Vibrato dramático en homenaje a los 10 años de Guindalera
Por Beatriz Cobo
El propósito vital es aquello que nos lleva a cumplir las propias metas usando nuestras cualidades para desarrollar las actividades que más nos gustan y nos realizan como seres humanos. Es la aceptación de nuestra propia responsabilidad, de nuestra capacidad para afrontar la vida. Pero no somos lo que hacemos, sino lo que creemos que somos. Por eso, no son los logros lo que hay que valorar, sino nuestra actitud interior hacia ello.
Ésta es la premisa que un psiquiatra parece querer mostrar a su paciente (una reconocida violonchelista aquejada de esclerosis múltiple que se ve abocada a interrumpir definitivamente su carrera musical) durante el transcurso de un tratamiento-concierto terapéutico que se pone en escena desde el 9 de Octubre en la Guindalera.
Para celebrar el décimo aniversario de la sala, el veterano Juan Pastor nos trae Dueto para uno, un texto del británico Tom Kempinski, con una estructura lineal en seis escenas de primeros planos concebidas para gran lucimiento de la protagonista, en este caso, su hija María Pastor, que, como Jacqueline du Pré –la virtuosa intérprete en la que se inspira la historia–, está en la cumbre de su carrera: ¡brillante!, gracias a un personaje que es un regalo para cualquier actriz. María exhibe una audacia en la combinación de tonos, un encanto, y una intensidad que hacen a su Stephanie/Jackie absolutamente posible, creíble, real.
La pasión y la potencia expresivas que le eran propias a du Pré cuando tocaba su instrumento, se derraman aquí en quasi-monólogos, silencios, arrojos… La excelencia actoral llega al culmen con un elogio sobre la música que es una delicia, acompañado por el célebre concierto para violonchelo de Elgar, y alcanza un nivel de emotividad difícil de soportar:
“La música. La música, Dr. Feldman, es la más pura expresión de la humanidad. Porque, Vd., ve, es magia, pero magia de verdad, misterio auténtico, sin artificios. Vd., puede decir que es sonido, que es como el habla, como el canto de los pájaros, pero no lo es. Es ella misma. Lo que un hombre dice o hace no tiene la altura de una pieza de música que expresa tristeza o soledad. Magia. No existe Dios, sabe Dr. Feldman, pero yo sé de donde hemos tomado la idea; de la música. Es una especie de cielo. No es terrenal. Eleva la vida a otro lugar. Ese es mi premio, eso es lo que gané”.
Jacqueline du Pré (1945-1987) fue esposa y compañera musical del prestigioso pianista y director Daniel Barenboim, recibió múltiples reconocimientos y tocó junto a las mejores orquestas. Fue una pionera, la primera intérprete que colocó el violonchelo entre las piernas, abrazándolo con su cuerpo como a un amante, con toda la sensualidad evocadora de las formas femeninas. Sin embargo, de pronto, sobrevino la enfermedad.
¿Cómo vivir sin el chelo, ese magnífico instrumento de felicidad, si EL CHELO ES SU VIDA? ¿Cómo poder vivir, pues, sin música, sin teatro, sin poesía…?, o, ¿cómo ser feliz sin tocar, sin actuar, sin escribir…? ¿Cómo aprender a seguir desde esos otros lugares a los que a veces nos vemos arrojados? ¿Cómo levantarse y caminar cuando las cosas se truncan?, ¿de qué forma renovar nuestros propósitos vitales?
Además de la superación personal y el papel que ocupa el arte en nuestras vidas, la obra aborda otros temas, como las relaciones afectivas dentro del matrimonio, la ambición, la renuncia a la maternidad, la euforia del éxito profesional frente a los pozos de la depresión que conlleva la pérdida de facultades.
El psiquiatra flemático necesitaría un punto más de mordacidad o incisión para enfrentar la fuerza de ella, aunque tiene un estallido glorioso en el que su aparente objetividad científica también se quiebra, después de que su protegida le confiese, entre la desesperación y el cinismo, que tiene una aventura con un chatarrero.
En la lucha de la familia Guindalera por encontrar nuevas alternativas viables para su pequeño teatro de barrio, apuestan por una obra con dos personajes y una producción mínima, que se levanta gracias al tesón de sus promotores, pero también al programa de micromecenas que ha apoyado el proyecto, y al club de espectadores que apadrinan las butacas y que contribuyen con el boca-oreja a difundir los méritos de cada nuevo estreno. “Para nosotros, el chelo, es Guindalera”, afirma muy oportunamente María. En fin, propuesta sensibilísima, profunda, que suena a pura y humana emoción, en la línea de trabajo que vienen explorando desde hace ya ¡diez años!: teatro despojado, sobrio, centrado en la palabra, la autenticidad, y la energía actoral.
Se sale de la función con cierto recogimiento, buscando el necesario poso, deseando volver a escuchar las interpretaciones de ese chelo que, aunque no aparezca en escena (y se eche en falta plásticamente), continuamente imaginamos vibrando al son de Beethoven, Dvoráck, Brahms…Una oportunidad para descubrir un texto poco conocido, una actriz excepcional, una sala teatral a la que verdaderamente da gusto acudir, y un personaje totalmente carismático. Una experiencia especial, de lo que no es sino teatro del bueno: “¿Nos vemos en la próxima sesión, verdad…?”
Duet for one. El propósito de vivir
Una obra inspirada en la vida de Jacqueline du Pré
Autor: Tom Kempinski.
Dirección: Juan Pastor.
Reparto: Juan Pastor y María Pastor.
Lugar: Teatro Guindalera.
Horario: Jueves, viernes y sábados, a las 20.30h; Domingos, a las 19.00h.
Precio: 16 euros; con descuento, 14 euros; jueves, día del espectador, 12 euros.