Entrevista a Gonzalo Torné por "Divorcio en el aire", su última novela

 

Por Benito Garrido.

Divorcio en el aire, de Gonzalo Torné.
Divorcio en el aire, de Gonzalo Torné.

Divorcio en el aire (Editorial Mondadori, 2013) es principalmente la crónica de una ruptura, pero también es una profunda reflexión sobre el inevitable paso del tiempo, sobre la nostalgia, la familia, el amor, la incomprensión y las frustraciones que no terminan de superarse. A partir del momento en que Joan-Marc y Helen se marchan a un balneario para tratar de salvar su matrimonio, él comienza a relatar la historia de su relación, desde los comienzos. Aprovechando los saltos temporales, el protagonista narrará asimismo facetas y momentos de su propia vida: de su trabajo y educación, del trato con la familia, su lejanía de amistades luego recuperadas, o de ese instante en que la salud y sus problemas se imponen a las salidas nocturnas… Cuando ya no hay vuelta atrás y las manillas del reloj parecen moverse mucho más rápido.

 

Gonzalo Torné (Barcelona, 1976) ha publicado dos novelas: Hilos de sangre (Premio Jaén de Novela, 2010) y Lo inhóspito (2007); un relato Las parejas de los demás (2012) y un ensayo literario Tres maestros (2012). Ha traducido y editado a John Ashbery, Samuel Johnson y William Wordsworth. Divorcio en el aire es su tercera novela.

 

P.- ¿Qué es Divorcio en el aire? ¿Quizá un golpe seco en la frente del lector que le haga reflexionar sobre esa vida de rutinas y vacíos?

Yo siempre voy buscando hacer la mejor novela posible, y en el caso concreto de este libro, buscaba un tono irónico que me permitiese construir una especie de comedia sobre un personaje que se contradice… Al mismo tiempo quería que desde el primer momento fuese una novela muy rápida y agresiva. Como consecuencia de eso, habla de nuestro mundo, y por tanto, se pueden relacionar las dos cosas: la técnica novelística con nuestro mundo contemporáneo. Mi gran interés es reflejar ese mundo, pero no estoy seguro si de ahí se puede intuir que este libro sea una crítica del mismo. Desde luego, sí que es un efecto, pero no está buscado como idea de origen. Tenemos unas vidas muy libres que cada uno se hace a su manera, y cuya contrapartida es que cada uno fracasa también a su manera, e incluso puede llegar a grandes disparates.

 

P.- Los años pasan para todo el mundo, es algo que no se puede evitar. El miedo a la vejez con todo lo que ello implica, comienza a dirigir los pasos del protagonista. ¿Es el momento de atreverse a saltar del tren en marcha?

Sí, supongo que en ese sentido la novela es como una anticipación. No escribo de mi situación porque todavía me faltan ocho años para llegar a la edad del personaje, pero supongo que sí debe haber un momento en que uno calcula que te queda menos vida para vivir que la ya vivida. Se viven entonces crisis personales en las que uno es consciente de que le queda menos tiempo para conseguir lo que hasta entonces no ha arreglado. En ese sentido el protagonista de la novela tiene dos crisis asociadas a cada momento en que, tanto su primera como su segunda mujer, le han dejado. Es mucho más sensible a pensar cómo lo arregla, que ya se está yendo y no tiene tanto tiempo para organizarse.

 

P.- Joan-Marc es el protagonista principal que cuenta su historia en primera persona, pero con el que no es fácil llegar a empatizar.

Mi idea era hacer un personaje que por sus actos sea ciertamente reprobable. Sus opiniones funcionan a rachas: unas con lucidez, y otras con un montón de prejuicios repugnantes. Pero al mismo tiempo, buscaba conmover al lector con aquello que el personaje sufre, con lo que padece (separación, problema económico, el final del tiempo…). El lector creo que puede empatizar precisamente con lo que sufre, no con lo que hace. Plantea un modelo que no queremos ser, pero le pasa algo que sí nos podría pasar a nosotros. Por eso te hablaba antes del tono de comedia buscado, porque no te puedes tomar en serio al personaje, pero sin embargo, lo que le pasa sí es muy serio.

 

Gonzalo Torné.
Gonzalo Torné.

P.- Triste sordidez de una vida, que debería haber sido cómoda, pero que se tuerce por carencias inesperadas a las que no se está acostumbrado.

Si yo hubiera hecho esto en tercera persona, distanciándome del personaje, o le hubiera contado la historia al lector, sí que podría decirse perfectamente que la vida de este hombre es sórdida. Pero al contarlo todo en primera persona, como si él eligiese directamente contarlo, y además a alguien que no es el lector, entonces quiere producir un efecto en la otra persona, exagera las cosas a conciencia para dejarse mal. Es una forma de vaciarse, de llamar la atención de esa persona a quien se lo cuenta, que no es otra que su segunda mujer, a la que pretende recuperar.

