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El futuro del cine español, nuevos directores (IV): Sergio Martínez

 

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Sergio Martínez Alberto nace en Madrid en 1981. Tras estudiar la carrera de Ingeniería Informática, decide dar un giro a su vida para estudiar cine. En 2008 se diploma en Dirección Cinematográfica y Realización de TV por la escuela TAI. Dos años más tarde obtiene la diplomatura en Guión gracias a una beca de estudios que le otorga la misma escuela.

Su andadura profesional comienza de la mano de su profesor Eduardo Ladrón de Guevara, guionista de prestigiosas series como “Cuéntame”. Él le anima a trabajar en la productora Ganga Producciones, donde se encarga del desarrollo de nuevas ideas. Tras su paso por otras productoras y proyectos, llega a Antara Tres Ibérica, propiedad del productor José Luis Moreno. Allí perfecciona su labor de guionista en la creación de series.

Sin dejar de lado su verdadera motivación, el cine, desarrolla varios guiones de largometraje. Con uno de ellos, “El primer viaje”, gana una beca internacional de Ibermedia para asistir al Primer Encuentro Iberoamericano de Escritores Cinematográficos en México DF. Recientemente el mismo guión es seleccionado en la II edición de MadridCreaLab, donde asiste a diversos talleres de guión, producción y pitching.

Todo ello supone un impulso ilusionante en su carrera que coincide con la creación, junto a varios amigos, de la productora Zerkalo Films. Con ella ha sido realizado su último cortometraje, “Echoes”, que comienza actualmente su distribución.

Viendo tu corto dos son las primeras reflexiones que pienso, cómo me remonta a la obra de un cineasta consagrado en España como Erice y porqué en inglés. Respecto a la primera, ¿tu vía de tren y tu casa de campo ruinosa al fondo es casual o es homenaje?

La verdad es que Erice es uno de mis directores de referencia, pero no creo que le hiciera un homenaje, al menos no de forma intencionada. De hecho tengo que decir que la vía del tren no estaba en el guión inicial. Llámalo casualidad, suerte o destino, la realidad es que fue buscando la localización de una casa cuando me topé con la vía. Rápidamente quedé hipnotizado por ella y saqué mi cámara para fotografiarla. Luego en el ordenador, viendo las fotografías, supe que necesitaba incluirla. Tenía tal sintonía y relación con la historia que se convirtió en el arranque y el final de “Echoes”.

El personaje de él también me recuerda al Omero Antonutti de “El sur”, la supuesta obra inacabada de Erice, es un protagonista lleno de recuerdos , de ausencias y de reproches, ¿buscabas una historia de un protagonista o una historia universal?

Esta vez tengo que reconocer que en algunas conversaciones con el protagonista del corto, Juanjo Sanjosé, si hablamos del personaje de “El Sur”. Creo que ambos tienen muchos puntos en común, puesto que comparten ese aura de melancolía llena de recuerdos, culpa y soledad.

Con respecto a la pregunta, no pretendía buscar nada en concreto sino encontrarme poco a poco con ello. Supongo que todo siempre tiene algo de universal. Por mucho que nos empeñemos en sentir cosas únicas, al final todos compartimos, en mayor o menor medida, miedos, deseos o inquietudes. Por lo tanto no me planteo hacer algo universal a priori. De alguna manera habrá gente que pueda sentirse identificada con determinadas cosas y eso le dé cierto carácter universal al proyecto.

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Como en otras obras recientes de cine español parecería que son los lugares, y no las personas, las que retienen los recuerdos, nos los traen a nosotros y sólo en esos lugares podemos permanecer anclados al pasado.

Pienso que estamos de paso y el recuerdo muere con cada uno nosotros. Sólo pervive en lo que queda, ya sean personas o lugares, puesto que sirven de testigo de lo que fuimos. En concreto, los espacios son, de alguna manera, una especie de extrapolación de lo que somos, de lo que éramos. Por poner un ejemplo, para mí una grieta en una pared proyecta algo que se quiebra dentro de los que allí habitaron o habitan. Es por eso que le doy tanta relevancia al entorno, ya desde el guión, a la hora de mostrarlo en una historia.

Eres consciente, supongo, de haber hecho una obra tremendamente pesimista y oscura, sin concesiones gratuitas ni desahogos para el público, la liberación se produce cuando la muerte entre en escena, ¿visto el resultado final, es la historia que querías contar o la historia ha ido saliendo durante el rodaje?

