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Cuernos

Por Fran Portillo. Mundialmente es conocida la riqueza de la lengua castellana.

La infinidad de formas para construir una misma frase trae de cabeza a los estudiodos que se interesan por nuestro idioma.

En un rincón de esta formidable brillantez tenemos las acepciones.

Según cómo y de qué forma se utilice una palabra vemos que cambia su significado y esta parte es muy divertida y propone mucho juego.

Hoy os hablo de la palabra «cuerno» y de la multitud de acepciones que ésta puede poseer según su uso.

De todos es sabido que en la antiguedad era utilizado como instrumento de guerra, para avisar a las tropas de un peligro inminente. A su vez, la fauna de nuestro planeta posee multitud de ejemplares dotados de estas protuberancias que en algunos casos pueden ser realmente hermosas, pero no hace tanta gracia cuando uno de nosotros los lleva puestos o cree llevarlos.

«Me han puesto los cuernos». Usada de esta manera múltiple significa que nos ha sido infiel nuestra pareja.

También, cuando se usa de forma unitaria, suele transmitir ceguera:
«No veo un cuerno»

O incluso desinterés:
«Me importa un cuerno»

O mucho desinterés:
«Me importa tres cuernos»

También es un lugar muy concurrido:
«Vete al cuerno»

E incluso inconformidad:
«Y un cuerno»

También es utilizada cuando queremos expresar incomprensión sobre alguien o algo:
«¿Qué cuernos haces aquí?»
«No sé dónde cuernos estoy»

En definitiva, podemos presumir ante el mundo de uno de los idiomas más complicados del planeta y de los más divertidos tambiém.

Para terminar lo haré con la más famosa de ellas, aquella que nos ha soltado siempre nuestra madre cuando preguntábamos demasiado.

«Cuernos fritos».

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