“Electric Slave” de Black Joe Lewis. Blues de alta distorsión

 

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Por Kepa Arbizu.

Ya sabíamos por lo escuchado hasta el momento que Black Joe Lewis tenía una forma de acercarse a los sonidos clásicos negros, principalmente el blues y el soul, realmente dinámica, vibrante y contundente. Pero lo que nos depara este “Electric Slave” no era para nada lo que se podía esperar  a priori, ya que aquí las revoluciones se disparan y atronará el rugido del músico. Así que abróchense los cinturones para este nuevo álbum, quedan advertidos.

Quizás deberíamos haber estado ya avisados de este cariz tras ver que en su anterior trabajo, “Scandalous”, incorporaba una visión/actitud más guitarrera de esos estilos clásicos que había recreado con una tremenda soltura y personalísima forma en su genial disco debut “Tell’ em What Your NameIs”. Dos años después, ese nuevo camino emprendido  se radicaliza todavía más dando vida a un álbum sorprendente.

Unas modificaciones que también van a abarcar otros contextos, menos esenciales, como la ubicación del intérprete en una nueva discográfica, Vagrant, o el cambio de nomenclatura, ahora aparece solo el nombre del músico texano, a pesar de que siguen tomando parte varios de sus habituales compinches (un término que nada más hay que ver la portada para entenderlo) de The Honeybears. La figura del productor también va a variar y en esta ocasión será Stuart Sikes (Cat Power, The White Stripes, The Walkmen…) el encargado de dicha tarea.

Lo que en otros discos ha sido la norma, en este nuevo trabajo se convierte en la excepción, y esto hace referencia a, por ejemplo, un tema con las características de  “Come to My Party”, donde el músico da rienda suelta a su habitual soul-funk adrenalítico a lo James Brown. Lo que va a predominar por encima de todo en el resto de canciones es un sonido de guitarras en las que se impone  la distorsiónmás rotunda y contundente.

black-joe-lewis-electric-slavePrecisamente por esto no es casual que el tema elegido para abrir el disco sea “Skulldiggin”, en el que se asoman esos ritmos y sonoridades que recuerdan a los The White Stripes más oscuros y retorcidos. En una lógica progresión aparecen canciones como “Make Dat Money”  o “Dar Es Salaam”, donde es el mismísimo Hendrix el que se aparece, o como mínimo la representación que de él hacían los primeros The Black Keys. Pero aquí entra en juego un matiz esencial que traslada al disco una marcada excepcionalidad, y es la uniónde este tipo de composiciones  con una vibrante sección de metales, algo realmente curioso  y de un resultado perfecto. Una sensación que tomará su máxima expresión en “My Blood Ain’t Runnin’ Right”, un auténtico desbarre sonoro. Todavía habrá espacio para el blues, relativamente, más clásico en “Vampire”, poseedora de una gran intensidad.

Pero el músico no se va a detener ahí y va a recurrir a otros subterfugios para continuar en su afán por “ensuciar” y endurecer su estilo. Para ello recurrirá a una explosiva mezcla entre el rockabilly y el punk en “Young Girls”. En “Guilty”, por otra parte, continúa con empuje y arrogancia al estilo de The Stooges. El lado más “garagero”, que también lo podremos encontrar, llega con “The Hipster” o “Mammas Queen”, construcciones realizadas a base de trabajar la  influencia de bandas como The Sonics.

Puede que para los conocedores de la obra de Black Joe Lewis el primer contacto con este “Electric Slave” sea desconcertante, pero rápidamente uno se da cuenta de que tras ese marasmo de guitarras y distorsión se encuentra su estilo y bagaje clásico, herencia directa del blues y del soul. Lo que es seguro, ya sea para neófitos o expertos, es que el álbum se convierte en un vendaval del que es imposible escapar, algo que terminaremos  por agradecer.

 

Escucha Electric Slave de Black Joe Lewis en Spotify

 

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