A decir verdad creo que la historia ha ido reescribiéndose en las diversas etapas del cortometraje, desde el guión al montaje pasando por el rodaje. Todo ha ido transformándose sin tener una conciencia real de ello. Así que posiblemente no era lo que quería contar desde un principio, pero si lo que quería sentir. Ese alma o esencia no se ha visto alterada en ningún momento.

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¿Pensaste la película en inglés o es pura táctica comercial de cara a festivales en el extranjero? No puedo negar que la locución en inglés tiene un poder magnético importante, pero visto el ambiente rural y reconocible por cercano, ¿no piensas que el inglés acerca mercados pero aleja la historia?

Ni una cosa ni la otra. Está claro que no es una táctica comercial porque “Echoes” es el primer cortometraje que mando a festivales y no dispongo de experiencias pasadas que me hagan saber cuál es la mejor opción. Tampoco fue pensada en inglés, aunque poco antes del rodaje me rondaba esa posibilidad. Al ser una cortometraje narrado con voz en off, me permití postergar la decisión a la finalización del rodaje.

Y en referencia a la segunda pregunta, decirte que es una buena apreciación y no había caído en ella. Cierto es que nunca sabré a ciencia cierta que hubiera sido mejor, tenía que elegir una. De hecho las dudas llegaron hasta las últimas etapas, por eso llegué a la conclusión de rodar las voces tanto en inglés como en castellano. Necesitaba escucharlas sobre las imágenes.

Finalmente la versión que está circulando por festivales es en inglés y no sé decirte bien el  porqué. Si reflexiono acerca de ello, creo que me inclinó a pensar que ese magnetismo al que alude la sonoridad del idioma anglosajón en relación con el tono de la historia fue definitivo.

Me resulta especialmente atrayente el tratamiento de la imagen, ese arranque con unas vías paralelas que tienden a infinito, con un cielo que nada presagia, esa palangana donde gotea sangre, como esa vida que se pierde, esas tomas de habitaciones vacías poseídas por los sonidos y ruidos del pasado. ¿Cuánto tiempo ha llevado el rodaje y cuánto la posproducción?

Demasiado sería lo primero que diría, lo justo si me paro un momento a pensarlo. La verdad es que el rodaje no se alargó demasiado, apenas fueron tres días allá por el verano del 2012. Fue en la postproducción donde ocupé la mayor parte del tiempo.

Aparte de la dificultad de encontrar huecos para llevar a cabo las diferentes tareas de postproducción, el cortometraje en sí tenía una particularidad. Desde el guión tenía claro que el cortometraje funcionaría si establecía paralelos entre dos historias que confluían en momentos precisos. Por un lado la imagen, que corresponde al momento presente de y por otra el sonido, que hace referencia al pasado.

Es por eso que las dos personas encargadas de la postproducción de “Echoes”, Alfonso Antolín y Jamaica Ruiz con la imagen y el sonido respectivamente, tuvieron que engarzar sus trabajos para poder transmitir lo que yo quería en cada momento, lo que la historia me pedía. Decir que fue un trabajo minucioso y complicado que aprovecho desde aquí para agradecérselo eternamente.

No es por nada, pero ese cielo da miedo, con independencia de que sea un efecto digital o no, ¿lo consideras un personaje más de la historia? ¿el anuncio de lo que ha sido esa vida por ejemplo?

El cielo tuvo que hacerse digitalmente ya que el rodaje en verano nos ofreció un cielo despejado que no se ajustaba con la historia. Alfonso tuvo que trabajar duro y hacer muchas pruebas para conseguir el gran resultado que finalmente podemos disfrutar.

Con respecto a considerar la tormenta como un personaje, no sabría que decirte. Sólo tenía claro que su inclusión era vital. La tormenta además de presagiar algo, alude a una sensación que me provoca en particular y que tiene que ver con liberación, descanso o paz. Se que puede resultar extraño para mucha gente, pero ese es el significado que tiene para mí. Por ello su presencia se hace esperar en el cortometraje, parece que nunca va a llegar.

Si no me equivoco también participas en la producción de la obra, ZERKALO FILMS es una productora donde participas con más cineastas, ¿autogestión, necesidad, control total de vuestra propia obra?

Mis tres compañeros-socios-amigos (Héctor Domínguez, Gonzalo Recio, Andrés Díaz) y yo llevábamos tiempo trabajando juntos. Fue el año pasado, en 2013, cuando vimos el momento y la oportunidad de dar forma a nuestras ilusiones y deseos en forma de una productora audiovisual. Tras mucho tiempo trabajando para otros, vimos cierta necesidad de tener algo nuestro que velará por esos intereses que compartíamos y compartimos.

