El universo de Benjamín Lacombe
Por María J. Pérez.
C/ Amaniel nº 29-31. Madrid
Del 19 diciembre de 2013 al 26 de enero de 2014
Benjamín Lacombe es todo un referente en el mundo del álbum ilustrado, su característico estilo a través de las imágenes de princesas, brujas y, en definitiva, mujeres que tienen una historia apasionante que contar en un mundo donde la fantasía e imaginación dominan la escena, confiere a este artista su sello más definido.
Este joven parisino, autor de más de una veintena de libros traducidos a varios idiomas, ha sido reconocido internacionalmente con infinidad de premios. Sus creaciones coloristas, llenas de detalle y especial sofisticación, nos introducen en un ámbito de ensoñación que ha sido expuesto en galerías de todo el mundo, como en París, Roma, Nueva York o Tokio.
Es por este motivo que el museo ABC, por primera vez en España, ha querido dedicarle una retrospectiva a partir de 30 dibujos originales de sus libros más conocidos junto a dos esculturas basadas en personajes de su obra, muy en la línea de sus ilustraciones. Un delicado trabajo en una exposición titulada: “El universo de Benjamin Lacombe”, de una gran belleza.
Lacombe ha sabido hacerse un hueco importante en el mundo de la ilustración y ganarse la admiración del público a través del dominio de una técnica y de un lenguaje cargado de fragilidad y elegancia. Sus lápices, tintas u otros pigmentos como el guache o el óleo sobre papel, invaden sus diseños en los que sólo utiliza el ordenador para maquetar.
Coincidiendo con la inauguración de la exposición, el autor impartió una “master class”, actividad organizada por el museo ABC y la editorial Edelvives donde explicó su periplo profesional y sus últimos proyectos en el mundo de la ilustración.
Una suma de inspiraciones que crea escenas y personajes únicos.
Quizás Benjamín Lacombe tenga un estilo más etéreo y gótico que Rebecca Dautremer, pero el corte inconfundible de ambos es muy similar. Le inspiran los primitivos flamencos, los artistas del Quattrocento, los prerrafaelistas, aunque también son referentes en su obra otras disciplinas artísticas como el cine, con directores como Tim Burton, Lars Von Trier, Pedro Almodóvar, y Alfred Hitchcock.
“Incluir a mi perro en mis libros se ha convertido en una especie de juego con los lectores, imitando a lo que hacía Hitchcock que aparecía en todas su películas y había que buscarlo. Es lo mismo que he hecho yo, es como mi marca personal, un diálogo con los lectores, se trata de un guiño. Antes incluía a mi perro Virgile y ahora tengo una perrita Lisbeth que también está en mis libros”.
Además, el influjo de la fotografía, con nombres como Gregory Crewdson, Desiree Dolron –indudable semejanza en los retratos de sus mujeres- o Erwin Olaf recogen un tipo de instantánea con mucha composición.
Los rostros que dibuja en sus personajes son enigmáticos, la mirada y expresión incitan al misterio. “Dibujo sonrisas pero no sonrisas completas en las que nunca se ven los dientes. Admiro mucho a Leonardo da Vinci, él nunca dibujó una sonrisa abierta del todo, siempre hacía sonrisas un poco enigmáticas. Pero sí las hay en mis libros”. Y así lo demuestra en Genealogía de una bruja donde podemos observar esta similitud de la que dialoga en su personal retrato de la Gioconda.
“Para mi, es importante apoyarme en personajes de la vida real, en cómo se expresan, se mueven y hablan para que al dibujarlos en papel parezcan reales. Plasmar la obra de sentimientos y a la vez transmitirlos” confiesa Lacombe.
Por eso se inspira siempre en alguien de carne y hueso para retratar a sus protagonistas. Por ejemplo, Cereza Guinda es una amiga de la infancia o sus perros, -Virgile procura incluirlo en la mayoría de sus obras y Lisbeth, sale en Swinging Christmas, su último trabajo publicado en España-.
Su trayectoria profesional
Este artista multidisciplinar, en constante evolución, siempre está trabajando en varios proyectos a la vez, cada uno es diferente del anterior con un valor propio y una particular expresión.
El punto de partida como ilustrador nace con su proyecto de fin de curso en la Escuela Nacional de Artes Decorativas, Cerise Griotte, del que es autor e ilustrador, con el que se convierte pronto en una celebridad al ser considerado por Time Magazine como uno de los mejores libros juveniles de 2007 en Estados Unidos.
Verdaderas obras de arte
La relación con la editorial Edelvives ha fructificado en la publicación de varios álbumes ilustrados entre los que se encuentra El herbario de las hadas, La niña silencio u Ondina.
Benjamin Lacombe tiene la virtud de transformar cada libro en una obra de arte, casi de coleccionista. En el herbario de las hadas, de gran formato, establece una relación especial entre las bellas imágenes de seres y plantas que habitan el cuento y las páginas de papel vegetal con efectos a base de troqueles o calcos o en Blancanieves, un clásico de los Hermanos Grimm, con formato muy simple pero con muchas texturas. El tacto es muy importante en la obra de este artista.
Propuestas temáticas y adaptaciones de los clásicos
En homenaje a Edgar Allan Poe, Benjamin Lacombe ilustra Cuentos macabros, con ambientes que oscilan entre lo romántico, lo tétrico y lo gótico. Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo o Madama Butterfly, espectacular adaptación de la ópera de Puccini que publicará Edelvives el próximo año, son muestras de su visión de los clásicos.
El público al que van dirigidas las obras de Lacombe no pertenece únicamente al mundo infantil, en ocasiones reflejan la realidad más cruda con una fuerte carga de simbolismo, así, en Cuentos Silenciosos, un magnífico libro desplegable en el que el ilustrador hace una consideración especial a sus cuentos preferidos en versión más amarga.
Aborda temas universales, así el maltrato infantil con La niña silencio o el amor y la libertad en Los amantes mariposa, Melodía en la ciudad contiene un mensaje para educar la creatividad de los niños ayudándoles a descubrir y potenciar su talento. En el segundo volumen de Genealogía de una bruja, refleja el papel de la mujer y su influencia en la sociedad o uno de sus últimos proyectos sobre Leonardo da Vinci y su homosexualidad.
Sus colaboraciones con Sébastien Pérez, Agata Kawa, o Cécile Roumiguière convierten sus álbumes ilustrados en un deleite de imágenes, texto y encuadernación en el que los personajes hablan por sí solos. La nostalgia y sutileza, lo onírico, la realidad disfrazada de misterio y una retórica barroca en las ilustraciones no deja a ningún lector indiferente.
Muchas gracias por tan buen artículo, sin duda hay que visitar la exposición.