Libro: «Crímenes y jardines»
Por Alberto Di Francisco. Libro: Crímenes y Jardines
Hola Lectores! En esta primera entrega del año 2014 que iniciamos, (y para variar un poco, tras de tanta entrega poética) traigo una crítica a un libro de un autor que admiro en gran manera, y del cual espero ansioso cada entrega que realiza: Pablo de Santis, de quien cuyos libros ya he hablado anteriormente en este sitio.
Hace unos meses, deambulando por la librería, me sucedió lo de costumbre en mí: ir con un libro en mente, y terminar saliendo con otro en las manos…; será mi predisposición a dejarme sorprender y a llevarme a veces por el asombro, pero es una práctica que no reprimo mucho que digamos, aún sabiendo que no siempre son aciertos. De esta manera fue que antes de yo poder buscar el libro que traía en mente hace unas semanas, me topé con “Crímenes y Jardines” del mencionado autor. Sin dudarlo lo tomé, y emprendí el regreso a casa, ávido de leerlo.
A estas alturas, hablar de la destreza literaria de De Santis, creo es pecar de reiterativo; siempre resulta atrayente su tendencia a la intriga y al género detectivesco, que unida a la destreza mencionada, enseguida saben poner en “ambiente” al lector, y engancharlo, hacerlo partícipe de la historia, como un verdadero espectador de los sucesos narrados. De “Crímenes y Jardines” diré, antes que nada, aquello que puede leerse en toda reseña: continuando con la historia abierta en “El enigma de París” donde el joven aspirante a detective, Salvatrio, y su maestro, el ya detective Craig, se ven inmersos en un caso que sacude al Congreso de detectives en Paris, en el marco de la construcción de la Torre Eiffel; en ésta entrega, Craig ha fallecido, y el otrora joven Salvatrio toma ahora la posta como detective, al hacerse acrgo de la investigación del caso de un asesinato en un Jardín. Enseguida Salvatrio se verá sorprendido por un (a priori) detalle del caso, que será luego relevante para el desarrollo del relato: el jardín; a través de ahondar en ese detalle, dará con un grupo de (pseudo) filósofos porteños que reverencian a los jardines como planos divinos en la Tierra, y en torno a estos espacios ronda un debate filosófico sobre sus formas, sus conceptos, su “leit motiv” en el mundo de los hombres. ¿Qué relación, qué idea en común cruza y une el jardín del Edén, los jardines de la Atlántida, los jardines de Buenos Aires….? Esa será la tarea a descubrir por Salvatrio, para relacionarlo con el asesinato que le ha sido encargado investigar.
Aquí, y a pesar del amor literario que profeso por las obras de De Santis, debo decir que “Crímenes y Jardines” me dejó el mismo sabor a “inconcluso” que, por ejemplo, su libro “El teatro de la memoria”; obras que tienen en común los atributos y virtudes ya mencionados de este autor, pero que, a mí humilde parecer de Lector, las ideas centrales quedan ahí, como a medio desarrollar. En libros como “Los anticuarios” o el mencionado “Enigma de París” (y me atrevería a decir también de “Las traducción”), el autor crea una historia donde la idea central está en equilibrio con lo detectivesco, entonces ese doble juego mental de la idea que se desarrolla y la historia que se desenvuelve intrigante, crean esas obras que tanto me deleitan. En “Crímenes…” veo una idea fascinante, la de los jardines, pero donde lo detectivesco, al transcurrir la lectura, cobra mayor importancia, y al final uno se queda con ganas de un poco más de la idea y de la filosofía detrás del amor por los jardines, cuando cierra la última hoja.
De todas maneras, De Santis siempre se las arregla para cautivar con su fina prosa y su lúcida imaginación, y cada libro suyo, como aquí lo es “Crímenes y Jardines”, es una invitación a peregrinar por la belleza intelectual de sus historias. Peregrino, lo recuerdo aquí (Per-agros) es también el que “anda entre jardines”.
Alberto Di Francisco