Crónicas ligerasEscena

El lado más teenager del Lara

 

Por Lourdes Redondo

La llamadaHace unos viernes fui a ver La llamada al Teatro Lara. Me invitó un gran amigo que llevaba tiempo sin ver y la disfrutamos muchísimo. Totalmente nuestra onda, algo nuevo pero con toques teen. Prometí no leer la sinopsis, cosa que me cuesta mucho, dado que siempre que me dispongo a ver una película u obra es como una tradición el mirar el trailer, teaser, o al menos leer la sinopsis, podría considerarse como una de mis muchas manías. Cuando salí al finalizar la representación, lo hice con numerosas ideas y valoraciones muy distintas, que probablemente hubiera tenido preconcebidas de haber cumplido “mi tradición”.

Esta obra que ya se ha hecho con el galardón al mejor montaje teatral 2013 concedido por El País, y que consiguió 9 premios en los Broadway World Spain, comenzó en el mismo Lara, pero en lugar de ser en sala, en una pequeña parte reservada en el hall, de un modo más simple. Dado al éxito cosechado se propuso para sesiones nocturnas de fin de semana, compartiendo cartel con la ya triunfadora en el Lara: Burundanga.

La llamada nos cuenta la historia de María en el campamento La brújula (una especie de internado veraniego) y su cambio de niña a mujer tras la llamada que recibe por mano de Dios, pasando este hilo argumental por temas ya característicos de cualquier obra: la amistad, la fe, los primeros amores… y haciendo un mix de todos con algo tan encasillado como la religión.

Esta obra cuenta con un reparto exclusivamente femenino, a excepción de Dios y una banda que forma parte de la escenografía, aportando un toque rockero, innovador y, en algún momento, incluso baladista. Todo ello crea un ambiente que yo definiría como “teatro-concierto”, a pesar de ser considerado musical, ya que la banda está integrada en la historia en todo momento.

El resultado en su conjunto, las diferentes menciones y referencias a la homosexualidad, y el “toque español” en la BSO, con ese electro-latino de Juan Magan, hizo que pensara directamente en un director de cine. ¿No os recuerda a nadie? Y obviamente no me refiero al electro latino. Teniendo en cuenta que el reparto son mujeres y los asuntos que predominan en el argumento, lo primero que se cruzó en mi mente cuando salí del teatro fue Pedro Almodóvar, porque percibí numerosísimas similitudes con los temas que trata en sus películas. No sé si porque había visto Todo sobre mi madre días atrás, pudo haber permanecido esta influencia a la hora de la valoración de La llamada; pero, en cualquier caso, el tema de las mujeres, la homosexualidad, la religión, los primeros amores y desamores, etc. sabemos de sobra que son características que han estado muy presentes siempre en las diferentes películas del director, aunque su filmografía no se limite únicamente a esos temas.

Al principio, viendo la escenografía y el reparto, creí que el objetivo sería tratar de ensalzar los valores cristianos ya de algún modo arcaicos; pero, en realidad, lo que logra y traslada es totalmente lo opuesto. El original e inaudito, y hasta en ocasiones surrealista, guión coge ese modo de pensar tan anticuado y le da la vuelta desde la historia de María y Susi en el campamento La Brújula.

Con una puesta en escena totalmente simple: unas literas, un crucifijo y algún que otro pequeño detalle de atrezzo adicional, atrapan más que otras obras que están llenas de detalles. Lo veo y califico como un modo de llegar al espectador más cercano y sincero, provocando una relación más directa y al mismo tiempo más emociones, como risas espontáneas hasta cuando menos se espera. Hay que admitir que el trabajo final no sería lo que es sin sus cinco maravillosos protagonistas: María, Susana, Milagros, Bernarda y, por supuesto, Dios, interpretado por Richard Collins-Moore, con ese toque british cantando las canciones de la ya leyenda Whitney Houston y metido en el típico papel de reversionador de ambiente Vegas con su vestuario de lentejuelas.

La llamada

Asimismo, las dos monjas hacían impregnar el teatro de constantes carcajadas con sus excelentes interpretaciones. Por un lado, la ya conocidísima actriz Gracia Olayo en su papel de Bernarda, en cuanto abría la boca, hacía inviable al público no comenzar a reírse. Su personaje podría ser descrito como la típica monja totalmente anclada en el pasado que intenta ir de moderna y que, con sus diálogos y comportamientos, consigue la sonrisa más natural en el espectador. (Pequeño apunte: hubo un momento en concreto en el que Belén Cuesta tuvo que salir del escenario porque no podía dejar de reírse.)

