EscenaViajen al fondo

El Price dice adiós a Pere Pinyol

Por Horacio Otheguy Riveira

Falleció quien dirigió el Teatro Circo Price desde 2009 con la pasión de un sabio hombre de teatro, conocedor de sus fascinaciones, debilidades y trascendencia. Concebía este mundo con el dramatismo de los poetas y la diversión del clown.

Fueron años muy duros y de belleza incomparable. Mientras llenaba la pista de renovada vitalidad dando cabida a todos los géneros, luchaba contra una enfermedad espantosa que llegó a arrebatarle una pierna y acosarle con toda clase de angustias y dolores físicos.

En una ocasión se presentó en una rueda de prensa con una ortopedia que le molestaba muchísimo, pero que él acomodaba con la elegancia y el sentido del humor que le caracterizaban. Campechano, el trato con la prensa y sus colegas siempre fue de igual a igual, y entretanto hacía milagros con los presupuestos cada vez más bajos, temporada tras temporada echando imaginación y coraje en el Price del Ayuntamiento de la capital del reino.

Teatro circo Price

Señoras y señores: un mundo feliz

Ha fallecido a los 61 años después de muchas intervenciones quirúrgicas y diversos tratamientos. A menudo la sonrisa se le borraba o ya le resultaba imposible ejecutarla, pero el Price vibraba, como vibra ahora en el silencio de su maravillosa pista: precisamente en este día en que, casualmente, no hay nada programado.

A lo largo de estos años la felicidad de los teatreros sin prejuicios fue muy grande. A su lado se incorporaron muchos espectadores que creían que eso del circo era cosa trasnochada, triste y sin sentido. Sus puertas se abrieron a los jóvenes del Proyecto Crece —con la valiosísima colaboración de Donald Lehn, director de la Escuela de Circo Carampa de Madrid—seleccionados entre las mejores escuelas de circo del mundo, que vinieron a abrir la temporada entre 2008 y 2012: cada ciclo con un director nuevo y unos 15 artistas dando sus primeros pasos arropados por sus talentos en muchas artes. Entraba septiembre con estos espléndidos novatos y cerraba diciembre con el Circo de las Navidades, dando cátedra a las carpas tradicionales y llenando en todos los pases sin más fieras que las de adultos que vuelven a ser críos y sus niños con los ojos como platos y la risa galopante.

Se rindieron homenajes como el dedicado a Paulina Andreu, quien con 90 años asistió a la exposición de parte de su formidable trayectoria como acróbata, bailarina, cantante y larga carrera como estrella del arte ecuestre en el Circo Schumann, inaugurado en Alemania en 1905).

CIRCO RONALDO

Nos visitó el Centro Nacional de las Artes del Circo de Francia con un puñado de funciones especiales interpretadas por sus mejores alumnos. Hubo maratones, conciertos insólitos, teatro a 360º, estreno mundial de la creación de Robert Lepage, varias presentaciones del Festival Internacional de Magia, el cabaret español Crazy Love, con el teatro de Petra y Juan Margallo, numerosas variedades, y el estilazo de Psicosis Gonsáles, esa diva-divo que se sienta en las faldas de las parejas y sólo disfruta si sus fans la llaman “¡guarra, zorra, eres lo peor!”, mientras la gran orquesta del Price interpreta estupendas melodías.

Debutó en Madrid El Molino, el más canalla de los teatros de la picaresca nacional que cumplía 113 años, con un espectáculo de plumas y sin ellas, con desnudos integrales y humor subido de tono a la vieja usanza. Una noche mágica en la que el antiguo cabaret se vistió de nuevos tiempos y creó una dichosa alianza Madrid-Barcelona.

Entre muchos aciertos, a Pere Pinyol se debió que nos emocionáramos con dos circos excepcionales: el francés de la familia 1383767067_416593_1383768431_noticia_normalRasposo y el de la familia franco-gitana Romanès. Los Rasposo y su Le Chant du dindon, donde la representación cómica de una familia mal avenida con sus enredos amorosos, contaba con una sucesión de sorpresas musicales, teatrales y circenses, además de los números de una trapecista-acróbata con gran final de funambulista sin red: preciosa Marie Mollins.

Los Romanès tenían a toda la familia aplaudiendo y jaleando en la pista: cuerdas volantes, danza zíngara, bellas criaturas de diferentes edades que condicionan nuestra capacidad de asombro para recibir a las más fogueadas: Rose-Reine y sus fabulosas creaciones en trapecio, y Silvaine, en danza acrobática y contorsión.

Dichosa memoria

Aunque Pere no vuelva a estar entre nosotros, será imposible dejar de tenerle en cuenta. Cada vez que nos acerquemos al Price desfilarán los grandes momentos que Pinyol nos brindó con su fuerza de voluntad, su lucha contra la adversidad y su pasión por la creatividad escénica.

Me niego al luto y me aferro al recuerdo que no cesa. Por ejemplo, la gran familia de 12 miembros del Circo Ronaldo: detrás del rojo y gastado telón se ve la preparación de algunas atracciones, las más de las veces fatalmente organizados. Y de pronto destaca un chaval de unos 10 años que emula al incipiente galán y se burla de su arrogancia, luego los malabares, la magia, las bromas, y su hermano de unos 15, muy profesional, y el payaso que persigue a la bella que no le hace caso y escapa de él subiendo al trapecio fijo que está en la araña de falsos caireles y el enamorado la sigue y cuando se encuentran arriba, sacan pan y chorizo y meriendan invitando al público a un descanso, pues sacan una pizarra con una palabra muy clara: pauze. Y así es como te veo partir, querido Pere, como una pausa entre función y función. Y el resto no es silencio, sino salva de aplausos con música envolvente.

Trapecio y mástil

2 thoughts on “El Price dice adiós a Pere Pinyol

  • Este artículo de Horacio Otheguy Riveira nos transmite un conocimiento y un sentimiento de y hacia el CIRCO que le hace merecedor de un óscar al cariño y al reconocimiento del buenhacer de Pinyol.
    Este periodista, Horacio, es un gran amante del circo, eso queda claro, pero es también gran conocedor de todas las artes escénicas y literarias, sin que ello haya sido nunca menoscabo a la hora de hacer sus críticas sobre este gran arte que es el circo y que no siempre, o casi nunca, recibe los reconocimientos ni las ayudas que merece.
    He disfrutado mucho con este homenaje a Pinyol y con el cariño que Horacio ha mostrado por tan entrañable arte.

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  • Y Horacio es tan buen escritor además, que nos emociona aún tratando los temas que más ajenos puedan presentársenos, por gusto o por distancia. Lamentablemente no sé qué fue lo que hoy perdió el mundo, pero sé que fue algo muy bueno, porque Horacio me lo dijo, me permitió saberlo.

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