Madonna: La provocativa ambición rubia
Por Juan Israel Aldana Núñez @juanisraldana.
Madonna, Louise Veronica Ciccone (16 de agosto de 1958), es una cantante, compositora y productora estadounidense de música disco, dance y electrónica principalmente.
Denominada como “Queen of pop”, es un ícono popular internacional en las últimas tres décadas, aspecto que incluso sus detractores le reconocen. Es conocida por reinventar su imagen, por la ambición, innovación y provocación en sus vídeos musicales y espectáculos; y también por sus polémicas personales y por el uso de símbolos políticos, religiosos y sexuales a lo largo de su carrera.
Desde sus inicios en 1983, con el lanzamiento de su primer álbum Madonna y hasta su último disco MDNA, ha adquirido y mantiene un asombroso éxito y fama mundial, que ha atravesado distintas generaciones.
Pero Madonna también ha conocido momentos difíciles: su carrera en el cine ha sido desigual, y ha sufrido duras críticas, descenso comercial y dificultades personales, que ha superado con renovados bríos.
Cuando Madonna alcanzó la fama, las adolescentes quisieron imitar su forma de vestir que mostraba, en fotografías de revistas, actuaciones en vivo y en sus vídeos musicales. Su imagen proyectada en ese tiempo fue la de una chica sexy con una mezcla de dance y punk.
Sin embargo, la auténtica revolución para ella se inició en 1984 con la aparición de su segundo trabajo de estudio: Like a Virgin (Como una virgen), todo un éxito internacional.
Su interpretación en el primer evento de los MTV Music Video Awards, vestida de novia, y cantando sobre un pastel de boda, con una coreografía sugerente para su época, enfureció a los críticos. Esto solo provocó que más admiradores la siguieran y aumentara su ya prominente carrera.
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A finales de 1985, el fenómeno Madonna era ya planetario pero sus detractores le daban pocos meses de vida. Pero Madonna tenía un arriesgado as en la manga: un cambio radical. Seguía con su imitadísimo look, con abundante bisutería y sujetadores negros como prenda exterior, pero ya estaba elaborando un disco muy distinto.
El siguiente álbum de Madonna vio la luz en 1986: se tituló True Blue (Enamorada de verdad) y presentó melodías y temáticas más serias que sus precursores. Para remachar el giro estético total, luce ropa vaquera y un pelo muy corto, teñido de rubio y mojado. No es una vampiresa, sino una chica trabajadora con problemas.
Tras su primera gran gira mundial “Who’s That Girl Tour” (cuyo nombre hace referencia la película del mismo nombre, estrenada en ese año: ¿Quién es esa chica?), en 1989 presentó su cuarto álbum de estudio, Like a Prayer (Como una oración), considerada su mejor grabación hasta entonces.
Like a Prayer se presentaba como un trabajo mucho más reflexivo y personal que los anteriores, aunque su lanzamiento se vio rodeado por un notable escándalo (seguramente calculado) por el video musical de la primera canción promocionada, la que le daba título.
La década de 1990 empezó para Madonna con resonantes éxitos, pero luego ciertos proyectos de discutible audacia la llevarían a su mayor crisis profesional.
La provocación sexual de la canción “Justify My Love”, se continuó en 1992 con Erotica, álbum temático que trataba básicamente el tema del sexo y el amor desde múltiples ópticas, apoyada en sonidos a medio camino entre el club y el cabaret.
La pretensión de Madonna, según ella relató, era violentar o tensionar las normas impuestas por la hipocresía que ella veía en la sociedad norteamericana, que acepta mal todo lo relativo al sexo pero lo consume (privadamente), de forma masiva. Aunque retenía su renombre como estrella del espectáculo, Madonna atravesó un calvario de críticas y menosprecios a partir del fiasco de Erotica y su evolución casi exclusiva hacia los temas erótico-sexuales.
Pero si no había calculado riesgos al lanzar a la vez un álbum, un libro y una película dentro del mismo tono escabroso, sí supo rectificar o dar un giro a su carrera en los años siguientes.
Tras el álbum “Bedtime Stories”, en 1996, las tendencias musicales de moda en Estados Unidos (grunge, rap, R&B) estaban arrinconando a Madonna, quien además se sentía desencantada con la evolución del mercado, que daba éxito rápido a grupos de chicos y a princesas del pop como Britney Spears.
Al trasladarse a Europa, Madonna podía conocer de primera mano nuevos sonidos y productores jóvenes. Los resultados que obtuvo en los años siguientes confirmaron que su decisión fue acertada.
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En 1998, su álbum, Ray of Light (Rayo de luz), confirmó con hechos tal afirmación. Madonna vistió sus vivencias personales e introspectivas con los sonidos de Oriente, a los que se sumaron sonidos electrónicos atmosféricos, abandono de la temática sexual como centro de sus canciones.
Con Music (2000), volvió a su faceta más festiva y al mundo de las discotecas con un estilo dance y house. Al hilo de este giro hacia el mundo country, Madonna ofreció su enésimo cambio de imagen y coreografía, con ropa y sombrero vaquero; un look texano.
En otro ciclo de fracaso + éxito, Madonna pasó de su dulce triunfo con Music a un tropezón tanto en críticas como en ventas con su siguiente álbum, American Life (2003) El título pareció tomarse del popular dicho «American way of life» («El modo de vida americano»), que refleja una mentalidad consumista y competitiva que Madonna cuestionaba, pese a ser ella misma uno de los mayores productos de consumo.
Los temas de las canciones fueron mayormente los sueños de triunfo, el precio de la fama y la sociedad de los Estados Unidos. Presentaba una especie de álbum-denuncia, en una versión bailable de la canción-protesta de décadas atrás.
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Confesiones sobre una pista de baile está considerado el álbum más exitoso de toda su carrera, ya que supuso el «retorno triunfal» al liderazgo de la música pop (si bien nunca había estado demasiado lejos). Fue pensado como una serie de canciones mezcladas sin interrupciones, como si fuese una sesión de DJ. De este modo, el nivel un tanto irregular de las melodías salía favorecido.
En 2008, el nuevo álbum de Madonna que lanzaríaconsistió en una mezcla habitual de Pop, Dance, R&B, Electrónica y también alguna que otra balada. “Hard Candy”(Caramelo Duro), pretendía transmitir una reflexión sobre los momentos duros y dulces de la vida, tanto en el amor y desamor, pensamientos, ilusiones o compensaciones; en definitiva, una yuxtaposición.
Tras casi 4 años de silencio musical, que no profesional, Madonna volvió a primera fila con MDNA, su último disco lanzado en 2012, acompañado de nueva gira mundial y, cómo no, éxito y polémica a partes iguales.
A sus casi 56 años, y con ya 30 años de trayectoria; la reina del pop mantiene su trono. Un trono ganado a base de polémica, ambición, olfato para los negocios y lo más importante, mucha disciplina y talento.
Pocas artistas pueden presumir de mantener una constante disciplina y amor por el mundo del espectáculo.