ArteExposiciones

“Desborde”

Por Violeta Nicolás.

 

 Instalación de Claudia Martínez

 Comisaria Isabel Tejeda

 Sala “La Gallera”, C/Aluders, 7, Valencia.

 Hasta el 31 de octubre 2013

 

Claudia Martínez, es una artista argentina, residente en Valencia, muy implicada con el proceso de creación de sus piezas; forma parte del conjunto de artistas que renovaron el arte contemporáneo argentino en los años 90. El tejido es su recurso preferido y original, con el que se implica a nivel conceptual, histórico, de manipulación y creación. Es acorde a su intención de hablar de temas relacionados “con las artes de la paciencia, del tiempo de elaboración de las tramas, del valor de la factura manual, de la construcción a pequeñas voces, del estado meditativo al que te transporta la repetición de un movimiento” según aclara la artista.

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En esta ocasión, ha realizado una instalación con un gran tejido flotante que desborda el espacio de “La Gallera”, aprovechando a la perfección sus posibilidades como un lugar peculiar, con cuya arquitectónica establece una especie de diálogo. A Claudia Martínez le interesa mucho, propiciar la comunicación de las personas que colaboran en el proyecto -en éste caso 25- es uno de sus objetivos. Requiere bastante trabajo, tiempo y dedicación, está cercano a los procesos artesanales tradicionales, que fomentaban, probablemente un ritmo de vida más lento. Asimismo, el propio acto de tejer, se relaciona con el mundo de la mujer, y puede tener en este aspecto, un ánimo feminista, muy necesario aún hoy día. Construido a base de nudos, compuesto por 100.000 metros de hilo de alambre y 3 millones de nudos. Para hacer una bola de 40 centímetros de diámetro, del entramado, lleva una hora, y el total del macroencaje alveolar, es de una altura de casi 8 metros. Al ocupar el núcleo del edificio, nos da la sensación de “un corazón poroso inserto en el corazón mismo de la torre” tal y como lo define Claudia Martínez en el texto del catálogo. Es una experiencia irrepetible, donde el espectador realiza un recorrido, con múltiples perspectivas, en un alejamiento y acercamiento a la indefinible mole etérea -de unos 140 kilos-, la cual parece respirar, ya que tiembla debido a la ligereza del material.

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Podemos apreciar intuitivamente la poética de esta pieza -probablemente con un mensaje social implícito- la cual, sentencia la artista, “se genera por el nexo entre las partes: es la unión la que crea la fuerza para sostener, como en la vida misma, fórmula que hemos comprobado muchas veces”.

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