista, y muestra la transformación que ésta sigue a lo largo de los tortuosos meses de duelo que le toca sufrir. Porque en el fondo, aceptar la pérdida es también una forma de aprender a vivir.
«Su relación con el resto de la humanidad es fría cuando sale de la pantalla del ordenador. Hay gente a la que conoce en el mundo virtual y también en el real, y aunque en Facebook mantiene largas y acaloradas discusiones sobre cualquier tema, en la calle resuelve el encuentro con un «hola qué tal» y poco más.»
¿Por qué querías escribir esta historia?
Las palabras de Carmen son claras: «Hace menos de tres años llevé a mi hija al cumpleaños de una niña de su clase. Allí conocí a Viviana y a Walter. Walter era grande, fuerte y risueño. Poco después supe que estaba enfermo. Poco después supe que murió. Todo me lo contó Viviana en el perfil de Walter. “Es Walter el que habla pero es Vivi la que escribe”. Walter me contó que habían creado el rincón de papi con dibujos y una botella de Jack Daniels, que soplaría las velas de la tarta en el cumpleaños de su hija pequeña, que había oído una canción de Whitney Houston y se la dedicaba a Viviana.
Una tarde me encontré a su mujer y a sus hijas por la calle, frente a mi casa, a la salida de la presentación de un libro, y nos abrazamos en silencio. Entonces yo ya quería escribir una historia que contase la suya, no la de Walter y Viviana, sino la de una mujer fuerte que había comprendido que los seres humanos estamos diseñados para sobrevivir y que eso era lo que tenía que hacer para salir adelante junto a sus dos hijas. Hay quien no es capaz de hacerlo, sobrevivir, pero hay quien entiende que es su única salida y se agarra a un hilo que pasa por delante de su cara como si fuera una maroma de barco porque sabe que hay que aprender a perder para aprender a vivir. Esa era la historia que yo quería escribir.
Se lo conté cuando ya nos habíamos hecho socias, compinches, amigas, y le pedí un permiso que ella me dio. Así nació La vida era eso. No es la novela de mi amiga. Es la novela de una mujer fuerte que no sabe que lo es que es y que descubre que comunicarse con el mundo, aunque sea a través del mundo virtual, es la herramienta clave para que el dolor de la herida sea más leve, aunque sólo sea un poco.»
Esta es una novela intimista y real que, sin extremar el dramatismo, habla de la soledad, el amor, la pérdida y de la posterior superación, pero también de cómo pueden llegar a ser las relaciones humanas en la era de las redes sociales. El giro trascendental que se produce en la vida de Giuliana tras la muerte de su marido, la lleva a refugiarse en un mundo virtual que hasta esos momentos le era totalmente ajeno. Y es precisamente esa vacilación e ingenuidad con un medio que le es desconocido la que aprovecha la autora para mostrar a la protagonista tal y como se encuentra, con todos sus crudos desgarros, miedos, dudas y contradicciones. Facebook se convertirá entonces en la adecuada puerta que le permita hablar de lo ocurrido, analizar el problema, contar lo que se siente y recibir en forma de comentarios el aliento necesario para poder enfrentarlo. Algo que obliga a reflexionar sobre como los caminos de la comunicación humana son cada vez más espontáneos y diversos.
«La muerte no se lo lleva todo. Se lleva sólo una parte, la parte mala. Los malos recuerdos, los malos modos, los malos momentos, y se deja lo mejor. Debe ser parte de su crueldad. Lo piensa, y el pensamiento le da ganas de ponerse a llorar.»
El nombre de Carmen Amoraga se ha convertido a fuerza de premios y reconocimientos en una figura fundamental de la literatura española contemporánea, no solo respaldada por la crítica sino también por un público, que en perfecta simbiosis con su obra, acaba empatizando con los personajes, disfrutando de sus historias y planteándose cuestiones cercanas a las suyas. Ya entre las primeras páginas del libro pueden encontrarse unas palabras de Pedro Salinas sobre el amor, que en clave poética, avanzan la verdad última en torno a la que gira la historia: «¿Serás, amor, un largo adiós que no se acaba?»
Carmen Amoraga (Picanya, Valencia, 1969) es licenciada en Ciencias de la Información y ha trabajado para radio y televisión. Columnista del diario Levante y colaboradora en tertulias en Punto Radio, Ràdio 9 y Canal 9, en la actualidad es asesora en relaciones con los medios de comunicación del rectorado de la Universitat de València. Colabora en la Cadena Ser y publica artículos en Cartelera Turia. Con su primera novela, Para que nada se pierda (1991), obtuvo el II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla. La siguieron Todas las caricias (2000), La larga noche (Premio de la Crítica Valenciana 2003), Algo tan parecido al amor (finalista Premio Nadal de Novela 2007), El tiempo mientras tanto (finalista Premio Planeta 2010) y El rayo dormido (2012). Ha publicado también Palabras más, palabras menos (2006), una recopilación de sus artículos en prensa, y Todo lo que no te contarán sobre la maternidad (2009).
La vida era eso. Carmen Amoraga. Editorial Destino, 2014. 320 páginas. 19,50 €
Me parece genial que por fin podamos encontrar novelas que abordan temas actuales, como esta y las redes sociales. Me gusta mucho como lo aborda la autora. Me ha dado por leer más cosas sobre la autora y he encontrado esta entrevista, muy interesante http://olelibros.es/premio-nadal-2014-carmen-amoraga-escribo-una-y-otra-vez-la-novela-de-las-personas-corrientes-que-viven-hechos-extraordinarios-la-vida-era-eso/
Ya entre las primeras páginas del libro pueden encontrarse unas palabras de Pedro Salinas sobre el amor. slope is a thrilling 3D arcade game that challenges your reflexes, timing, and ability to traverse a curving slope with hazards.