Club Culturamas

Maldito instrumento

Por Fran Portillo.

Cómo somos.

Incorregibles.
Desquiciables.
Tortuosos.
Histéricos.
Irrespetuosos.

Solo hace falta salir a la calle unos minutos para descubrir la veracidad de todos estos adjetivos.
En España sufrimos el síndrome del «paquélasprisas» continuamente. Y es que nos levantamos con la hora pegada al culo, creando con ello un estrés desde primera hora de la mañana. Y lo pagamos con los demás. Porque no te dejan pasar en la acera; porque la ancianita que tenemos delante en la gasolinera rebusca las moneditas para quitarse peso; porque encontramos atasco. La lista es bastante larga. Entonces es cuando reunimos todas estas expresiones y màs en un solo instrumento.
¿Cuáles son las expresiones?
«Quítate del medio»
«¿Dónde quieres ir?»
«Me estás molestando»
«¿Qué haces ahí parado?»
«La madre que te parió»
«¿No me ves?»
«Ey!! coleguita!!!»
«Goooooooollll»
«Campeoooooooonessss»
«No me puedo mover»

Os puedo asegurar que hay muchas más, algunas absolutamente absurdas.
¿Cuál es el instrumento?
El claxon o bocina del vehículo. Ese horrendo, macabro, molesto, perturbador, pecaminoso y aberrante objeto sonoro que tanto uso tiene en la ciudad o poblado.

Según el código de circulación, el claxon UNICAMENTE puede utilizarse, dentro y fuera del casco urbano, para evitar un accidente.

¿Entonces?

Ahí no dice nada del típico imbecil que a las ocho de mañana, si no antes, se pone como loco a tocarlo para que retiren el camión que obstaculiza la retirada de su coche. Todo esto cuando este individuo se ha tirado media hora tomando café con bollos, sin prisas. Pero entonces le entra la neura.
¿Y qué decir del que tenemos detrás en un stop metiendo prisa?

Qué necesidad tenemos de acrecentar de esta manera la contaminación sonora que ya sufrimos en la ciudad. Y todo para ganar unos segundos.
En mi opinión debería estar reflejado en el código penal, por lo menos podríamos disfrutar un poco más del placer de conducir sin alterarnos.

Pero no podemos evitarlo. Está en nuestra naturaleza y si no recibimos represalias ¿quién nos impide usarlo?

En fin, así es España. Cada día a «mejor».

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