Encuentro con David Foenkinos: "Estoy mucho mejor"

 

Por Benito Garrido.

Estoy mucho mejor, de David Foenkinos.
Estoy mucho mejor, de David Foenkinos.

«Siempre se sabe cuando empieza una historia. Yo enseguida comprendí que pasaba algo. Por supuesto, entonces aún no podía imaginar hasta qué punto todo en mi vida se pondría patas arriba. Al principio noté una molestia difusa; un simple dolorcillo agudo en la parte baja de la espalda. Nunca me había pasado antes, no había razón para agobiarse. Sería seguramente un nudo de tensión por una acumulación reciente de preocupaciones

 

David Foenkinos muestra cómo un suceso aparentemente negativo puede darle un vuelco a la vida y sacar lo mejor de uno mismo. Ésta es una historia que habla de todos nosotros, de cómo con pequeñas metas podemos lograr grandes cosas. Amor, humor e ingenio, éstos son los rasgos distintivos de David Foenkinos. Con Estoy mucho mejor, el autor de obras como La delicadeza (2010) o Los recuerdos (2012), demuestra que es un maestro de las segundas oportunidades.

 

Estoy mucho mejor.  David Foenkinos.  Editorial Seix-Barral, 2013.  336 páginas.  18,00 €

A veces la vida pesa demasiado. Eso es lo que le pasa al protagonista de esta novela, que un día despierta con un dolor de espalda insoportable. Después de consultar a toda clase de especialistas, descubre que no hay terapia capaz de ayudarlo. Ha llegado el momento de tomar las riendas de su vida. Y es que su espalda está llena de nudos; cada uno de los momentos tristes que ha vivido parece haberse atrincherado en ella para siempre.

 

P.- ¿Cómo y dónde surgió la idea para hacer esta novela?

No sé. Es difícil saber donde está el germen de una idea. Y sin embargo, ese es un tema que me apasiona: hasta que punto, en el fondo, estamos condenados a seguir la dictadura de nuestro corazón. El corazón toma la voz cantante de muchas de nuestras decisiones, y habla en nuestro lugar.

 

P.- ¿De qué forma está vinculado este libro con tus trabajos anteriores?

Está claramente vinculado con mis anteriores libros. Eso lo que demuestra en todo caso es que he sido yo quien ha escrito esos libros. Pero no es cuestión de escribir La delicadeza uno, La delicadeza dos o La delicadeza tres… Se trata de libros suficientemente diferentes, aunque sí próximos en ese punto concreto que trata las reacciones espontáneas y ajenas a la meditación pensada. Aquí el tema principal era el dolor, la posibilidad de enfermedad, que luego se da la vuelta a algo más risueño, como poner en orden la vida de uno mismo. Y ahí está el punto principal de conexión.

 

P.- Sigues utilizando el humor como arma literaria para profundizar en los problemas personales.

Me gusta pensar que el lector lo pasa bien, pero también creo que el humor puede tener una gran carga de profundidad, como una manera de enfrentar cosas graves o serias. En este caso, desde la enfermedad hasta las dificultades para enfrentar las relaciones profesionales en el trabajo, pasando por las relaciones familiares, con la pareja, con los padres… Tratar un tema con humor no tiene por qué restarle profundidad al tema tratado. Al fin y al cabo, en la novela aparece un personaje que se pasa casi todo el tiempo doblado de dolor, un punto de partida que ya podría ser cómico y cercano a muchos que han pasado por una situación similar. Este tipo se pasa semanas sometido a diferentes intensidades de dolor y esto es precisamente lo que le aboca a unos estados mentales que van dando lugar a los hechos que ocurren: discusiones, enfrentamientos, decisiones cómicas o delirantes… que son como una especie de salida a ese dolor

 

David Foenkinos.
David Foenkinos.

P.- ¿Cómo se mueve David Foenkinos en las distancias que separan ficción de realidad? ¿Cuánto de biografía hay en esta novela?

