Querida editorial:
Por Alejandro Sotodosos
Has terminado de escribir tu novela, tu libro de relatos, tu obra. Has escrito el punto y final, que no es el final sino el principio.
Ahora es cuando te surgen preguntas del estilo: ¿Qué hago con este manuscrito? ¿Dónde lo envío? ¿Cómo lo “vendo” a una editorial? ¿A qué editorial es más conveniente enviarlo?
Pues bien, voy a intentar ayudarte. Lo primero que debes hacer es tener claro el género de tu obra. Si tienes dudas, intentar basarte en el tipo de público al que quieres llegar: por género, por edad, por condición religiosa, por condición sexual, por gremios profesionales y demás parámetros que creas convenientes. Una vez hecho esto, ya tienes una idea –aunque sea algo difusa- del tipo de público al que, en un principio, va a ir destinada tu obra.
Ha llegado el momento de buscar las editoriales que se adecuan al género o público al que tu obra va destinada. Como referencia, os recomiendo acceder al siguiente enlace.
Dentro de este listado, tendrás que seleccionar las editoriales que, a primera vista o en base al conocimiento, experiencia o referencias que tengas sobre ellas, puedan llegar a apostar por tu obra. En el enlace vienen desglosadas, aunque siempre es conveniente estar atento a novedades y nuevas colecciones con el fin de identificar la línea editorial que cada una de ellas está siguiendo en ese momento.
A continuación, y con unas cuantas futuribles editoriales anotadas en un papel, llega el momento de enviar tu obra. Es importante tener en cuenta que hay editoriales que no aceptan archivos ni manuscritos si no dan previamente el visto bueno. Así que no es conveniente enviar correos y manuscritos a diestro y siniestro.
Antes de nada, hay que preparar una carta de presentación de la obra. Dicha carta debe contener tus datos personales, vías de contacto, así como una breve –muy breve- biografía. Además, debe contener una sinopsis de tu obra. Debes prepararla a conciencia, potenciando sus virtudes, haciendo un resumen atractivo y que pueda captar la atención de una editorial. Es el primer obstáculo que debes superar en el largo camino de la edición novel.
Tras enviar tu correo o carta a varias editoriales, has tenido suerte. Dos te han respondido interesándose por tu obra. De una manera u otra, quieren saber más y quieren que les envíes el manuscrito, bien en papel o bien en formato digital.
Para ello, te voy a dar una serie de recomendaciones, basadas en el libro Normas de presentación de originales para la edición, de Silvia Senz Bueno.
- El formato en el que debes enviar tu obra es, salvo especificación concreta, DIN-A4 (210 x 297 mm).
- A doble espacio, con el fin de permitir correcciones y anotaciones interlínea.
- El número de página impreso en el margen inferior o superior derecho, y correlativo del archivo digital al impreso (en caso de que te pidieran ambos).
- Con el nombre del documento impreso en la cabecera de la página, en un tamaño más pequeño que el del cuerpo de la novela y marginado a la derecha.
- Con márgenes amplios (2,5-3 cm), tanto laterales como superior e inferior, que se establecerán al configurar la página y que servirán para dar cabida a las correcciones que no quepan en la interlínea y a las instrucciones de composición y compaginación que el técnico editorial que se encargue de la preparación del original marcará sobre el papel.
- El autor debe asegurarse de que la copia impresa que adjunta en formato digital se corresponda a la versión del documento archivada en el mismo (puede parecer obvio, pero no lo es en absoluto).
- El autor acompañará la copia impresa y la digital de sus datos personales, curriculares y de contacto.
- La copia impresa debe ir convenientemente protegida, para evitar su deterioro por cualquier circunstancia.
- Antes de enviar cualquier archivo, la obra debe ser registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual.
- En el caso del formato digital, es muy recomendable enviar el archivo en formato PDF, con el fin de proteger la obra.
Estos diez “mandamientos”, resumen la esencia del envío de un original para la posterior valoración de la editorial. En caso de que la valoración sea positiva, tu obra comenzará el proceso de pre-impresión, y tu labor consistirá en la supervisión y revisión del tratamiento que va recibiendo tu obra para convertirse en un libro en el sentido más estricto de la palabra.
En caso negativo, y que no hayan valorado positivamente la obra, no te desanimes. Atiende a las correcciones y sugerencias que te da la editorial, y piensa en que la próxima vez tu obra habrá mejorado en base a opiniones de personas que están inmersas en este mundo. No desistas y sigue persiguiendo aquello que deseas. Nunca se sabe detrás de que fracaso se encuentra el éxito.
