La insoportable Levedad del Fútbol
Por Miguel Abollado. El fútbol en este país se está convirtiendo en una pesadilla.
Algunas veces me acuerdo de cuando se televisaba un solo partido los sábados por la noche. Se adelantaba el partido más interesante de la jornada, y lo podías ver en Telemadrid, o en La 2. El domingo retransmitían otro que veían los que tenían el plus. El resto se solía jugar el mismo domingo. A las 5 o 6 de la tarde. En la radio escuchabas el carrusel, y tenía cierta emoción, sobre todo para los que jugábamos a la quiniela. Después en Estudio Estadio podías ver los goles, las clasificación, algunas repeticiones. En fin, a mi me gustaba el fútbol, más jugarlo que verlo, y reconozco que seguía con interés el campeonato de liga. Si estiro un poco más la memoria puedo acordarme incluso de cuando no había plus. Lo que no logro recordar es el tratamiento que se daba a este deporte por aquel entonces. Sé que se hablaba de fútbol, había periódicos deportivos -los mismos que ahora- que lo trataban a diario, y había otros periódicos -abc, pais, el mundo- que los lunes hablaban largo y tendido de la jornada del día anterior. Respecto a la copa del Rey, se televisaba la final, puede que las semis. También la Liga de Campeones, claro, cuando eran todo eliminatorias, se llamaba Copa de Europa y cada partido era importante. En esta época sólo se clasificaba un equipo por cada país (el campeón), y se televisaban los partidos en los que ese equipo jugaba. Perdónenme los atléticos, y los culés, pero ese equipo solía ser siempre el Madrid (cuando la quinta del buitre). Eran otros tiempos. Mejores, sin duda.
Yo no sé qué ha pasado en estos, digamos, veinticinco años, para que hayamos llegado a la situación actual.
La situación actual es que tenemos un partido de fútbol, o varios, todos los putos días de la semana. Empecemos por la Liga. No sé si sabéis que se empieza a jugar el viernes. Ahí ya tenemos un partido. El sábado varios, todos a distintas horas, el domingo por supuesto, y por último el lunes. El martes empieza la copa del Rey. Cualquier eliminatoria es televisada. Da igual si es un equipo de tercera, da igual si son los dieciseisavos de final. Tenemos copa el martes, el miércoles y el jueves. Ya estamos a viernes. Recordadlo. El viernes ya tenemos liga. Pero date aquí que la copa se juega una semana sí, y otra no. Entonces, ¿Significa eso la siguiente semana no habrá fútbol? ¿Tendré que leer, hablar con mi mujer, bajar a pasear al perro, asistir a la reunión de vecinos? No hace falta. Porque para eso están los partidos amistosos de la Selección, o la Liga de Campeones. Sí, amigos, esa que fue en su momento una magnífica competición se ha convertido en otra gallina alimentada día y noche para producir huevos de oro. Liguillas eternas, con partidos banales e inservibles entre un equipo ucraniano y el Barsa, o el Madrid, o el Villareal, me da igual, televisados en prime-time. Por no hablar de la copa de la Uefa. El quinto clasificado de nuestra liga, pongamos que es el Athletic, se enfrenta al Bojoykov ruso, en treintaidosavos de final de la copa de la UEFA. Eso suele ser el jueves. Ya estamos a viernes. No os olvidéis: empieza la liga otra vez.
Así que tenemos nuestra dosis de morfina todos los días de la semana, todas las semanas del año, para olvidarnos de cualquier cosa que pueda alarmarnos, desestabilizarnos, o hacernos pensar. Porque si por casualidad no has visto los partidos televisados, o no te ha dado la gana de pagar el plus o el GolTV, estate tranquilo porque en los telediarios darán buena cuenta de ellos durante sus buenos quince minutos, y si no hay fútbol, ya se encargarán también de recordarnos las sabias palabras del utillero del Valladolid, o del segundo entrenador del Barsa, o del nuevo fichaje brasileño del Levante.
El fútbol se ha adueñado de nuestra vida y lo ha fagocitado todo. Está omnipresente, a todas horas del día, en todos los canales. Es insoportable. Y lo peor de todo, es que lo está haciendo a costa de todos los demás deportes. Todo lo que no sea fútbol no existe. Puede que un poco el tenis, supongo que por Nadal. El pasado Junio se jugó la final de la copa de Europa de Baloncesto, y la jugaba el Madrid. Pues bien, este partido, que es el más importante del año, no se consideró suficientemente importante y se televisó en el canal Teledeporte. Soy poco aficionado al basket, pero los partidos buenos los veo, y desde luego que este lo era. No es lo mismo un partido bueno, que un partido malo, lo mismo en basket, que en fútbol, que en tenis, que en todo. En este punto es el que quiero incidir. Hay muchos partidos de fútbol que sí pueden resultar interesantes, una semifinal de la Champions, la final de la copa del Rey, una fase final de un mundial, un Madrid-Barsa (no digo doce, digo uno). Pero no vale todo.