Eso es algo difícil de saber. Para ser exactos en este libro incluso hay biografía anticipada. Por ejemplo: yo tengo un hijo de diez años, y en el libro, el protagonista ve a sus hijos como, ya mayores, se marchan de casa. En cierto modo yo ya estoy imaginando como uno se debe sentir ante una situación así. Por otro lado, diría que la parte más personal de la novela es la de la enfermedad porque yo fui operado del corazón con dieciséis años, algo que despertó muchas inquietudes en mí; salí de aquello con un gusto mucho más intenso por la pintura, la música, la lectura… En mi vida aquello fue positivo, y algo parecido es lo que le ocurre al protagonista, que tras un hecho grave termina poniendo en orden su vida.

 

P.- ¿Crees que tu novela podría valer como libro de autoayuda?

No puedo decir que este libro cambiará la vida al lector, y aunque no se pueda generalizar, sí ha habido gente que tras leerlo me ha dicho: tengo que reaccionar, tomar las riendas de mi vida, darle un giro, o incluso, de esta semana no pasa que le parta la cara a mi jefe… Creo que les ha hecho repensar las cosas y mirarlas desde otro punto de vista.

 

P.- ¿Nunca es tarde entonces para las segundas oportunidades?

Nunca es tarde, eso es algo que tengo muy claro. Incluso cuando careces de la lucidez o el estado mental necesarios para poner en orden tu vida, la esperanza que queda es que el cuerpo va a ocuparse por ti. Habrá un momento que tomará las riendas y reaccionará en lugar tuyo. Aunque tampoco es cuestión de deducir que si te duelen las rodillas, tengas por ejemplo que separarte.

 

estoyP.- Tu novela La delicadeza ha supuesto tu mayor éxito. ¿Ha marcado ya quizá el resto de tu carrera de escritor hasta hoy?

No. Es mucho más difícil volver a escribir después de un fracaso.

Estoy muy contento del éxito que tuvo mi novela, en Francia fue todo un fenómeno, pero creo que he conseguido no dejarme apabullar por ello. De hecho, creo que pasé página y todo lo que he escrito después lo he hecho libremente. La angustia por no decepcionar al lector puede llevar a veces a escribir siempre el mismo tipo de libro, pues el escritor tiene miedo de salirse del patrón que le ha marcado ese éxito. Lo importante es ser sincero con lo que se quiere escribir.

 

P.- ¿Cómo te comunicas con tus lectores? ¿Notas diferencias entre ellos de un país a otro?

En Francia tengo muchos encuentros con lectores, de manera que mi contacto es bastante directo y continuo. Ese contacto además es algo que necesito, pues la escritura es muy solitaria. Entonces salir al mundo a oír lo que los lectores te cuentan sobre tu trabajo es ciertamente importante. Los mensajes que recibo en facebook intento contestarlos todos en la medida de lo posible.

En mi caso que tengo traducciones por todo el mundo, encuentro muchas diferencias entre los lectores. Por ejemplo, los coreanos son mucho más intensos que los alemanes, están por todas partes y te hacen fotos cada dos segundos. No dejo de sentir estupefacción al ver que el libro viaja por todo el mundo, lo que me hace pensar que algo muy universal debe haber dentro.

 

P.- ¿Con qué te gustaría que se quedase el lector al terminar de leer tu novela?

Me conformaría con que fuese algo positivo, una sensación de ligereza, de levedad. En Francia se dice que mis libros son saludables, que tienen un buen efecto sobre el lector. Yo más bien lo que reivindico es que la lectura, sobre todo en momentos duros o cargados de melancolía, tenga realmente un efecto positivo sobre la persona.

Parece como si a veces se premiase precisamente la negrura. Estoy seguro que si le diese un giro a mi historia y hubiese hecho que el protagonista, tras tanto dolor, en lugar de ir a mejor, se suicidase, los críticos me la bendecirían como obra maestra.

 

P.- Tu novela La delicadeza ya la adaptaste al cine, un trabajo que supongo fue algo verdaderamente difícil. ¿Crees que este libro también podría llevarse al cine?

Es cierto que cuando me plantearon adaptar La delicadeza al cine, no veía la manera de que aquello pudiese convertirlo en una película. Luego de mucho estudiar la historia y hacer pruebas, conseguimos llevarlo a cabo. En el caso de Estoy mucho mejor, es cuestión de seguir los pasos de un personaje al que le van pasando cosas, así que supongo, si me proponen adaptarla, será una labor bastante más fácil. Todavía no me han pedido que lo haga, aunque estoy pensando que sería genial si participara Pedro Almodóvar, pero no como realizador sino como actor.

 

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