Nunca dejes de soñar.
Lo mejor a la hora de plantearse lo de mandar tu manuscrito a una editorial es estar seguro de si quieres seguir alimentando a un gremio de piratas y ladrones con tal de vender tu alma para que tu abuelita y tus cuatro amigos vean que te han publicado un libro a papel, y para alimentar tu ego en presentaciones absurdas donde la gente va a picar algo o a llevarse un libro firmado por la cara. Mientras tanto esperas un año o más para que te paguen lo que es tuyo en un porcentaje miserable donde todos los que forman la cadena de montaje del libro cobran más que tú por tu obra, o quizás esperas a que te den un par de escusas para no pagarte, que hay crisis y lo del libro es «cultura». Con tal de seguir siendo autor y ya que has vendido tu alma y llevas un blog el cual visitaron un par de veces tus conocidos más cercanos y que te da cosa reconocer publicamente que sigues siendo un don nadie, mientras sacas cuatro entradas metiéndote con Amazon, esperas a ese inexistente futuro éxito y reconocimiento para luego darte cuenta de que sigues con tu vida miserable de siempre a pesar de que creas haber escrito una obra maestra.
Luego cuando ya superas todo eso y estás por encima del dinero y de tu propio ego (cosa que sólo el 1% de las personas consiguen, escritores o no, así que tampoco creas que es fácil ni que eres especial por publicar en papel sino más bien todo lo contrario) pues pasas de las editoriales, de periodistas chorras, de artículos pseudoculturales y de gentuza, y te autopublicas en digital animado por expandir tu obra, tus conocimientos o tu arte de forma completamente generosa y con orgullo. Este es el resumen más o menos de este mundillo : ) Aunque me he dejado cosas «en el tintero», ja!
Sí, es un mundillo, evidentemente. Y lo dice un autor que tiene publicados más de una decena de libros. Hace falta capacidad de gestión y contactos. Lo que algunos llaman suerte. Por supuesto, la calidad se presupone… aunque no sea el factor que, a nivel comercial, se tiene más en cuenta. Por otro lado hoy escribe tanta gente que las editoriales no dan abasto a recibir manuscritos. Y hay grandes escritores que se quedan en la cuneta… simplemente porque el «mercado» y el marketing editorial no admiten más que a unos cuántos escritores nacionales y a otros cuántos que tienen éxito fuera y se compran los derechos de sus libros. El mundo – el mundillo – literario no es ajeno al gran dios que todo lo manda y lo demanda: el mercado, quizás una de las palabras que más odio, pero al que se rinden todos ( juro que yo he intentado que, en mi caso, no sea así). Por supuesto las empresas, los agentes literarios y los propios escritores… después de analizar la situación juegan su papel. Pero el verdadero escritor, el que lo es porque no puede ni desea ser otra cosa, no atiende al éxito ni a los derechos ni los resultados de la obra. Escribe porque es consustancial a su identidad. Y hace lo que puede después de hecho su trabajo, su verdadero trabajo: escribir. Lo que puede alguien con talento pero sin movimiento… es poco, muy poco. Luego está el problema de la dignidad: ¿arrastrarse para conseguir una crítica? ¿Pedir que te lean…? No, hombre no. No merece la pena. Así que la situación no es buena. La cualidad se pierde – incluso una vez publicada la obra – entre la cantidad. E incluso editoriales con buena voluntad y algún pequeño intento de promoción se pierden en el maremagnum que supone la distribución y venta de libros y las enormes dificultades de distribución y venta de los libros. Que no se venden… porque, además, tal y como está la situación, comprar un libro es casi un lujo para la mayoría. No, no es fácil. Aunque se sigan los consejos de Sotodosos y de Silvia S. Bueno… que, por otro lado, son de agradecer.. pues se habla de elementos a considerar en el proceso «formal». Luego, las habitaciones llenas de manuscritos y las lecturas – sin criterio muchas veces, rápidas o nulas, en el caso de las grandes editoriales – son el resultado. Ilusiones rotas, desencanto, impotencia ante el muro de la realidad… Sí, en parte tiene razón Dimitri. Solo falta una cosa: el libro es parte de nuestro modo de ser y ver, parte consustancial a la existencia si amamos la cultura, si amamos la literatura. Y no es tan importante su éxito, como su escritura y publicación, en las condiciones que hay, es evidente. Tener un libro propio en las manos – aunque no lo lea nadie – no es tener un producto cualquiera ajeno a nosotros. Es mirarnos en un espejo de papel. Y poder seguir caminando en el reto de vivir.
