Novocine VII: Muestra de Cine Brasileño
Por Cristina Castro Alonso.
La madrileña Sala Berlanga ha acogido estos días (7-14 de noviembre) la séptima muestra de cine brasileño. Esta muestra constituye una oportunidad para ver gratuitamente una selección de films realizados en Brasil durante los últimos tres años que nunca llegarán a las pantallas españolas. En temática, presupuesto y recursos formales las propuestas han sido de lo más heterogéneas, no obstante, cabe destacar una cierta óptica común que cabría definir como crítica y social.
La película Colegas (2013) de Marcelo Galvão, que contó desde el principio del rodaje con serios problemas de financiación, otorga el protagonismo a tres actores con síndrome down que emulan a héroes de las películas de Hollywood, ofreciéndonos una historia plagada de guiños y referencias cinematográficas. El film contiene los clásicos clichés de las road movies norteamericanas, pero esta vez las aventuras son perpetradas por unos inusuales protagonistas en un escenario distinto al acostumbrado: Brasil y Argentina. Esta copia menor de una ficción tarantinesca se nos revela a la luz de las modificaciones de los estereotipos habitualmente asociados a dicho tipo de cine como una sátira dulce, una crítica acaramelada. Con esto me refiero a que más allá del mensaje positivo que proyecta la película acerca del valor de la diferencia, esta idea es indisociable de la toma de conciencia de la fortaleza normativa de las identidades en la industria del cine. Por ello, no deja de ser iluminadora la escena fundacional del viaje, que tiene lugar en la carpa de un circo, dónde los tres protagonistas han de disfrazarse para tomar las riendas de su destino, asumiendo una nueva identidad con la que sentirse protagonistas en lugar de marginados.
Otra película sobre identidades subalternas es Xingú (2012) de Cao Hamburger, una ficción histórica sobre la destrucción del Amazonas y el exterminio de la población indígena que habitaba sus tierras. Pese a la labor didáctica y de concienciación que lleva a cabo este film, a través de la narración biográfica de las vidas de los hermanos Vilas-Boas, los héroes blancos de clase media brasileños que logran crear la reserva de Xingú, no puedo evitar disentir con el enfoque con el que Hamburger aborda esta historia. En mi opinión, la recreación ficcional y las consiguientes exigencias narrativas limitan la comprensión del conflicto. Por lo que se echa en falta una mayor profundización en las tensiones que se producen entre los hermanos a raíz de sus distintas perspectivas sobre las concesiones que deben realizar al gobierno brasileño, y un mayor análisis de las consecuencias y repercusiones que ha tenido la explotación del Amazonas. Se podrá objetar que esta película se centra en las vivencias y la lucha de estos tres hermanos pero en realidad la película ni siquiera se acerca a ellos tanto como para llegar a conocerlos.
En el polo opuesto de las críticas que he podido hacer a Xingú está Los ojos de Bacuri (2013) un excelente ejemplo de cine de no ficción dirigido por María de Medeiros. Un documento sobrio narrado en primera persona por Denise Crispim compañera del guerrillero Eduardo Leite “Bacuri” asesinado por la dictadura militar brasileña en 1970. El documental gira en torno al testimonio de Denise Crispim que reside actualmente en Italia, sin más decorado que una estantería de fondo, la mirada y la voz de Denise nos transportan a unas vivencias dolorosas y traumáticas soportadas con fuerza y valentía, llenas de significación política y vital. De Medeiros apoya este material con fotografías de la época, vídeos del taller de Eduarda, la hija de Denise y Bacuri, y extractos del diario de Encarnación, la madre de Denise, también militante. A través de la narración de Denise y las voces de Encarnación y Eduarda se teje un relato que tiene como uno de sus ejes centrales la importancia de la memoria.
El último film del que voy a hablar es Sonidos del barrio (2012) de Kleber Mendonça Filho una película que indaga en las fricciones sociales existentes en un barrio de clase media de Recife. En esta obra de corte costumbrista se dan la mano dos características difíciles de armonizar: la sutilidad y la crudeza. Mendonça Filho lleva a cabo esta tarea con precisión quirúrgica, dotando a esta cinta de una gran intensidad desde el primer minuto. A lo largo del film va creciendo una tensión sorda entre los señores propietarios de inmuebles y sus trabajadores asalariados, los responsables de limpiar sus casas y protegerlas. La fragilidad del orden imperante en el barrio es mostrada por Mendonça Filho con leves pinceladas silenciosas, con imágenes de una fuerte carga connotativa que alcanzan su significado pleno al concluir el film, pero que avanzan las consecuencias de las grietas que ineludiblemente surgen en un tejido social estratificado cuyas fronteras se delimitan por la violencia.
En su conjunto los films de esta muestra poseen la virtualidad de situarse en los márgenes de la mirada hegemónica y de poder emitir reflexión y crítica, atendiendo a las voces de la alteridad, a las voces y las identidades que a menudo no tienen lugar en las imágenes dominantes. Pero lo más sobresaliente es que este ejercicio no deifica dichas identidades, ni las convierte en un negativo fotográfico, sino que las reivindica como dignas de ocupar el mismo espacio que las hegemónicas.
Qué bien que hagan este tipo de eventos, me gusta mucho el cine brasileño, por mi parte les recomiendo la serie Magnífica 70, una producción brasileña que retrata al cine de Brasil en los años setenta que se ve muy prometedora, este 24 de mayo no se pierdan su estreno.