Jaime Fernández Martín: «Es preciso olvidarse de la vida de Proust y leer ‘En busca del tiempo perdido’ como pura ficción»
Este mes se celebra el centenario de la publicación del primer volumen de la novela: Por el camino de Swann, primero de los siete que componen el ciclo novelístico de Marcel Proust En busca del tiempo perdido. Para celebrar este feliz centenario Hermida Editores ofrece a los lectores una amplia selección de pensamientos extraídos de la novela que corresponden a los principales motivos que recorren la obra. Almuerzo en la hierba de Marcel Proust recoge la selección de pensamientos que componen En busca del tiempo perdido. En esta entrevista hablamos con Jaime Fernández*, responsable de la selección y autor del ensayo introductorio.
Por Sara Roma
-¿Es este libro para cualquier lector, incluso para quienes no hayan leído la novela de Proust?
Por supuesto. Precisamente el propósito que nos ha guiado al ofrecer la selección de pensamiento de la novela de Proust es que el lector conozca de primera mano el complejo universo proustiano y que esta lectura sea un acicate para iniciarse en la obra.
-¿A qué se debe que Proust sea un autor poco leído: a la extensión de sus novelas, a su estilo introspectivo y filosófico, o a ambas razones?
Probablemente la causa haya que buscarla en el estilo, en la frase larga, en espiral, a la que el lector actual no está habituado, así como a la ausencia de eso que entendemos por “acción” y no digamos ya de “suspense”. Además, al tratarse de un ciclo novelístico, muchos lectores abandonan la obra en el segundo o tercer tomo.
-La característica más reseñable del El almuerzo en la hierba es que por primera vez una editorial de habla hispana se atreve con la compilación de los pensamientos proustianos. ¿Cómo ha sido el proceso para poner en orden y compilar las ideas que se exponen en En busca del tiempo perdido?
Ha sido un proceso complicado porque la selección se ha realizado a partir de la traducción española y las traductoras han tenido que localizar los textos en la edición canónica y volver a traducirlos. En cuanto al orden temático, están representados todos los motivos del pensamiento del escritor. Son muy pocas las reflexiones que se han excluido.
-Los textos seleccionados van encabezados por títulos que orientan al lector sobre los motivos más representativos que se recogen en los siete volúmenes de la novela. El tiempo, la memoria, el amor y los celos están muy presentes, pero Proust se preocupó por disertar sobre casi todas las cuestiones vitales que conciernen al hombre, ¿verdad?
Se trata de los temas que le preocuparon toda su vida y que, como es lógico, también le mantuvieron ocupado. Por supuesto, son temas universales, aunque algunos de ellos se circunscriben a la personalidad singular del escritor, como la homosexualidad masculina y femenina y, por supuesto, las reflexiones en torno a la creación literaria y artística. En cuanto a los celos, el lector descubrirá que, pese la universalidad del asunto, el tratamiento que reciben en la novela raya lo obsesivo. Los pensamientos sobre el tiempo y la memoria forman parte del núcleo de la obra y están muy ligados a la creación literaria.
-El argumento de la primera novela gira en torno a un joven burgués, Marcel, que aspira a convertirse en escritor y que relata en primera persona su lucha interior para emprender la obra en la que deberá dar cuenta de su experiencia. Parece que hay numerosos elementos autobiográficos. ¿Sería justo decir que fue el relato de su propia existencia? ¿Es necesario conocer la biografía del autor –su infancia, su vida, su familia…- para comprenderla en profundidad?
No es necesario conocer la biografía de Proust para entender al personaje del Narrador, que también se llama Marcel. Es su “alter ego”, pero nada más. Es preciso olvidarse de la vida del escritor y leer la figura del Narrador como si fuese ficticio, y de hecho lo es, a pesar de la semejanza con el escritor de carne y hueso. En realidad, Proust se esparció por diversos personajes, aunque la porción mayor del reparto se la lleve el Narrador.
-Incluso los personajes que aparecen en la novela son transposiciones literarias reinventadas de personajes reales conocidos por Proust, lo cual parece que le granjeó la enemistad de algunos amigos de la alta sociedad.
Es cierto. Al construir los personajes se inspiró en amigos y conocidos de la alta sociedad en la que se movía desde su juventud, algo usual en los autores de ficciones y, pese a los disgustos que suele ocasionar a los modelos reales, bastante comprensible. Por cierto, ¿en quién se van a inspirar los novelistas como no sea en la realidad que conocen? Hay que recordar que el protagonista de la novela, el Narrador Marcel, se inspira en el propio novelista. Aun así, ninguno de los personajes es un calco del modelo real sino que en cada uno de ellos hay aspectos de unos y de otros.
-A pesar de su extensión, En busca del tiempo perdido es una obra incompleta truncada por la prematura muerte de su autor. ¿Podremos algún día conocer su final como lo hubiera querido Proust?
No es exactamente una obra truncada. Proust dio por concluida la novela poco tiempo antes de su muerte, por lo que el final es el que previó. Según relata en su libro de memorias Monsieur Proust, el ama de llaves del escritor Céleste Albaret, que tanto le ayudó en el último periodo de su vida, éste le confesó poco tiempo antes de morir que ya no se sentía angustiado al tener la certeza de que su obra se publicaría.
*Jaime Fernández Martín (Cáceres, 1960) es periodista y autor del ensayo De claro en claro: Una lectura de El Quijote (Editora Regional de Extremadura, Badajoz, 2009). Además, ha publicado Latín y mentiras (Valdemar, Madrid, 1999), una antología de pensamientos de autores clásicos relacionados con la educación y La ciudad de los extravíos: Visiones venecianas de Shakespeare y Thomas Mann (Fórcola, 2010). Es autor del blog En lengua propia.