Math rock: música moderna sin necesidad de pastillas.
Por Jaime Fa de Lucas.
Una mirada rápida al término probablemente despierte impresiones del todo confusas. ¿Rock matemático? ¿Música y matemáticas? No os preocupéis, casi todos hemos olvidado los fundamentos algebraicos o cómo resolver una integral, aquí nada tienen que ver los ritmos con los algoritmos, se trata de música, lo único que se necesita es una mentalidad abierta para conocer otros mundos. Más allá del musicalmente desértico “chunda chunda” (trance, breakbeat, drum and bass, house, techno, electro, cada uno de ellos acompañado de su progenie: dubstep, acid house, electropop, eurotrance, etc.) nos encontramos un oasis de agua clara llamado “math rock”.
Este jardín, invisible para un siglo XXI cuyos referentes musicales nacen de la accesibilidad de las canciones y de la imagen del músico (cantante, bailarín, utillero), surge a finales de los 80 como respuesta natural al rock progresivo de bandas como Pink Floyd, King Crimson o Camel y se caracteriza por su complejidad y su irregularidad, conceptos de los que deriva su nombre. Lejos de la música electrónica, que pasito a pasito se va proclamando música de la modernidad, aquí los sonidos no los produce una máquina sino que se emplea el método tradicional, esto es, para sorpresa de los más jóvenes, un ser humano toca un instrumento y salen ondas. Entre las características del math rock destacan el uso de compases poco comunes, las melodías angulares, las disonancias y las variaciones de tempo.
Compás
Tiempo atrás quedó el colegio y ese estuche rectangular, con el cristal roto por varios sitios, del que sacábamos nuestra herramienta y trazábamos circunferencias y rectas cuyo nombre siempre acababa en -triz. El tiempo nos hizo olvidar al mejor amigo del geómetra y nos invitó a comprender términos más abstractos, me estoy refiriendo al compás que habla del ritmo de las canciones. Si bien hay una superpoblación de compás 4/4 en la música actual (no encontraréis ninguna canción con éxito comercial que salga de ese patrón), el math rock intenta alejarse de esa estandarización utilizando otros compases y combinándolos entre sí para aportar una mayor riqueza estructural a cada composición. El compás 4/4 se detecta fácilmente escuchando la batería de cualquier canción de la lista de Los 40, incluso de cualquiera que oigáis en la radio o en la tele. Sin ánimo de desprestigiar estilos de música, el 99% de la música actual responde al patrón básico 4/4.
Melodías angulares
Las melodías angulares consisten en progresiones melódicas que en vez de avanzar en intervalos pequeños lo hacen en intervalos grandes, es decir, en lugar de generar melodías donde las notas están unas al lado de otras, se busca cierta lejanía armónica que transmita un alto grado de imprevisibilidad. Una melodía do-re-mi-fa-sol-fa-mi-re-do presenta una progresión lineal, no angular. Si en un pentagrama trazáramos líneas uniendo las notas de una melodía angular, visualmente apreciaríamos diferentes picos y movimientos en zigzag, de ahí su nombre.
Disonancia y variaciones de tempo
La disonancia consiste en incluir sonidos desagradables dentro de una armonía (el bebé que se pone a llorar en plena velada romántica). Este recurso se utiliza para generar tensión y que el receptor, de forma inconsciente, espere que la canción progrese hacia una resolución más armónica. El tempo se refiere a la velocidad a la que se toca una pieza musical. Muchos grupos de math rock juegan con el tempo dentro de una misma canción.
Entre los referentes de math rock tenemos clásicos como Don Caballero o Hella, agresivos como The Fall of Troy, más racionales como Giraffes? Giraffes!, muy melódicos tipo Monster Machismo o Richard Def and The Mos Pryors, con guitarra española y melancolía (una rareza exquisita): Cheval de Frise, con un torrente de arpegios: This Town Needs Guns o So Much Light, exaltando lo agudo: Fago.Sepia o Loose Lips Sink Ships, o con vibraciones positivas: Feuding Fathers o Tera Melos.
El math rock es una corriente musical que debido a su complejidad nunca puede resultar efectiva comercialmente, por eso pasa totalmente desapercibida. Desgraciadamente, en una sociedad conformista y “confortista”, donde sólo los más apasionados hacen el esfuerzo de investigar y buscar nuevos artistas, la visibilidad cotidiana es muy importante y ésta depende en gran medida del capital de empresas que se centran más en los beneficios económicos que en la calidad de la música. Quizás si los grupos de math rock hicieran videoclips con tías en pelotas, ropa estrafalaria, yates, coches y demás, a lo mejor la música sería más popular. ¿Pero quién ha dicho que el objetivo sea la popularidad? Si acaso, que se hiciera justicia y que los mejores músicos de nuestra época obtuvieran cierto reconocimiento, no por empujones publicitarios, sino por méritos propios.
Aquí os dejo una de mis canciones favoritas:
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=amodU65_Qt4]
…panmusicalismo…
Solo escupes pura Verdad amigo!
Leer tus palabras es algo refrescante para el cotidiano bombardeo de personas que alaban la cancion «despacito»
Mas recomendaciones?