(Tendrían que cambiar tantas cosas… pero no solo en el mundo de la literatura y su «comercialización»… sino en este sistema económico-social. Un sistema depredador y perverso en el que el individuo no cuenta demasiado. En el que solo cuenta el beneficio económico y el mantenimiento de una sociedad cada vez más sojuzgada y alienada)
Dejar tu trabajo de siempre porque estás harto de levantarte a las seis y media de la mañana para realizar durante más de diez horas algo que ni te va ni te viene, algo de lo que tanto tu como la sociedad podría prescindir sin que nada ocurriese, algo en lo que ocuparás la mayor parte de tu día, generalmente de la parte soleada del día, no permitiéndote disfrutar de la mayor parte de las cosas agradables que da la vida, de la simple sensación de luz del sol en tu rostro. Trabajos tan interesantes como escribir informes que quedarán en un cajón de cualquier jefe de cualquier administración, o marcar números de una tabla excel a otra simulando transacciones ficticias, o convencer a un megarrico de cómo puede obtener aún más beneficios de sus ya astronómicos ahorros. No atreverte a dejarlo por el simple hecho de que esa basura que realizas es el medio por el que a final de mes tendrás una paga que más o menos te permitirá aguantar tu lamentable tren de vida. Plantearte al fin el salto al vacío, intentar que la mayor parte de tu día sea aprovechable, intentar dedicarte a algo que te gusta, que durante todo el día estés a gusto contigo mismo y con lo que haces, haciendo algo por ti, para ti, que procede de ti mismo. Escribir lo que sientes dentro, la historia que lleva dando vueltas por tu cabeza durante tanto tiempo, que sabes que es interesante, la historia que a ti mismo te gustaría leer, que piensas que podría interesar. Creer en ti mismo, al fin aceptas tu verdadero talento, al fin te planteas la felicidad todos los días de tu vida, y no sólo el momento de salida del trabajo, o el fin de semana. Al fin intentas dedicar tu vida a dar salida a aquello en lo que sólo tú tienes la completa seguridad de que dominas, pero de lo que no sabes cómo responderán los demás. Estar ilusionado en algo, levantarte con esperanza, escribiendo una palabra sobre otra, una frase tras otra, rellenar páginas y más páginas de aquello que comienzas a considerar como tu propio hijo. Estar sólo ante esta novedad, saber que estarás perdido una vez finalices lo que estás escribiendo. Entrar en páginas y foros para conocer cómo será el mundo después de haber terminado el libro, cómo será siguiente paso, si podrás dedicarte finalmente a escribir o tendrás que volver al mercado laboral normal del que procedes a seguir realizando basura. Leer vuestros comentarios y deducir que todo mundo empresarial es igual, ya se dedique a fabricar tornillos, móviles, comida prefabricada o libros. Gritar alto al ir dándote cuenta de la utopía que pretendías.
Estimado Edu: te voy a contestar yo, por dos razones. Una porque citas los comentarios. Y otra porque he escrito unos cuántos libros. Incluso he publicado bastantes, aunque ninguno me ha permitido vivir de ellos. Sí, al cabo de los años, he conseguido trabajar solo en cosas que tienen que ver con la Literatura: presentaciones, corrección de libros, seminarios, clases, conferencias… pero de los derechos de autor, casi nada de nada. Bueno algo he ganado – muy poco – con los derechos de letras de canciones… pero nada que permita decir: es un escritor que vive de escribir. Antes, sí, ciertamente, trabajé como creativo publicitario y pude vivir unos años… pero no era eso. Eso era lo mismo que tú haces, lo mismo que hace casi todo el mundo: sobrevivir esperando el día en que puedas decir: yo solo escribo. Y publico. Verás: no todo está perdido. Solo hace falta una cosa: ser feliz haciendo lo que haces porque, además, sabes que lo haces bien. En tu caso no me cabe duda de que eres un magnífíco escritor: no hay más que ver el comentario que has escrito. Y estoy seguro de que hay «algo» más detrás. El problema es el marco. El marco es el que es. Pero nadie ha dicho que fuera fácil. Es posible, incluso, que tú consigas lo que otros no consiguen. Si te juegas todo, si empeñas tu alma hasta las últimas consecuencias, y, fundamentalmente, si lo