Por Eloy V. Palazón

Lo sublime del gesto. La elegancia del cuerpo moviéndose en el espacio. La inteligencia emocional con la que Jiri Kylián crea sus coreografías es algo asombroso. Uno queda enganchado desde la primera vez que ve una. En este caso, el Ballet de la Ópera de Perm nos ha traído Les noces, con música de Igor Stravinsky. Lo que se ha podido ver en el Teatro Real estos días es un cuerpo de baile con una gran sensibilidad en la realización de los movimientos, pero con mayor cohesión en el ámbito de las bailarinas que en el de los bailarines, con ligeros desfases a veces, que no tendría importancia sino fuera una coreografía de Kylian, que requiere gran meticulosidad y precisión. La parte musical ha sido dirigida por Teodor Currentzis, teniendo en el foso al coro y orquesta de la Ópera de Perm, que seguirán en Madrid para la interpretación de la ópera The Indian Queen durante el mes de noviembre, que nos vuelve a traer al maravilloso tándem Peter Sellars/Gronk en el ámbito escénico que ya hizo vibrar al público madrileño en 2012 con su Ainadamar.

 

Ballet Perm 2388

 

La segunda parte del programa corrió a cargo, esta vez, de la Orquesta Titular del Teatro Real dirigida por Valentin Uryupin, con una coreografía de Alexey Miroshnichenko, que desde 2009 es maestro principal de ballet en el Teatro de la Ópera de Perm. Un ballet, El bufón, con música de Serguéi Prokófiev, que después de la primera parte se queda corto ya que la sombra de Kylian es demasiado pesada.

Es un programa doble ecléctico pero cuya primera parte se come, aún durando la mitad, a la segunda. No hay equilibrio, como si lo hubo el año pasado con el programa que nos trajo el Ballet de Lyon o con el que vino en 2010 el Neederlands Dans Theater, que combinó a Kylian con Sol León y Paul Lightfoot, lo que creó un programa redondo.

Kylian vuelve muy pronto a Madrid: del 16 al 24 de noviembre, la Compañía Nacional de Danza propone una velada con Kylián, Galili y Naharin en el Teatro de la Zarzuela.