Dacia Maraini: «En tiempos de crisis estalla la creatividad».
Por Carlos Gamissans @Gamissans
La italiana Dacia Maraini (Fiesole, 1936) es una de las autoras más traducidas e influyentes en la literatura contemporánea europea. Su obra (que abarca diversos géneros como novela, teatro o cuento) se ha caracterizado por su compromiso con la sociedad y su denuncia de las injusticias. La calidad de su prosa la ha llevado a ser candidata al Nobel por su país. En esta entrevista habla sobre literatura y política.
–Alguna vez ha dicho que el escritor debe escribir sobre el mal, sobre lo que no funciona en la sociedad. ¿Qué lecciones podemos extraer de la crisis económica?
Que todo cambia muy velozmente. El bienestar no es algo inamovible y el mundo se ha vuelto más pequeño. Europa no se puede considerar como una isla separada del mundo. Las relaciones con otros países como China, Rusia o Brasil son más importantes que nunca, lo que tiene consecuencias también internas.
–¿Vivimos malos tiempos para la cultura o esta todavía puede ser una fuerza inspiradora para mejorar la sociedad?
No creo que vivamos una mala época. De hecho, en los tiempos de crisis suele estallar la creatividad, como ocurrió en Italia tras el fascismo. Por ejemplo, ahora el gobierno de Berlusconi ha provocado que los escritores jóvenes vuelvan a mostrarse comprometidos y unidos en contra de la pobreza, la injusticia y los retos medioambientales, algo que parecía olvidado desde los sesenta. Quizá este sea uno de los pocos efectos positivos de la época de Berlusconi, que imponía el discurso dominante desde su omnipresencia en los medios de comunicación.
–La clase política no parece capaz de solucionar esos problemas.
Hay un divorcio entre los ciudadanos y la clase dirigente. La corrupción también es grave, aunque al menos ahora hay más información sobre ella. Pero no han sido los políticos quienes le han puesto freno, ha tenido que intervenir la justicia.
–Otro de los asuntos en los que se ha centrado su obra ha sido la desigualdad que sufren las mujeres. ¿Es más lo que se ha avanzado o lo que falta por conseguir?
Desde los sesenta se ha producido una emancipación y reformas legales que en teoría aseguran la igualdad. Pero cambiar las mentalidades es mucho más complicado. Hay costumbres arcaicas muy arraigadas que perpetúan antiguos privilegios e impiden que esa paridad sea real. Esta cultura machista no se da solo entre los hombres, también algunas mujeres participan de ella. El camino de la emancipación provoca reacciones furibundas. De hecho, los casos de violencia están aumentando sobre todo en el ámbito familiar.
–¿Qué destacaría de la cultura española?
De los clásicos del castellano destacaría El Lazarillo de Tormes, que fue uno de los libros que me cambió la vida cuando lo leí a los dieciséis años. Los italianos y los españoles tenemos muchos lazos en común, pero debería desarrollarse más el intercambio cultural, por ejemplo a través de las traducciones. Conocemos mejor la cultura norteamericana que la europea. Somos víctimas que consienten el mercado americano y perdemos de vista que Europa es un continente lleno de ideas y proyectos.