Novela

La novela de tu vida: Carlos Candel

Por Carlos Candel*

el-bosque-animado-192x300Con aquel libro descubrí por primera vez que todo era posible en el mundo de la literatura. El bandido Fendetestas me hizo comprender que la bondad se camufla a veces en los lugares más recónditos. La realidad y la ficción dándose la mano, compartiendo escenario, elaborando un plan conjunto para crear otro mundo, en el que cohabitan espectros, visones y bandidos. Todo ello enmarcado en un bosque que en el fondo no es otra cosa que la trastienda de la humanidad, el cuarto oscuro donde lo imposible cobra vida.        

Aún recuerdo la sensación de sorpresa y satisfacción que de niño me produjo leer el capítulo donde el visón macho busca a su pareja. Y la pena impregnada en mis manos cuando comprendí que la pareja que él buscaba era la misma que había sido muerta por un niño con un tirachinas para hacer abrigos. Nunca pensé que en un libro escrito por un adulto, para adultos, tuvieran cabida historias en las que a los animales se les dotase de características humanas, como es la posibilidad de hablar, de sentir amor, pena… Entonces fui testigo de la magia de la literatura y todo cambió. Fue algo así como comprender que el ser humano no tiene límites, y mucho menos como escritor. Escribiendo puedes volar, viajar en el tiempo, transformarte, morir, nacer, renacer, enamorarte, luchar, matar,… lo que quieras. Y lo que es mejor, te puedes inventar el escenario y, por simple que sea, puede ser enorme. Un bosque alberga dentro de él un mundo entero. Un mundo que está por descubrir. Inquietante a veces, oscuro otras, pero siempre fascinante. El mundo de El bosque animado, una gran obra escrita en los años 40 por Wenceslao Fernández Flórez, y posteriormente llevada al cine por José Luis Cuerda y protagonizada por Alfredo Landa, nos traslada a un lugar donde la sensibilidad juega un papel protagonista.

 Otra de las razones que me enamoró de esta obra fue el uso de lo fantástico, de lo mágico. Contar la vida de las personas con esa carga simbólica siempre me ha parecido que ayuda a comprender mejor, usando menos recursos. Por eso, desde el momento de su lectura, pensé que quería escribir cosas así, en las que la fantasía se diluyera en la realidad a modo de degradado, sin grandes escalones ni divisiones. Porque la vida, en cierto modo, alberga, como en El bosque animado, un infinito mundo de posibilidades. 

*Carlos Candel (1977) es escritor. Su última novela es Inmortalidad: instrucciones de uso (Alfasur, 2012).

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