 

P.- Ya son dos Joan-Marc los que pueblan tu literatura, ¿con cual de ellos preferirías quedarte: el de Hilos de sangre o este?

Joan-Marc estaba planteado en la anterior novela como un personaje simpático, pero con el que nadie se casaría. Cual fue mi sorpresa cuando resultó muy atractivo a todos los lectores. Entonces me dije, como una provocación: ahora vais a ver, le voy a dejar todo un libro para que se explique y os vais a dar cuenta de lo cafre que es. Esa es la primera conexión con la otra novela, luego hay juegos y guiños, pero lo más importante es que comparten un mundo, y que hay un fantasma, como destinatario de la novela, que es el protagonista de la anterior. Pero está todo muy calculado para no contar la misma historia, y uno puede entrar en ambas ficciones por separado. No sé con cual me quedaría, quizá con este, aunque el otro hizo muy bien su papel, era un buen secundario.

 

P.- Un divorcio, un amago de infarto, ciertos problemas económicos y laborales… Es en esos momentos que al ser humano le acucian los problemas o le ocurren hechos drásticos cuando precisamente se retuerce y reacciona… Lo que no se sabe nunca es cómo…

Yo no estoy diciendo que la vida de las personas sea así como la cuento; piensa sobre todo que en esta novela atiendo al momento de crisis del protagonista. Los escritores normalmente ponemos el foco en personas que son muy conscientes (una persona inconsciente no te da el suficiente juego literario), que deliberan, que tienen recursos, que se parecen al lector que tú esperas tener. Pero a veces dejamos vidas sin examinar: en el caso de Helen, ésta tiene una imaginación pobrísima casi tomada de las teleseries; mientras que Joan-Marc tiene modales, un sostén familiar importante, pero no tiene ni puta idea de lo que hacer con su vida, no tiene una imaginación madura como para plantearse una vida coherente… y esa es quizá la gracia del personaje, que va dando bandazos, y aún más por la situación de estrés a que está sometido.

 

P.- Gran control de las emociones, solo para que el lector (y también el escritor a la hora de escribir) disfrute del espectáculo. ¿Cómo se hace para no dejar nada a la espontaneidad?

No sé como se hace. Supongo que son horas y horas de trabajo… buscando el tono del personaje, poniéndole en situación, probándole en diferentes escenas, dando forma a la novela, y luego revisando y corrigiendo… Mucho trabajo, pero a mí me gusta. Me gusta que las cosas salgan bien.

 

P.- Joan-Marc y Helen viven una historia de amor plagada de discusiones, enfrentamientos, alcohol, incompatibilidad… Y aunque las relaciones entre hombre y mujer suelen ser complejas, ¿existe quizá un lado bueno que lleve a seguir manteniendo una relación así?

Yo creo que sí. Vale que tienen una relación salvaje, pero también momentos de amor pleno y gran felicidad. Con veinticinco años solo ven el lado positivo de todo eso, y tienen el vigor y la energía del enamoramiento más pasional, sin planteamientos más allá del momento. Aparte que a ellos les gusta pelarse, les provoca una subida de adrenalina. Para mucha gente sería horrible vivir así, pero a ellos la discusión les alimenta. Él de hecho, la está buscando continuamente.

 

Gonzalo Torné.
Gonzalo Torné.

P.- ¿Puede que ciertamente el amor de juventud tienda a confundirse con un mero juego de atracción y reclamo sexual?

Él entra en la vida pensando que nunca va a tener problemas. No está preparado para estar sin trabajo, y tampoco para estar con una mujer que pueda tener (y le pueda provocar) problemas. Esperaba que las mujeres fueran criaturas angelicales, nunca veía personas… y esa es la clave del fracaso de su matrimonio, aunque luego luche mucho por mantenerlo. No pretendo tampoco que esta novela sea una crítica contra la institución matrimonial. Esta es la historia del personaje.

 

P.- Las relaciones familiares siguen siendo una obsesión en este libro. ¿Por qué? ¿La sangre no deja de ser nunca ese lazo invisible que ata y obliga?

Es el común denominador de todos, pues todos tenemos una familia. Entonces es la manera de que el lector entienda más o menos la situación, de ponerle un ambiente donde se reconozca. Muestro pero también insinúo muchas cosas del personaje en su relación con la familia (que le condicionan mucho) para darle densidad dentro de la historia.

 

P.- ‘Solo la vida se sobrevive a sí misma, el paso del tiempo lava el mundo’, pero ¿lava también la conciencia del hombre?