Por tanto la idea principal de Zerkalo Films es servir de apoyo para desarrollar nuestros proyectos más personales, ya sea de creación propia o de otra gente con la que colaboremos. Pero no podemos negar que en estos azarosos comienzos vamos buscando la manera de obtener una rentabilidad que nos proporcione un sustento vital a todos. Eso sí, manteniendo las ideas claras de hacia donde queremos ir.

¿Cuándo uno se enfrenta a un nuevo proyecto fílmico en una situación social como la presente, cómo se aborda la financiación?

Simplemente estrujándose un poco más la cabeza, pensando desde la concepción de la historia en lo que valen las cosas, teniendo los pies en la tierra y mirando al frente. Otros antes que nosotros ya tuvieron dificultades y lo pasaron muy mal para sacar los proyectos adelante. ¿Y por ello se detuvieron? No. Siempre habrá obstáculos de una u otra naturaleza, lo que importa es nuestra capacidad para sortearlos y sobreponernos.

Además, creo sinceramente que en la actualidad estamos perdiendo mucho tiempo entre quejas y lamentos. Y lo que es peor, las estamos automatizando en nuestra vida diaria hasta salpicarla en todos los aspectos que la conforman. Opino que es un error y si nos paráramos a reflexionar un poco acerca de lo que podríamos hacer con toda esa energía desperdiciada, sin ninguna duda pasaríamos a actuar obteniendo mejores resultados.

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Los proyectos de jóvenes cineastas se suceden sin interrupción, nunca ha sido más accesible hacer cine pero quizás nunca antes ha sido tan difícil su exhibición con taquilla. En muchas ciudades, obviamente sobre todo en Madrid y Barcelona, los cineastas y parte de la crítica parecen haberse aliado para ofrecer cauces de distribución alternativos a un cine que permanece invisible, tanto largos como cortos, ¿solución pasajera o contáis con que es el futuro que os va a tocar vivir durante muchos años?

Para ser honestos, desde hace tiempo me cuesta pensar mucho en el futuro. Estoy al corriente del día a día y me voy adaptando a ello, manteniendo mi fe en lo que hago, en lo que lucho. No sé cómo serán las cosas mañana porque vivo en el hoy.

Por otro lado claramente la distribución está cambiando, como el cine en general. Pienso que hay que aprovechar los recursos que tenemos a nuestra disposición y estar abiertos a los constantes cambios de la sociedad y de las gentes que la forman. Estoy seguro de que sólo entonces encontraremos siempre accesible alguna vía.

Para gente joven que comienza ¿qué os supone una selección para un festival internacional? De hecho tu corto no es accesible para el público para que no se cercene esa posibilidad de ser seleccionado, pero mientras luchas por ser seleccionado, ¿no temes que la obra quede relegada en el tiempo y pierdas oportunidades de exhibición más inmediata?

Una selección internacional no supone otra cosa que más gente pueda ver la historia. Y eso, al fin y al cabo, entiendo que es lo que todos buscamos. No hacemos cosas para no ser vistas porque el verdadero significado de algo se completa con la visión del espectador.

Y con respecto a lo otro, no temo que la obra quede relegada en el tiempo, siempre estará ahí para quien la quiera ver. Simplemente su dimensión más pública (internet) tendrá que esperar, pero no creo que eso sea un inconveniente, al contrario, alarga la vida del proyecto.

Me gusta pensar, idealista que es uno, en el cine como acto de resistencia, cultural para empezar, pero sobre todo política. ¿No crees que gran parte del público ha perdido la capacidad de criticar lo que ve, de analizar los mensajes que se les ofrecen si estos no son diáfanos, si el lenguaje no es puramente de tv movie, que el cine que exige un esfuerzo por parte del espectador no es lo que éste quiere?

Es innegable lo que dices, pero dudo que sólo pase en el cine, la reflexión no está a la orden del día. Estamos acostumbrados a que desde diferentes medios nos den mensajes “mascados”, fáciles de “digerir” y que podamos “vomitar” en nuestra siguiente conversación sin pensar realmente en lo que decimos. Consiguiendo con ello una falsa y equivocada supervivencia vital.

Por tanto, no habría que hablar de exigir ningún esfuerzo en el cine, si recobráramos cierto lenguaje que hemos perdido, no sólo en el cine, sino en nuestras vidas. Esto sería sin duda alguna más sano para una sociedad que tildamos de enferma y por la que todos deberíamos luchar para su pronta recuperación.

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