Lo posible

1Por Juan Antonio López García.

 

Lo posible era que mi primera visita, el pasado mes de octubre, al Mercado Mundial de Contenidos de Entretenimiento, el conocido como MIPCOM, para presentar una serie de dibujos animados basada en mi personaje Cosmicosaurio, me hubiera servido de experiencia y poco más. La ilusión con la que llevaba mi maletín por ese grandioso evento internacional, que todos los años se celebra en la ciudad francesa de Cannes, superaba mi falta de experiencia.

Una vez roto el hielo de mi primer contacto, ante una productora colombiana, fue cuando empecé a darme cuenta de que, tal y como yo pensaba, daba a conocer un gran proyecto. Ya no me sentía como un primerizo. Me desenvolvía igual que el resto de participantes y me relacioné con decenas de productoras y televisiones de todo el mundo.

Acogieron mi propuesta  con mucho interés y conseguí acuerdos comerciales, con los que actualmente estoy trabajando.

La experiencia de asistir a un evento como el MIPCOM me ha servido de mucho, tanto personal como profesionalmente. Me he encontrado con gentes de todo el mundo que han puesto en valor mi idea de transformar Cosmicosaurio en un personaje infantil de televisión. La animación infantil no está reñida con la educación y la divulgación.

También me ha servido para darme cuenta del poco apoyo con el que cuenta esta actividad cultural en España y lo mucho que se valora en otros países.

Para mí, que hasta hace poco tiempo trabajaba en otra actividad tan distinta como la de asesor fiscal, este viaje ha supuesto mucho. Trabajar en una disciplina tan apasionante como inculcar a los niños la pasión por la ciencia, y el mundo de la animación, hace que me sienta realizado.

Aunque este otro ambiente audiovisual al que he accedido, me haya parecido, en un principio, un tsunami que se tragara a todas las productoras pequeñas que encontrara a su paso, comprendí rápidamente que nada tenía que ver el tamaño. Las grandes productoras también son receptivas a cualquier proyecto que les resulte atractivo, venga de quien venga.

Los cuatro días que pasé en Cannes han sido inolvidables. Cada día me sentía más ilusionado porque todas las noches me iba a dormir con otra noticia positiva.

La vuelta a casa se me hizo corta, a pesar de las diecisiete horas de tren y creo que durante todo el viaje lucía una leve sonrisa en mi cara. Había vivido una experiencia tan diferente y positiva que me sentía flotando en una nube.

Al llegar a casa, me relajé. Estaba deseando compartir el viaje con mi familia y decirles que con la perseverancia, la actitud positiva y la confianza en uno mismo, a veces, lo imposible se convierte en lo posible.

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