Declan Donnellan: un irlandés universal que es puro teatro
Por Horacio Otheguy Riveira
El genial director vuelve a Madrid, pero esta vez en francés, con el Ubu Roi de Alfred Jarry por una Compañía parisiense.
Si están en la ciudad, el director Declan Donnellan y su inseparable compañero, el productor Nick Ormerod, saludan con los actores al final de las representaciones. Después de las ovaciones recibidas por los intérpretes, ellos surgen del patio de butacas y corren con sus comediantes; juntos se van al fondo del escenario y avanzan hacia el público en un estallido de euforia. La representación, única, irreemplazable, fantástica, no se volverá a repetir tal cual, pero los creadores están con sus actores: les aman. Por eso cualquiera de sus puestas en escena respiran, modulan, bailan, cantan, vibran, lloran y ríen en una amalgama de emociones psicofísicas que transmiten al espectador con una generosidad sin límites.
Círculo de pasiones
Los Macbeth se regocijaban en el impulso sexual de su ambición de poder hasta la autodestrucción. La visión de Donnellan hacía filigranas con la sexualidad de su pareja protagonista. No hacía falta que tuvieran relaciones en escena: la sensualidad envolvente se explicaba por demás, y después el poder político y económico por el que asesinaban estallaba en orgasmos desesperados, en siniestra —y poética— mezcla del placer con el horror. Su pasión conmovía. Era como ver a dos desquiciados a los que se podía comprender… porque el espectador se sumergía en la vorágine del contexto: somos en función de nuestras circunstancias y la moral por bandera es, todo lo más, algo pasajero.
Lástima que sea una puta, que el dramaturgo John Ford estrenó en 1630, se desplegó en plan de comedia musical insólita impregnada de tormentosa y a la vez irónica sexualidad, esta sí más explícita: el uso y abuso del cuerpo de una mujer y los caprichos del poder sobre el joven predispuesto a todo, sin saber que es manipulado. Esta vez cambió el discurso: somos en función de la clase social en la circunstancia en que nos toca pasar noche.
Declan Donnellan tiene una visión del teatro muy especial. El público parece respirar, sudar, angustiarse y divertirse con los actores, hablen el idioma que hablen: “Todos mis ensayos empiezan igual, con un juego relajado y divertido para que yo pueda constatar cuál es la dinámica de los actores, cuál es la relación de los actores con su cuerpo, actores con los que me tocará pasar varias semanas como en una familia intrincada, difícil, terriblemente sensible y angustiada, hasta lograr la dimensión deliciosa de la creatividad deslizante… la que va de un cuerpo a otro en busca de la comunicación verdadera, donde todos han perdido sus vergüenzas y se sienten como en una comuna, en completa libertad para interpretar la obra que tenemos entre manos y por todo el cuerpo, dispuestos a hacerla nuestra con todos los sentidos”.
Crónica despiadada de un rey, acaso un ministro, tal vez un presidente…
Mientras en el teatro Español y en Matadero asistimos a varias funciones en inglés, en este mismo teatro María Guerrero ya disfrutamos de una divertidísima Noche de reyes de Shakespeare, en ruso. Esta vez la Compañía de Donnellan (Cheek by Jowl: Mejilla con Codo) habla francés.
En realidad no importa qué idioma se hable, allí está este director que se mueve como pez en el agua tanto con el autor de Hamlet, como ahora con Alfred Jarry que en 1896 se adelantó en mucho a los surrealistas e incluso a los autores del llamado teatro del absurdo sacándose de la manga un prototipo de burgués insaciable, despótico, fiel reflejo de los dirigentes actuales que recortan subvenciones a manta pero se gastan 16 millones de euros en una campaña electoral vacía de contenido.
Ubu Roi, vampiro ridículo pero de infatigable crueldad difícil de erradicar…
Anárquico y petulante, el rey Ubú se ha hecho con el poder en una serie de territorios, incitado por su igualmente monstruosa esposa. Una dictadura que se ve amenazada por un ejército invasor. Ubú sube los impuestos hasta la inconcebible, castiga a pequeños y grandes comerciantes y corrompe cuanto toca. Finalmente derrotadas sus fuerzas y perseguido, consigue escapar… en un final harto significativo en estos tiempos.
Aunque la versión de Donnellan no transcurre entonces ni ahora, sino en un punto intermedio donde el ambiente de fábula se enamora de realismos de otros tiempos para que mejor podamos encarar esta brutal temporada en el infierno… entre sonrisas.
Nada de lo que escribamos los periodistas, nada de lo que susurren entre bambalinas los artistas, nada de aquello que se calle en las aceras de Madrid tiene importancia. Ni siquiera el autor y sus personajes: tened la certeza de que asistiremos a una experiencia radicalmente diferente: un Show Donnellan con actores extraordinarios y el cautivador aroma de la creación teatral en sus mejores momentos.
Ubu Roi en el Teatro María Guerrero por pocos días: del 26 al 29 de septiembre.