Yom Kipur
Por Sara Roma
Yom Kipur/ El sueño de Makar. Vladimir Korolenko. Hermida editores (2013). 127 páginas
Vladimir Korolenko (Ucrania, 1853-1921) pertenece a la generación de intelectuales rusos de finales del siglo XIX que siguen la estela de Tolstói, Dostoievski o Gorki. Precisamente en 1885 tuvo la oportunidad de conocer al joven Maximo Gorki y ese mismo año publica El sueño de Makar, uno de sus relatos más célebres y por el que fue considerado uno de los mejores escritores de la época. Este breve relato que narra la triste vida de un yakuto abandonado a su mala suerte ha sido publicado recientemente junto con la novela corta Yom Kipur por Hermida Editores y es toda una oportunidad para conocer la gran tradición literaria rusa que está volviendo a recuperarse y que tanto ha enriquecido a la literatura europea.
Yom Kipur como El sueño de Makar muestran un estilo cercano a la corriente naturalista del siglo XIX. En ellas Korolenko cuenta la historia de dos personajes humildes (un molinero y un yakuto) que ven cómo cambia su vida de repente porque “en el mundo todo es posible”. Yom Kipur cuenta la historia fantástica que acontece a Iankel en una fecha tan señalada como la fiesta de Yom Kipur (Día del Arrepentimiento en la religión judía), en que el diablo Japún sobrevuela el cielo buscando al judío que se llevará. El sueño de Makar es más breve y está caracterizada por un estilo más poético y simbólico. Makar es un humilde campesino que ha llevado una miserable existencia en la estepa siberiana y que a solo conserva un sueño: irse a una lejana montaña donde no tenga que arar la tierra ni moler el grano. Makar y el molinero de Novokamenka son personajes oprimidos que procuran sobrevivir en un mundo hostil donde los ricos y hombres poderosos imponen su poder de manera abusiva que nos recuerdan al pícaro de nuestra tradición literaria. Y aunque intentan, a la manera de los mitos clásicos, cambiar su vida confabulando con el universo y con fuerzas supremas, están abocados a un sino predestinado e inalterable. Estos relatos evocarán a los lectores avezados las historias y personajes de los clásicos cuentos populares recopilados por Afanásiev. Y mucho me temo que algo de todo ello hay en estas historias, pues cuando Korolenko empezó a escribir ya existía en su país un interés por el destino del campesinado reducido al estado de servidumbre, por su modo de vida y su filosofía. Judiakov, por ejemplo fue el primero en editar las historias recogidas directamente del pueblo, muchas de las cuales guardaban relación directa con la lucha y el movimiento social como le sucede al protagonista de El sueño de Makar:
Había llevado a cuestas a las autoridades, a los caciques, a los popes, a todo un ejército de pequeños y grandes jefes. Tuvo que pagar pesados impuestos. Había sufrido hambre, frío, calor y humedad, había conocido todas las miserias trabajando en la tierra helada y en la «taiga». Había sido como un animal que trabaja sin levantar la cabeza hacia el cielo y sin saber dónde se le lleva. No sabía nada. No entendía los sermones del pope en la iglesia y no comprendía por qué le tenía que pagar. ¿Sabía adónde y por qué se habían llevado a su hijo mayor cuando se fue al ejército? No sabía ni dónde había encontrado la muerte su pobre hijo, ni dónde reposaba su cuerpo. (p. 122)
Yom Kipur y El sueño de Makar se insertan en la tradición popular-maravillosa de los cuentos que recopiló Afanasiev. En efecto, conservan vestigios antiguos como la creencia de que existen espíritus en los bosques, demonios y dioses y otros elementos de la naturaleza con voz propia. Pero su valor no estriba en la fantasía —pues el pueblo hace tiempo que dejó de creer en estas historias—, sino en que nos es presentado como una realidad: pese a su carácter fantástico, representan los ideales de la sociedad.
Como en las historias de Afanásiev, Korolenko da vida a unos héroes que defienden a los desamparados, que luchan por la justicia con toda la razón que les asiste. Sus héroes no son príncipes ni reyes. Son los que no tienen nada de particular a primera vista, como los campesinos, los más interesantes, pues ante las adversidades que les depara el destino demuestran su gran fuerza de espíritu. Yom Kipur y El sueño de Makar son historias fantásticas narradas con un estilo naturalista y realista para narrar la vida cotidiana de los personajes más humildes, con un humor inteligente y un final moralizante que no deja lugar a dudas de su carácter luchador y su afán por defender a los menos privilegiados.