El fútbol porque sí para mi gusto es un espectáculo sobrevalorado. Y dentro del propio mundo del fútbol, parece que sólo existan dos equipos. Hay equipos de primera a punto de desaparecer. Otros ya lo han hecho, en segunda, en segunda B. Entre otras cosas (aquí tendríamos para varios artículos sobre la ineptitud de los gestores), porque la mayor parte del dinero y casi todo el foco de atención está centrado en el Madrid y en el Barsa. Estos dos equipos son en parte responsables de todo esto que está pasando. Ellos se llevan la pasta de la tele, ellos pagan esas cantidades inmorales de dinero a jugadores que no lo valen ni de lejos, y lo más grave de todo es que se han cargado la competición, porque ellos, y sólo ellos, tienen la capacidad para fichar a los mejores del mundo, todos los años, robando figuras a equipos que sí las necesitan, y tienen la capacidad de cagarla una y otra vez, porque saben que en la temporada siguiente volverán a llenar la hucha. Si el Depor se equivoca con tres fichajes, desaparece. Si le robas a su máxima figura pagándole un salario astronómico, hundes al otro equipo completamente. Si juegas contra el Athletic, que sólo ficha a jugadores de la cantera, no estás en igualdad de condiciones (ya sé que ellos lo hacen porque quieren). Lo siento, pero la competición está adulterada. Ganar así ya no tiene ningún mérito. Y ellos lo saben. Por eso el Madrid tiene que meterle 7 goles al Betis, o el Barsa 6 al Málaga, y celebrarlo como si les fuera la vida en ello (¿Habéis visto a Messi cada vez que marca uno de estos goles inservibles, abusando de un equipo cuyo presupuesto es la mitad de lo que gana él solito? A mi me da un poco de vergüenza), por eso tienen que llegar a los 100 puntos, y batir todos los records de todo, porque si no lo hacen, no podrían justificarse.
Pero claro, es que lo único que importa ya es el dinero. Aquí está el quid de la cuestión, la tan manida frase: «Se les paga tanto porque lo generan». Esto sí que me revienta, porque es falso. Ellos no generan todo ese dinero. Son los medios, es la publicidad, las televisiones, las marcas deportivas o de moda, eres tú, soy yo. Porque al final todos estamos pagando el fichaje de Ronaldo. Tú, porque te tragas a todas horas todo lo que hace o dice este hombre; yo, porque estoy dedicando mi tiempo a escribir este artículo; los actores y modelos que anunciaban cosas, porque ahora están en paro; los periodistas que hablaban de literatura, o de música, o de cualquier cosa interesante, porque también están en paro; los equipos de fútbol donde no juega este jugador (o Messi), porque no interesan; todos los deportistas cuyos deportes están a punto de desaparecer porque toda la cobertura se la están dando a un sólo deporte. Y en el telediario, por encima de cualquier partido de voley femenino, o final de copa de Europa de basket, u open de Augusta, o vuelta ciclista, o campeonato de triatlón, por encima de todo eso priman las palabras o el peinado de un jugador de fútbol.
Eso es lo que generan estos tontos. Ni más ni menos. Su dinero lo ganan a costa de muchas otras cosas que están desapareciendo. Me parece inmoral. ¿Realmente queremos esto?
No quiero ser agorero, pero esto seguirá hasta que lo paremos nosotros, o hasta que reviente la burbuja, que reventará. Ya lo estamos viendo con el mundial de Qatar. Y oye, entiendo que a la gente le guste el fútbol, por supuesto, y que cada uno sea el más forofo de su equipo, ya he dicho que yo soy el primero. Pero todo tiene un límite.
Llegará el día, queridos hermanos, en el que el borracho que se maza a gintonics todos los días en la esquina de la barra le diga al barman que quite esa mierda, que quiere ver el debate de Sánchez Dragó.
Llegará el día en que tu padre diga NO al plus paqueteliga, y decida optar por el paquete clásicos del cine francés e italiano, ante la atónita mirada de tu madre, que se tendrá que sentar del soponcio.
Llegará el día en que decidas invitar a tu mujer a cenar durante uno de los diecisiete madrid-barsa de la temporada, y a continuación, y a consecuencia de tan inesperada sorpresa, tengáis la más increíble sesión de sexo de la historia.
Entonces se acabarán las tonterías… y vendrá el llanto y el crujir de dientes (perdón… creo que me estoy viniendo un poco arriba)
Ojala me equivoque. O no, qué diablos.
PD: He añadido un par de fotos. La primera no hace falta comentarla. La segunda refleja el acto de la firma de un contrato. A la izquierda, un jugador firma su renovación. Pasará a cobrar 17 millones de euros limpios por temporada. Antes ganaba 11 y estaba triste. Ahora está contento y siente los colores y quiere acabar su carrera deportiva en el Real Madrid. A la derecha, un prepotente empresario que no sabe nada de fútbol. Esto dio para tres días de telediarios.
Pingback: Fútbol y pipas | Incognitosis