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La promoción física en los tiempos de la autoedición

Por Alejandro Sotodosos

Tras mucho esfuerzo, quebraderos de cabeza, correcciones, sinsabores y satisfacciones, por fin llaman a la puerta. Un hombre ataviado con una gorra de un color llamativo tiene a sus pies unas cuantas cajas y un acuse de recibo. Introduces tus datos, firmas e introduces en tu garaje o salón todas esas pesadas cajas.

Desprecintas la primera que ves y el corazón te late tan rápido que bien podrías pensar que la felicidad podría ser aquella sensación que estás viviendo. Como si de un parto se tratase, estás a punto de ver por primera vez el rostro de tu hijo. Da igual que sea el primero o el último de una lista más o menos extensa. Tus ojos crepitan y observan, por primera vez, el aspecto de aquello en lo que llevas trabajando tanto tiempo. Aquello por lo que has pasado noches en vela y días imaginando cómo sería. Lo tienes allí, entre tus brazos. Por primera vez.

Y lo hueles, y examinas la cubierta y la contracubierta. Y lo abres y lo cierras. Y buscas cualquier defecto, con una sensación de incertidumbre por pensar que cualquier error estará multiplicado por un número tan elevado como el de tu confianza en ti mismo. Es algo indescriptible, que los que no hemos sido padres aún creemos que puede ser lo más parecido a tener un hijo.

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Pasados unos minutos, toda esa emoción se transforma en una pregunta: ¿cómo voy a vender yo todos estos libros? Pues bien, voy a intentar echarte una mano en esto de la promoción y difusión de una obra.

Antes de nada, creo que es importante resaltar que vender un libro no es lo mismo que vender una fregona, una televisión o una camiseta. Parece obvio, pero a veces no lo es tanto. Y es que la manera de enfocar la venta de un libro no es el ofrecer el producto en sí, sino vender una serie de emociones que van asociadas a él, además de un entretenimiento y un contenido que puede ampliar el conocimiento del futurible lector. O lo que es lo mismo. Vender un libro no es vender su continente, sino su contenido.

Para enfocar convenientemente la difusión y venta de tus ejemplares, deberíamos hacer una división entre el mundo físico y el mundo virtual. Como dijo Jack ‘el Destripador’… vamos por partes. Y hoy voy a centrarme en el mundo físico, el mundo real.

Partiendo de la base de que eres tú el que ha apostado por ti mismo, deberás buscarte las habichuelas sin prácticamente la ayuda de nadie. Y lo primero nada más tener tus ejemplares entre tus manos, es encontrar un lugar en el que dar a conocer tu obra. Nada más lejos de realizar una presentación.

Para ello, lo ideal sería presentarlo en tu localidad. Es allí donde tienes un mayor número de conocidos y amigos que te puedan arropar en la puesta en marcha de la venta y difusión. Ve al ayuntamiento, habla con el concejal de cultura y proponle el acto. Contar con el apoyo municipal podría ser un buen punto de inicio. Además de eso, visita todas las librerías que puedas, e intenta concertar otra presentación allí. Nada mejor que presentar tu libro en un lugar en el que se respira literatura.

Justo cuando termines tu presentación, es muy probable que firmes algunas decenas de ejemplares. Tus círculos más próximos son el punto de partida sobre el que tu difusión se debe cimentar. Sin embargo, debes tener puntos de venta a los cuales tus futuros lectores puedan acudir para adquirir tu obra. Y eso, de nuevo, pasa por visitar las librerías. Una vez allí, lo más común es dejar algunos ejemplares en depósitos en tantas como te sea posible, acordando previamente con el librero el porcentaje del precio de venta que percibirá por cada ejemplar vendido. Nadie te va a ayudar sin recibir algo a cambio. Es algo lógico, y está en tu mano negociar y fijar esos porcentajes, que se estiman aproximadamente en un margen del 25% al 35% del precio para el librero.

Has de tener en cuenta que al ser un libro autoeditado, la falta de una distribuidora es un hándicap que debes superar. Podrías intentar hablar con alguna que esté dispuesta a distribuirte, pero te aseguro que es algo muy, muy complicado. Y sería otro porcentaje más que descontar que podría llevarte a empezar a perder dinero con la venta. Porque no olvidemos que, cuando uno invierte en sí mismo, lo habitual es que se espere recuperar la inversión inicial, y por supuesto a difundir su obra y llegar al público.

Otra opción interesante a la hora de la difusión es donar algunos ejemplares por bibliotecas cercanas. Evidentemente, esto va a suponer una pérdida económica; aunque será compensada con creces por el alcance que puede tener tu obra y el número de lectores que pueden llegar a tener tu libro entre sus manos. Las bibliotecas municipales pueden ser un lugar idóneo para otra presentación.

Quizá esto sea algo más personal, pero los actos benéficos, mercadillos solidarios y demás actos altruistas o con un carácter social pueden ser un escenario idóneo para vender tus ejemplares e incluso tener tu propio espacio para presentarlo. Ya que hay que intentar recuperar al menos lo invertido, una solución sería donar un porcentaje del precio a la causa por la que has acudido, o descontar del precio el coste del libro y donar el resto.

Asistir a otras presentaciones de autores, así como a ferias o eventos relacionados con la literatura puede ser otro buen punto de encuentro con personas con un posible interés en tu obra. Estar abierto a conocer gente te puede abrir muchas puertas, así como las numerosas asociaciones dedicadas a la literatura que van surgiendo en estos tiempos, que podrían ser un interesante trampolín conjunto tanto para ti como para el resto de los asociados.

Otro recurso que debes tener en mente son los medios de comunicación. Evidentemente, estoy hablando de periódicos, emisoras de radio e incluso televisiones a nivel local o regional. Mi recomendación es que te pongas en contacto con las distintas redacciones o, en caso de que conozcas a algún periodista que trabaje en dicho medio, tratar de proponerle una entrevista y difusión para tus actos.

Una opción más que debes barajar es la de utilizar el bookcrossing. Esto es algo que quizá escapa a la promoción en el sentido estricto de la palabra, pero que, sin lugar a dudas, es una propuesta romántica y divertida. Puedes acceder a una de estas plataformas en este enlace, aunque en las bibliotecas suelen disponer de este servicio de un modo más localizado y organizado, sin la característica fortuita del azar de encontrar un libro en un banco de un parque o en una estación de tren.

Como habrás podido comprobar, la venta de libros auto-editados no es un negocio rentable en muchos casos. Es complicado encontrar el equilibrio entre la difusión y la economía. Así que, dentro de tus posibilidades, intenta valorar tus opciones y sé constante. La recompensa de la venta de un libro no es el dinero obtenido, sino la satisfacción de que lo que quieres transmitir viaja rumbo a estanterías de casas anónimas y conocidas, y que tus personajes y tu historia vuelan en la imaginación de tus lectores. Y eso no se paga con dinero.

Nunca dejes de soñar.

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