Tom Clancy is dead
Por Juan Luis Marín. He sido incapaz de leer un libro tuyo. Pero te echaré menos. Algunas de la películas basadas en tus novelas están entre mis favoritas. Y me lo he pasado teta durante horas pegado a la pantalla del televisor con videojuegos que llevan tu sello.
Muchos dirán que Tom Clancy no era un buen escritor. Y quizá no lo era. Pero, independientemente de lo mucho que haya vendido (por ejemplo, 2 millones de ejemplares de la primera edición de Pánico nuclear), que seguramente es la excusa para que, de nuevo muchos, digan que no era escritor sino empresario (qué mala es la envidia), lo que sí es cierto es que Tom Clancy creó su propio universo y un personaje, Jack Ryan, que ya, como él, es inmortal.
Curiosamente, el bueno de Jack nació en Juego de Patriotas, pero su debut literario y cinematográfico fue en La caza del Octubre Rojo, una novela que tuvo la mejor promoción del mundo cuando, de casualidad llegó a las manos de Ronald Reagan, por entonces presidente de Estados Unidos, y confesó en una entrevista no poder dormir porque estaba enganchado a ella. No estoy seguro de querer que Zapatero o Rajoy digan lo mismo de una novela mía: lo mismo lo que me llevo, en lugar de una sorpresa, es un par de hostias.
El ejemplo de Tom Clancy sirve para todos aquello que escriben una novela, no la colocan… y se dan por vencidos. Porque no solo logró publicar después de La caza del Octubre Rojo la que había sido su primera novela, Juego de patriotas, sino que también se convirtió en peli, como la siguiente, Peligro inminente, como la siguiente, Pánico nuclear… Y hay toda una generación que, además, ha crecido viviendo la tensión de sus tramas jugando a Splinter Cell, Ghost Recon…
Confieso que me compré Pánico nuclear y no sólo no logré acabarla; es que no pasé de las primeras 50 páginas. Que te gusten las historias que cuenta un escritor no significa que te guste cómo las cuenta.
Hay tantos tipos de autores como de lectores. Cada autor tiene su público. Y cada libro. Por eso me jode que se menosprecie tanto a autores como Tom Clancy. Curiosamente, los que venden un huevo. Los que tienen éxito. Los que se forran y de quienes ha oído hablar hasta tu portera.
Qué mala es la envidia, coño.
Porque esos señores, y señoras, se lo han tenido que currar como estás haciendo tú. Cada día se sientan ante una página en blanco como haces tú. Y se estrujan la mente, como tú, para intentar entretenerte.
Es cierto, algunos, a veces, son unos gilipollas, pero…
Quién esté libre de culpa…
Que tire la primera piedra.