José Manuel de la Huerga: «en los juegos está proyectada la personalidad del individuo desde bien temprano»
José Manuel de la Huerga, Premio Miguel Delibes de Narrativa 2012 con Apuntes de medicina interna (Menoscuarto, 2011), regresa a la narrativa con SolitarioS (Menoscuarto, 2013), una obra que reúne dos novelas vinculadas por el espacio en el que se desarrollan y por el protagonismo que el azar y la búsqueda de la felicidad adquieren. El escritor leonés propone en esta obra un juego literario que se inicia en el propio título, protagonizado por personajes que buscan la felicidad a través del azar.
Por Sara Roma
—SolitarioS es un juego literario que comienza con el título y la ‘S’ mayúscula del inicio y el final. ¿Por qué el título de SolitarioS? ¿Son los protagonistas de estas dos novelas personajes alejados de las compañías?
El título es un juego y homenajea al maestro de todos los palíndromos (palabras o frases que se pueden leer de igual manera de izquierda a derecha o viceversa), Augusto Monterroso. Y la novela empezó siendo un puro azar porque cuando imprimí la primera versión para que algún amigo lector cómplice leyera, en la imprenta donde la llevé me fijé que en la pantalla del ordenador había escrito ‘solitarios’ en minúscula. Y me di cuenta de que también se podía leer la palabra de derecha a izquierda, aunque no en el sentido normal, sino en el de otras culturas como los árabes. De tal manera, recogía con esta idea que hay dos novelas y que ambas se pueden leer bien en el sentido natural (Ultramarinos El Pez de Oro, primero; Naipe de señoritas, después) o al revés. Es también un pequeño homenaje al cine al que íbamos de niños, de sesión continua.
—¿Qué es lo que cuentan las dos novelas que configuran SolitarioS (Ultramarinos El Pez de Oro y Naipe de señoritas) y cómo están enlazadas?
Están enlazadas porque tienen un escenario común: una ciudad castellana de finales de la dictadura franquista que llamo Barrio de piedra y es la suma de pequeñas ciudades entrañables y a la vez asfixiantes (como Zamora, Palencia, León, Valladolid…), con una fuerte carga histórica, asomadas al río, con mucha piedra y que da la sensación de que sus habitantes son eternamente viejos e históricos, salvo los protagonistas de estas dos novelas que intentan por todos los medios salir de ese inmovilismo buscando la luz.
—Y cómo son esos protagonistas?
La protagonista femenina se llama Berta, de la mano de su niño de siete años al que cariñosamente llama Cachelo (palabra gallega que quiere decir ‘cachito’), va a buscar el otro cachito que creen que han perdido y necesitan recobrar: el padre de la criatura, que está en Lisboa. Y sin haber salido jamás de Barrio de piedra, un buen día cogen su maleta y toman un tren nocturno destino Lisboa, una ciudad completamente desconocida para ellos.
—Los protagonistas de SolitarioS creen en la posibilidad de la mejora, sienten que sus sueños se cumplen y, por eso, admiten el azar como un agente externo, como un demiurgo, que hace más felices sus existencias.
Tanto el primer personaje protagonista, Berta, como el de la segunda novela, Félix, pasan muchas horas jugando a las cartas y lo hacen jugando al solitario, evidentemente. Entonces, proyectan en esas cartas sus sueños, sus ilusiones, su búsqueda de la felicidad. Berta se inventa su propio Tarot y lo hace cambiando el nombre de las cartas de Heraclio Fournier. La editorial ha tenido sumo cuidado en reproducir las cartas de la baraja de Berta y también las de Félix. Se reproducen para que el lector vea esa Reina de oros o ese pez espada sobre los que proyecta sus sueños e ilusiones que al final ve cumplidos.
—Los adultos y los niños son diferentes. Los adultos tienen alma de niño, se dejan sorprender; los niños (Cachelo y Samantha) poseen la madurez impropia de quienes están convencidos de que los juegos son una cosa bien seria. ¿Por qué se invierte el carácter natural de los personajes? ¿Forma parte del juego literario o es para demostrar que los adultos seguimos siendo como niños?
Forma parte, esa es la idea. Siempre hemos creído que los juegos son cosa de niños. Sin embargo, en los juegos está proyectada la personalidad del individuo desde bien temprano. Los niños en esta novela cobran especial protagonismo porque de alguna manera toman el rol de adulto: en los juegos toman decisiones importantes que afectarán a la vida de los adultos que están con ellos.
—El humor y la ternura son dos claves en la construcción de las tramas, en las sorpresas y en la resolución de los conflictos. Aseguras que a pesar de ser tipos solos, en algún caso claramente marginados del éxito social, terminan encontrando su pececillo de oro.
Sí, porque cuando escribí estas historias me planteé voluntariamente que fueran positivas porque creo que las necesitamos todos. Planteé personajes aparentemente marginales o anodinos pero que se rebelan contra esa grisura personal e intentan buscar el lado bueno que pueden tener las cosas. Además, como ejercicio personal me propuse la búsqueda del humor y fue difícil.
—Las dos historias de SolitarioS se localizan en una ciudad castellana no definida durante los años de la transición española. Además, en la obra apuntas una serie de claves sociológicas y guiños culturales que sirven para localizarla en un momento concreto.
Por ejemplo, la aparición de los grandes almacenes o del cine porno. Es más, la baraja del protagonista de la segunda novela, Naipe de Señoritas, es una baraja de señoritas ligeras de ropa, que en los mercadillos de aquella época se vendían con mucha profusión y que formaban parte de la privacidad de las personas. Félix, un solterón empedernido que trabaja como agente judicial encuentra su consuelo personal en esa baraja. Así que le da tanta vida que al final a una de ellas cree verla paseando por las calles y es ahí donde se activa el juego, la ternura y el humor.