There is Only Drawing
Por Inmaculada Real.
Fundación Luis Seoane, A Coruña
Del 13 de noviembre de 2013 al 23 de febrero de 2014
Para el artista Pedro Calapez el dibujo es un campo de reflexión, para la observación del mundo, donde la memoria y el pensamiento se unen. Partiendo de este planteamiento, el artista portugués se siente influido por el juego de palabras que el escultor Richard Serra hizo en 1977 manifestando lo siguiente: “There is no way to make a drawing: there is only drawing” (no hay ninguna manera de hacer un dibujo: sólo hay el dibujar).
El dibujo se convierte en la práctica artística principal en esta muestra que ha sido comisariada por Filipa Oliveira, donde se trasciende los límites de la obra para indagar en su relación con el entorno, y a su vez, la relación de ésta con el espacio, a través, por ejemplo, de la eliminación de los márgenes.
Para la disposición de las distintas obras en la sala principal de la Fundación Luis Seoane, Pedro Calapez toma como referencia Le Spleen de Paris de Charles Baudelaire. El poeta francés invitaba al lector a recorrer aleatoriamente los poemas en prosa que componían ese extraño muestrario de sus impresiones y experiencias personales, y de igual modo, Calapez mezcla en una misma ubicación, a modo de gigantesco mosaico, obras sin aparente relación plástica entre sí y que hacen referencia a temas distintos, uniendo el conjunto bajo el título de uno de los fragmentos más conocidos del volumen: “L’invitation au voyage”, invitando al espectador a deambular a través del montaje expositivo, incidiendo de nuevo en la estrecha relación entre observador, mirada, espacio y arquitectura.
El artista se hace planteamientos como: «La visión de una imagen que ocupa un espacio desencadena en el transeúnte reacciones diversas. ¿Qué paredes son éstas que lo circundan y lo engloban dentro de un paisaje inesperado? ¿Consigue su mirada recorrer todos los pormenores? ¿Dónde está la salida, dónde está la entrada? ¿Por qué este espacio interior reclama insistentemente un espacio exterior? En el momento en que miramos un horizonte sentimos la tensión de los límites: el espacio no termina, puesto que sabemos que ahí al fondo, en aquella pared que nuestra mirada recorta de la Naturaleza, sabemos que existe una continuidad, algo por detrás; pero esa pared, cuyos contornos están definidos dentro de los límites de nuestro campo visual, representa aún así un punto de parada, la simulación de un fin, la inutilidad de una definición, puesto que la libre especulación sobre lo que sucede en el reverso se halla alterada».
La instalación que se presenta con el título Invitation au Voyage, está formada por obras que se presentan por primera vez al público, algunas de ellas realizadas expresamente para esta muestra. En ellas desafía la capacidad de percepción del espectador, a través de múltiples puntos de observación, que le invitan a indagar y establecer nuevas relaciones entre las obras expuestas. Asimismo, la mezcla de texturas están también presentes, combinando soportes como el papel y el aluminio con técnicas como carbón, tinta negra, acrílico o impresiones láser, obtenido como resultado una multiplicidad de unidades consiguiendo captar la atención del espectador.
En otras obras como Gymnasium el aluminio vuelve a estar presentes, paneles de grandes dimensiones que ocupan las paredes de las salas, consiguiendo que la materialidad de la obra se extienda a los límites de la disciplina del diseño en el campo de la escultura. Para Pedro Calapez: «La pintura mural nos recuerda la inestabilidad del paisaje. Perturba la superficie lisa de la pared invocando, anunciando, un mundo nuevo en precipitadas simulaciones de movimiento. Afrontamos entonces la posibilidad de volver visible lo invisible, ésa es la prosapia de la imagen. La pintura mural trata de esa cuestión que nos inquieta constantemente: cómo conseguir absorber la totalidad del espacio, entre sus vacíos y lo que está dentro de él. El vacío surge en el intervalo de los elementos que lo niegan, pues el vacío es interrumpido a cada momento en la superficie que lo limita. Lo que el espacio contiene se manifiesta en lo que en él se representa. Primero, en su propia construcción: la arquitectura revela los límites de las superficies a través de ángulos y aristas. Después, pequeños elementos poseen diferentes funciones. Son los puntos de entrada y de salida, es decir, de circulación; y los puntos del permanecer, de la permanencia de la mirada. Una mirada que refleja en el interior lo que sucede en el exterior. Especulemos ahora sobre cómo actúa la mirada, cómo se dirige, cómo busca orientarse para apropiarse de lo que desea. La mirada se fija en un punto determinado pero se produce un inminente desvío de ésta, puesto que lo que permanece dentro del campo de visión excita en todo momento al ojo. Sabemos bien en qué consiste desviar la mirada, cómo ésta actúa para encontrar otro objetivo».