Por otro lado, tenemos a Belén Cuesta que interpreta el papel de la novicia Milagros. Tanto a mí como a los que me rodeaban en los asientos fue la que más nos hizo reír, sin lugar a duda. Su seriedad, incluso tratando cosas de lo más jocosas, hace que las veamos como las “antiguas” de la obra (aunque esta segunda está en proceso de “modernizarse”), en contraposición con las otras protagonistas: María y Susana. Ellas dos, vendrían a ser el punto actual, fresco, desinhibido e innovador de la obra. Dos jóvenes que están encontrándose a ellas mismas, al amor y a un Dios que, en lugar de predicar la Biblia, hace performance en los sueños de esta primera.

Como cabeza de cartel tenemos a Macarena García, que se mete en el papel de María, una niña educada pero con ese toque desinhibido de la típica quinceañera. Además de hacer una excelente interpretación, aporta un valor añadido dejando a todos boquiabiertos con su capacidad vocal. Yo la vi por primera vez en San Sebastian cuando acudí a High School Musical, en la que compartía el protagonismo con Daniel Diges, y, desde esos ya pasados comienzos, no deja de maravillarnos con sus trabajos, siendo uno de estos últimos Blancanieves, por el que recibió el Goya a mejor actriz revelación. Esperemos que se quede en el teatro más tiempo y que lo compagine con sus diferentes proyectos para seguir disfrutándola desde un ámbito más cercano. Por otra parte, Susana, caracterizada por esas mechas rosas tan propias de una locura adolescente, era interpretada por Anna Castillo en esta ocasión, y digo en esta ocasión porque ha sido un papel interpretado también por la genial Andrea Ros. Puedo decir que no había seguido hasta el momento la carrera de la primera, pero a partir de ahora lo haré, porque me pareció muy natural y supo llevarse el personaje totalmente a su terreno, mostrando las típicas venadas teenagers.

La finalidad de la historia, y con lo que uno se queda hablando de un sabor de boca final, es el ser participe de ver el cambio de niña a mujer de María, trasladándonos mientras sucede mensajes como que persigamos nuestros sueños, nuestras creencias y forma de vida. Sobre todo nos quedamos con que el cambio, pase lo que pase, puede ser bueno si somos fieles a nuestro modo de vida y, sobre todo, a nosotros mismos.

Esta obra podría denominarse como un grito a todo lo que se ha vetado muchas veces, a la libertad de expresión en general, y de las creencias propias de la mano de dos geniales guionistas que ya habían echo sus pinitos actorales también: Javier Ambrossi y Javier Calvo. Aunque la iglesia es de algún modo protagonista, considero que en ningún momento se tiene ningún tipo de falta de respeto a las creencias católicas y que saben coger el tema sin centrarse demasiado en él, dándole la vuelta y aportando toques de humor que hasta los creyentes sabremos apreciar. Me parece que es una buena opción para distraerse y salir un rato de la rutina a la que estamos constantemente expuestos, así que la recomiendo totalmente ahora que ha comenzado su gira. ¡No os la perdáis!

 

La llamada

Texto y dirección: Javier Ambrossi y Javier Calvo.

Reparto: Macarena García, Gracia Olayo, Belén Cuesta, Andrea Ros, Anna Castillo y Richard Collins-Moore.

Fechas: Palencia, 31 de enero; Benavente, 1 de febrero; Medina del Campo, 2 de febrero; Miranda de Ebro, 7 de febrero; Ponferrada, 14 de febrero; Colmenar Viejo, 15 de febrero; Valladolid, 22 de febrero; Iscar, 23 de febrero; Valencia, 7 y 8 de marzo; Laguna de Duero, 14 de marzo; Soria, 21 de marzo; Roa de Duero, 22 de marzo; San Martín de Valdeiglesias, 29 de marzo; León, 11 de abril; Carrión, 12 de abril; Alcobendas, 16 de mayo; Las Palmas, 27, 28 y 29 de junio.

Horario: Viernes, a las 22:30h; sábados, a las 23:30h; domingos, a las 20:30h.

Duración: 90 minutos.

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