que escribes vale la pena. Yo no me dejaría abatir por la aparente realidad porque igual para ti no es la misma. Igual para ti se abre un horizonte diferente porque encuentras el punto de apoyo necesario. Quien sabe: un editor que sabe lo que tiene entre manos, un agente literario al que llega tu manuscrito o se asoma a tu personalidad y confía en ti, en fin, no todo es tan negro. Pero hay una cosa que si es importante: tener capacidad de lucha, no rendirse. Lo más difícil es publicar el primer libro, publicarlo bien, me refiero, no autoeditarlo. Si lo consigues y «entras» en esa mierda que llaman «mercado», puedes continuar. Ese primer libro es tu tarjeta de presentación. Luego tienes que decidir: ser un buen escritor, contento con tu obra – venda o no venda mucho – o ser un vendedor de mercancía literaria. O, si eres un genio, tener éxito con obra de calidad. En cualquier caso todo es un proceso en el que hay que tener las cosas claras. A Vargas Llosa le rechazaron su primera novela, «La ciudad y los perros» en doce editoriales. Pero la terminó publicando… y ahí está. A John Kennedy Toole le rechazaron «La conjura de los necios» y se suicidó. La obra está ( ha vendido millones de ejemplares ) pero él nunca lo vió. Así que no siempre la moneda cae del lado malo. Confía en la suerte. Pero también confía en ti. Y, desde luego, como no vas a ser nunca feliz es haciendo informes inútiles y deseando escapar de lo que haces. Te lo digo por experiencia propia. Yo tardé un poco en dejar de combinar clientes y escritura en horas libres. No soy García Marquez. Pero existo, soy escritor. Y, sobre todo siento que soy yo mismo. Y eso tiene valor. Y no tiene precio. Te deseo lo mejor y ojalá algún día pueda leer ese libro del que hablas y que estoy seguro que es un gran libro. Saludos.
Muchísimas gracias por tus palabras, Emilio. Espero poder llegar algún día a ese punto al que has llegado, a esa parte en la que dices «No soy García Marquez. Pero existo, soy escritor. Y, sobre todo siento que soy yo mismo. Y eso tiene valor. Y no tiene precio». A eso es a lo que aspiro, a simplemente escribir y ser yo mismo.
Un saludo, y, reitero, muchas gracias por tus palabras, me han llegado. Te deseo que no dejes de escribir, y que encuentres esa última oportunidad que te permita vivir de esto.
Gracias a ti, Edu, y ánimo. En cualquier caso, más que vivir de esto, vamos a intentar ser en esto. Vivir solo merece la pena cuando se es. Y tu decisión – aunque, a veces, parezca que se viene el mundo encima – es la única posible: superponer el oficio de escribir y el oficio de vivir. Lo otro es, sencillamente, una mierda. Decía metafóricamente Allen Ginsberg que había visto a las mejores mentes de su generación estrelladas contra el asfalto. Yo creo que estrellarse contra el asfalto es mejor siempre que ahogarse en un cubo de basura. Pero vamos a intentar que ni el abismo nos trague, ni la mediocridad nos hunda. Yo estoy ahí, puedes buscar en Google y verás que me voy defendiendo 🙂 Y bueno, quizás todavía tenga un pequeño golpe de suerte, quien sabe. No me quejo, en cualquier caso, de lo que la vida me ha deparado ( o yo he buscado ) y donde estoy situado. Aunque he tenido que luchar contra viento y marea, como casi todo hijo de vecino que no está enganchado al poder. Al económico, que es el verdadero poder. El que manda en lo social y en lo político, al menos en las actuales circunstancias de Europa. De todas formas ten siempre presente esta frase, pequeña modificación que he hecho a un antiguo dicho: «Con la dignidad no se come, pero al menos, se respira». Saludos.
Estoy totalmente de acuerdo con tus reflexiones. Te he buscado y creo haber encontrado tu blog y alguna de tus obras, al última creo que es El Amuleto. Las seguiré. Además al encontrarte he conocido la red Netwriters, a la que acabo de registrarme. Muchas gracias de nuevo, y aprovecho, por si estás interesado, a invitarte a que le eches un vistazo al blog en el que escribo. Si pones Mi mundo descalzo en google, te saldrá. Un saludo. Un placer conocerte.
Estupendo, Edu. Sí, Netwriters es una plataforma que creamos hace dos años un grupo de escritores… y a la que eres bienvenido, por supuesto. Hay muy buenos escritores/as en ella. Saludos.