Charles Bronson: El justiciero que muchos querrían tener
Por Javier Elba.
De estar vivo el personaje, te recomendaría que no te metieras con Charles Dennis Buchinsky, más conocido como Charles Bronson, porque habrías incordiado al tipo equivocado. Se trataba de un hombre que se tomaba la justicia por su mano al pie de la letra. Un tío que no se andaba con tonterías. Un macho viril sin miedo a nada ni a nadie. Un sujeto con agallas: el prototipo de individuo que no prolifera hoy en día.
Puede que sus películas fueran muy similares – sobretodo las de sus últimos veinticinco años – pero el público quedaba satisfecho porque el bien triunfaba y los delincuentes, asesinos y demás calaña terminaban entre rejas, que era el sitio que les correspondía.
Además, Bronson no necesitaba demasiada ayuda para llevar a cabo su cometido. Por lo general, él solito terminaba con todo bicho viviente ya que veía que la justicia era, precisamente, inaceptable. No podía quedarse de brazos cruzados viendo cuán corrompido estaba el panorama.
Su figura de tipo duro ha sido tan emblemática que en la película Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992) cuando se hace alusión a un perdonavidas se le da, automáticamente, el nombre de Charles Bronson.
El prisionero más peligroso del Reino Unido nació con el nombre de Michael Gordon Peterson pero ha llegado a ser más popular al conocérsele por igual nombre que el famoso actor norteamericano de origen lituano.
En resumidas cuentas, Buchinsky fue un personaje temido y respetado a partes iguales porque hizo méritos para ello.
Empezó pisando fuerte con westerns como el remake The Magnificent Seven, Guns of Diablo, A Thunder of Drums (Fort Comanche) y C’era una volta il west (Once Upon a Time in the West).
También son destacables sus papeles en Machine Gun Kelly, The Great Escape, The Dirty Dozen y Hard Times (The Streetfighter).
Pero son las cintas en las que luce un bigote ralo, que le sobrepasaba las comisuras de los labios, las que terminaron por coronarlo como un justiciero sin piedad con los maleantes. Prueba de ello es la saga Death Wish, Messenger of Death o Kinjite: Forbidden Subjects.
Estuvo acompañado en algunas de ellas por su mujer Jill Ireland pero, más bien, en un segundo plano porque Bronson no quería anteponer el amor a la equidad.
A lo largo de la historia del cine ha habido un gran elenco de figuras caracterizado por su valentía, audacia y humor de perros: los sargentos de artillería Hartman y Highway, el sobadísimo Chuck Norris y Bruce Lee, entre otros. No obstante, creo que a Charles Bronson, hasta el momento, no le ha hecho sombra nadie.
Como nota curiosa, el actor Bill Murray se inspiró en su figura para su personaje de Lost In Translation (Sofia Coppola, 2003) por el que debió haberse llevado el Oscar en aquella edición.
A Bronson se le diagnosticó Alzheimer en el año 2000 y falleció tres años después.
En ocasiones se discute la opción de trasladar a la vida real a un héroe de ficción cinematográfica con las características de Bronson para que las calles estuvieran más tranquilas y seguras. Teniendo en cuenta como está la situación en muchos países de los llamados civilizados habrá quien piense que no vendría mal que alguien se encargara de poner orden en la sociedad del modo en que este gachó lo hacía.
que clásicos excelente blog