No, al revés. Es el famoso lema: mientras haya conciencia uno puede seguir haciéndose trampas. Con el tiempo se va perdiendo todo, la especie pervive y piensas que la conciencia también perdurará, pero no es así. Los árboles se caen pero el bosque sigue.

 

P.- “La vida contemplativa ha sido desde siempre mi estrategia basal para afrontar las dificultades, para qué pelear si puedes aburrir al adversario.” ¿Es otra forma de hacer que el tiempo oculte o borre todo?

El tiempo lo cura todo, pero también lo mata todo. A veces te aprovechas del efecto y otras no.

 

P.- ¿Cómo se alcanza el grado de profundidad literario y de análisis que tú consigues? ¿Sintiendo como el protagonista, viviendo su vida?

Creo que ese es básicamente el trabajo del escritor. Julian Barnes mantenía que hubo un momento en que los escritores del veinte se conformaron con ser muy buenos en una sola cosa: en escribir bien formalmente, o en ser críticos sociales, o… Pero aunque Barnes no lo decía de él, ni yo tampoco lo digo de mí, creo que el escritor tiene que aspirar a ser bueno en todo, tiene que tensarse y esforzarse para escribir una novela que pueda ser buena en todas las direcciones, la psicológica, la sociológica, la puramente literaria… La novela es un instrumento portentoso del que se puede aprovechar todo y cocinar de muchas formas. La literatura es un trabajo arduo, una profesión noble. Porque lo que uno quiere es hacerlo bien. 

 

P.- Los saltos temporales van conformando un puzzle de vida repleto de momentos, claroscuros, incluso de piezas que no se sabe como encajar. En una prosa tan pulida, poética y cargada de observaciones, ¿no temes perder el hilo a la hora de escribir?

El gran reto formal de la novela era conseguir la voz de Joan-Marc; y éste en concreto, era el segundo. En mi anterior novela buscaba que el final de cada capítulo fuese como orquestal, espectacular. Pero aquí lo que buscaba elaborar era una tira, sin capítulos. Además, trabajando así me di cuenta que se amoldaba bien al tema del libro, el tiempo. Si el tiempo es continuo, entonces todos los cortes son arbitrarios, pero a la misma vez, la novela para tratar el tiempo, tenía que ir saltando de un lado a otro. La estructura entonces está organizada como una novela que se mueve en el tiempo, pero cada vez más rápido. Buscaba sobre todo que las transiciones fuesen naturales. La misma novela te enseña a jugar con ese factor, hasta las últimas páginas que ya casi existe una simultaneidad.

 

P.- ¿Qué le gusta leer a Gonzalo Torné? ¿Cuáles son sus influencias literarias más importantes?

Me gusta leer de todo. Hay un tipo de literatura que es la posterior a la Segunda Guerra Mundial, que busca contar historias, no poniendo el foco en lo formal, sino volver a relatar sobre el mundo. Pero ya no con las estrategias del siglo XIX, sino aprovechando las herramientas que dejaron esos autores, y creando formas especiales para cada novela. En esa línea admiro mucho a Saul Bellow, al cual han seguido una progenie de escritores como Roth, Updike o Amis. También está Naipul que es un escritor que él solo es una geografía de la literatura porque es el que abre los ojos al tercer mundo, a la descolonización. Creo que mi humilde choza se ha levantado siguiendo los pasos de esos dos escritores. Aquí en España, un autor que lo hace perfectamente es Javier Marías.

 

P.- A modo de Harry ‘Conejo’ y John Updike ¿continuarás con Joan-Marc como personaje en otra posible novela?

No lo he comentado, pero esa es una referencia clara de mi novela. Creo que Updike es un autor seguramente muy leído pero poco comentado. Sí, su personaje ha sido toda una referencia tanto en mi anterior novela como en esta. Pero yo creo que de Joan-Marc ya hemos tenido bastante, aunque mejor no digas nunca jamás…

 

2 thoughts on “Entrevista a Gonzalo Torné por "Divorcio en el aire", su última novela

  • el 9 enero, 2014 a las 1:55 am
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    Muy interesante la entrevista. No he leído el libro, pero la entrevista despierta curiosidad y me ha gustado las divagaciones finales sobre la literatura. Como escritor novel comparto que hay trabajar todos los aspectos de una obra. Creo que los lectores son más quisquillosos de lo que creemos los que todavía aprendemos a escribir.
    Os dejo un microcuento dedicado a los que luchan por hacerse un lugar en la literatura. Pinchen en mi nombre si os apetece leer.

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  • el 28 enero, 2014 a las 7:26 pm
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    me ha parecido una novela floja para los recursos que atesora Torné. Su prosa es esmerada a la vez que ágil, y su voz honesta. El protagonista está bien dibujado y sus matices muy bien coloreados. Sin embargo, la historia es demasiado pobre.

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